Empantanados
El jueves, CiU vot¨® en el Congreso a favor del Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN), 15 d¨ªas despu¨¦s de que votara exactamente lo contrario en el Parlamento catal¨¢n. Entonces, el PP le castig¨®, dej¨¢ndola en minor¨ªa en cuatro votaciones, e impuso al Gobierno catal¨¢n la retirada del mapa e¨®lico y el cambio de sede para una central el¨¦ctrica que estaba previsto construir junto al Ebro. El portavoz de CiU, Xavier Trias, aleg¨® que no votaba a favor del PHN, sino contra la propuesta socialista de devoluci¨®n. Bien sabe que dos negaciones afirman y, por tanto, que su grupo apoyaba en Madrid lo que hab¨ªa rechazado en Barcelona.
CiU se justific¨® alegando que el Gobierno hab¨ªa accedido a negociar algunas de sus peticiones que har¨ªan aceptable el Plan Hidrol¨®gico. El PHN prev¨¦ trasvasar 1.050 hect¨®metros c¨²bicos del agua del Ebro. El Gobierno catal¨¢n defiende que esa cantidad se reduzca a 200 tomados del cauce del r¨ªo y otros 400 que saldr¨ªan del agua que ahora tienen los regantes en concesi¨®n. As¨ª, el trasvase morir¨ªa en Murcia y el agua prevista para Almer¨ªa (95 hect¨®metros c¨²bicos) no saldr¨ªa del Ebro, sino de una desaladora por construir. Barcelona y su ¨¢rea metropolitana obtendr¨ªan los 355 hect¨®metros del R¨®dano. Adem¨¢s, CiU defiende que las comarcas del Ebro sean compensadas con inversiones.
El problema es que a la misma hora en que CiU explicaba que esas condiciones eran el motivo para no rechazar el plan en el Congreso, el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, aseguraba que, hoy por hoy, no hay pacto alguno entre el PP y CiU. Ni sobre compensaciones econ¨®micas ni sobre el R¨®dano. En efecto, la actitud del Gobierno y del PP en este asunto ha sido siempre la misma: CiU ya recibe una compensaci¨®n suficiente por su respaldo al trasvase, el apoyo en el Parlamento catal¨¢n, donde Jordi Pujol se mantiene gracias a los votos de los 12 diputados populares.
Eso es tan evidente que el PP ni siquiera guarda el luto. Horas despu¨¦s de atornillar a los diputados nacionalistas recurri¨® ante el Tribunal Constitucional una de las piedras de toque de la pol¨ªtica econ¨®mica de Pujol: la ley que grava con un impuesto especial las grandes superficies, ese tributo pujolista en el altar del peque?o comercio. El PP mataba as¨ª dos p¨¢jaros de un tiro: defend¨ªa la visi¨®n unitaria de Espa?a (con el argumento de la unidad de mercado) ante sus sectores m¨¢s antinacionalistas y deterioraba a su aliado convergente al impedirle cumplir los compromisos contra¨ªdos ante su electorado.
Es encomiable que el PP no quiera quedarse solo en la defensa del Plan Hidrol¨®gico. Los grandes proyectos de infraestructuras hidr¨¢ulicas, ferrocarriles, aeropuertos o carreteras, que tanto influyen en la vertebraci¨®n de un pa¨ªs, exigen un m¨¢ximo nivel de consenso pol¨ªtico y territorial, porque su desarrollo requiere plazos mayores a dos legislaturas y porque acaban encallando si no logran conjugar intereses distintos. Por eso, el PHN, sin los votos de CiU, tiene el riesgo de nacer muerto.
No es seguro adem¨¢s que tenga larga vida si se impone con la oposici¨®n de las tres principales comunidades (Catalu?a, Arag¨®n y Navarra) por las que discurre el Ebro. La ejecuci¨®n del plan requiere al menos tres lustros, bastante m¨¢s que lo que, previsiblemente, queda de mayor¨ªa absoluta. As¨ª, el empantanamiento del PP en su rodillo trasluce m¨¢s su prepotencia que una voluntad real de llevar el proyecto a buen fin. Con el riesgo de acabar suscitando, so pretexto de repartir el agua, tensiones territoriales que afecten precisamente a la cohesi¨®n y a la convivencia.
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