Cortina de humo
La iniciativa del presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, de exigir a las industrias tabaqueras una compensaci¨®n por el gasto sanitario ocasionado por el tratamiento de enfermedades derivadas del consumo de tabaco ha provocado esta semana una reacci¨®n cient¨ªfica sumamente favorable y otra pol¨ªtica sumamente desfavorable. Por una parte, el Comit¨¦ Nacional de Prevenci¨®n del Tabaquismo, reunido en Sevilla en el primer Congreso sobre Prevenci¨®n y Tratamiento del Tabaquismo, le ha dado su 'apoyo absoluto'. Por otra, ha sido descalificada por los partidos de la oposici¨®n. La presidenta del PP en Andaluc¨ªa, Te¨®fila Mart¨ªnez, ha dicho de ella que es una 'cortina de humo para ocultar la inactividad y falta de capacidad' del Gobierno andaluz. Y el coordinador general de IU, Diego Valderas, la ha despachado como 'una propuesta electoral que, como el Guadiana, aparece y desaparece seg¨²n el inter¨¦s'.
Esta contradicci¨®n entre la valoraci¨®n cient¨ªfica y pol¨ªtica de una misma iniciativa no deja de resultar inquietante. Y m¨¢s en un terreno como ¨¦ste. La pol¨ªtica tiene su autonom¨ªa y no tiene por qu¨¦ someterse a dictados cient¨ªficos en ning¨²n terreno, ni siquiera en el de la salud. El Gobierno de supuestos t¨¦cnicos o especialistas es una falacia, que no ha existido ni existir¨¢ nunca. Cuando se presenta alguno como tal, lo que se pretende con ello es enmascarar opciones pol¨ªticas que no se atreven a presentarse como tales ante los ciudadanos y se disfrazan de opciones 't¨¦cnicas'.
Pero una cosa es someterse sin m¨¢s a la opini¨®n de los especialistas a la hora de hacer pol¨ªtica y otra desconocer por completo su opini¨®n al adoptar una iniciativa. Si la sociedad tiene un problema serio, como es el del coste sanitario generado por el consumo de tabaco, oir a los expertos a la hora de dise?ar una pol¨ªtica para hacerle frente parece bastante razonable. Y obtener el aval cient¨ªfico es se?al de que se camina en buena direcci¨®n.
Otra cosa es que con el aval cient¨ªfico se ponga fin al debate pol¨ªtico. Obviamente el Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa no puede pretender que los partidos de la oposici¨®n secunden su iniciativa por haber sido apoyada por los expertos. Pero una iniciativa que ha recibido ese aval no deber¨ªa ser descartada sin m¨¢s como si careciera de cualquier tipo de consistencia.
Quiere decirse, pues, que la iniciativa merece ser estudiada de verdad, esto es, valorada tanto desde el punto de vista de la conveniencia y oportunidad de ponerla en pr¨¢ctica, como desde el punto de vista de la manera en que habr¨ªa que hacerlo. ?Debe adoptarse una iniciativa como ¨¦sta? Y en el caso de que as¨ª sea ?c¨®mo se deber¨ªa poner en pr¨¢ctica para que prosperara?
Estos son los t¨¦rminos en los que deber¨ªa situarse el debate pol¨ªtico. ?Es serio el problema del coste sanitario derivado del consumo del tabaco o no lo es ? ?Debe el Gobierno responsable de la Administraci¨®n sanitaria, en nuestro caso, la Junta de Andaluc¨ªa, adoptar alguna iniciativa espec¨ªfica para enfrentarse al mismo o no debe hacerlo? En el caso de que se considerara que debe adoptarse alguna, ?es razonable la iniciativa propuesta por el presidente Manuel Chaves o hay alguna otra que ser¨ªa m¨¢s oportuna?
Despu¨¦s de haber le¨ªdo las declaraciones de Te¨®fila Mart¨ªnez y de Diego Valderas no s¨¦ si es que consideran que el coste sanitario de las enfermedades derivadas del consumo de tabaco no es un problema o si es que consideran que la iniciativa del presidente de la Junta de Andaluc¨ªa es un disparate y ellos disponen de una mejor. Creo que lo menos que se les puede exigir es que lo aclaren.
La iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa sit¨²a el problema en un terreno distinto del que lo hab¨ªan situado los fumadores que hab¨ªan demandado a las compa?ias tabaqueras. Frente a los consumidores individuales las compa?¨ªas han opuesto, con ¨¦xito hasta la fecha ante los tribunales de justicia, que el consumo de tabaco es consecuencia de una decisi¨®n libre del fumador, que decide fumar a pesar de las advertencias que se le hacen sobre los perjuicios para su salud. Esto es algo que la iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa no pone en cuesti¨®n.
El interrogante que la iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa suscita y al que pretende dar respuesta es el siguiente: ?qui¨¦n debe soportar el coste sanitario originado por el consumo de tabaco? ?Los ciudadanos no fumadores o las compa?¨ªas tabaqueras?
La iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa no discute que los ciudadanos tienen libertad para fumar y para no fumar y que, del ejercicio de su libertad personal, no se deriva ninguna acci¨®n contra las compa?¨ªas tabaqueras. Lo que plantea es que esa relaci¨®n entre los fumadores y las compa?¨ªas tabaqueras tiene unos costes y que esos costes est¨¢n siendo soportados por los ciudadanos que no fuman. Una vez que se conocen cu¨¢les son esos costes y que est¨¢n razonablemente cuantificados, ?deben continuar siendo soportados esos costes por los ciudadanos que no fuman o deben ser repercutidos sobre quienes los originan?
Es claro que en este momento los fumadores, mediante el pago del impuesto con el que est¨¢ gravado el consumo del tabaco que satisfacen ellos ¨ªntegramente, contribuyen parcialmente al gasto sanitario que su consumo origina. Pero ?contribuyen en la misma medida las compa?¨ªas tabaqueras?
Obviamente no. Las compa?¨ªas tabaqueras pagan impuestos como los puede pagar una compa?¨ªa que produce galletas o frigor¨ªficos. Pero el consumo de galletas o frigor¨ªficos no genera ning¨²n gasto sanitario y el de tabaco s¨ª. Esta es la diferencia. Los beneficios de las compa?¨ªas tabaqueras se ven incrementados como consecuencia de que todos los dem¨¢s, ciudadanos no fumadores y compa?¨ªas no tabaqueras, cargan con los costes sanitarios que el consumo de tabaco genera. Es su actividad econ¨®mica la que origina el coste y los dem¨¢s lo soportamos. ?Por qu¨¦?
Este es el n¨²cleo de la cuesti¨®n desde una perspectiva pol¨ªtica y jur¨ªdica y no la libertad de cada fumador individual. Y no es ninguna cortina de humo.
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