?Qu¨¦ le pasa doctor?
Las movilizaciones de los m¨¦dicos interinos esta semana han destapado la inestabilidad del personal sanitario
Si ha ido al m¨¦dico esta semana a lo mejor ha notado que el doctor llevaba una bata gris, en lugar de una bata blanca en se?al de protesta, o que de las ventanas y los pasillos del hospital colgaban s¨¢banas y carteles en los que pod¨ªa leerse 'huelga'. Quiz¨¢ se percat¨® de que miles de estudiantes de las 27 facultades de medicina de Espa?a cortaron el jueves durante horas el Paseo de la Castellana en Madrid. Pues bien, uno de esos m¨¦dicos en huelga puede ser el suyo y uno de esos estudiantes podr¨ªa ser el de sus hijos en a?os futuros. Si quiere saber qu¨¦ les pasa siga leyendo.
Jos¨¦ Antonio Balsa, un m¨¦dico de 39 a?os, lleva 10 en el equipo de endocrinolog¨ªa del hospital madrile?o Ram¨®n y Cajal. Hace una semana se enter¨® de que su nombre era uno de los 197 que figuraban en la 'lista negra' de m¨¦dicos que iban a ser cesados. 'Tenemos familia, hipotecas, y una vida aqu¨ª. Nos hemos enterado de un d¨ªa para otro y si no nos reubican en alg¨²n sitio nos quedamos en la calle y no tenemos derecho a ser indemnizados', comenta.
Los m¨¦dicos interinos representan el 42% de los 16.500 especialistas del Insalud
La incertidumbre y la inestabilidad laboral del personal sanitario se extiende a todas las categor¨ªas.Los 4.000 estudiantes (de los 10.000 que acuden cada a?o) que consiguen, tras los seis cursos de carrera, superar la oposici¨®n para especializarse y convertirse en m¨¦dicos internos residentes (MIR) podr¨¢n lograr, con mucha suerte, un contrato eventual en un hospital. De lo contrario, se ver¨¢n avocados a la medicina privada.
Balsa refleja el perfil de los 5.300 especialistas interinos con los que cuenta hoy el Sistema Nacional de Salud, que representan un 42% de los 16.500 especialistas que hay en el territorio Insalud -que no abarca Galicia, Pa¨ªs Vasco, Navarra, Catalu?a, Valencia, Andaluc¨ªa y Canarias, donde las competencias est¨¢n ya transferidas-. Todos ellos se han puesto en huelga esta semana para mostrar su desacuerdo con el cese de 197 compa?eros, que van a ser remplazados por otros tantos m¨¦dicos con plaza en propiedad que han solicitado su traslado. Pero ?por qu¨¦?.
La historia se remonta, por lo menos, dos a?os atr¨¢s. Entonces ya hab¨ªa unos 4.000 m¨¦dicos nombrados interinos en el Insalud. El nombramiento es la ¨²nica figura jur¨ªdico-administrativa que ampara a esta clase de facultativos. Son m¨¦dicos especialistas que ocupan plazas vacantes a la espera de que, en un plazo de nueve meses seg¨²n la normativa, se convoquen oposiciones a plazas fijas. Pero hace 12 a?os que el Insalud no convoca una oposici¨®n y, por eso, hay m¨¦dicos que llevan tanto tiempo como interinos, aunque operan, realizan transplantes y atienden consultas, como 'los pata negra', los fijos en su argot.
'Nosotros no tenemos derecho a cobrar antig¨¹edad, ni a promocionar, ni a solicitar el traslado y nos pueden echar sin indemnizarnos', explica Javier Ortiz, psiquiatra interino en el Ram¨®n y Cajal.
En 1998, sindicatos e Insalud, trataron de regular esta situaci¨®n convocando una oposici¨®n extraordinaria con 4.000 plazas. Pero fue impugnada por los que consideraron que no hab¨ªa suficientes puestos de traslados y se anul¨®. Ahora, los mismos, han ganado un juicio en el Tribunal Supremo, que ha autorizado el traslado de los 197 m¨¦dicos, sin que el Insalud haya previsto nada para los correspondientes cesados.
'Las necesidades sanitarias han ido generando empleos irregulares. Los interinos han copado las plazas de las especialidades m¨¢s punteras, como transplantes, sida o implantes. Ahora, al reemplazarlos, rompen equipos de trabajo completos, como el que separ¨® a las siamesas en el 12 de Octubre', explica Pedro Tarquis, secretario de la Asociaci¨®n Nacional de Facultativos Especialistas Interinos (ANFEI).
Este oscuro futuro es el que se les presenta, con suerte, a los contratados como Jos¨¦ Andr¨¦s Dom¨ªnguez. A sus 30 a?os, con un expediente plagado de sobresalientes y matr¨ªculas y tras hacer cinco a?os de especialidad en neurolog¨ªa, tiene un contrato de guardias. Trabaja ocho d¨ªas al mes. Le dan de alta en la Seguridad Social el d¨ªa que trabaja y le dan de baja al d¨ªa siguiente. No tiene derecho a paro, ni a estar de baja 'ni a nada, porque no cotizo', dice. Sin embargo, se encarga de reanimar a los j¨®venes que llegan los fines de semana al borde de la muerte tras un accidente de tr¨¢fico o de intubar a quien llega con una parada cardiorespiratoria: su sitio est¨¢ en la puerta de urgencias. 'Lo peor de todo es que, encima, tengo que estar agradecido porque me hayan elegido para este puesto', a?ade.
Por debajo est¨¢n los MIR, con una futuro m¨¢s negro que oscuro. 'Somos mano de obra barata', dice uno sin dar su nombre. Gema Blanco, en su pen¨²ltimo a?o de especialidad, afirma que opt¨® por la de anestesia, entre otras cosas, porque tiene m¨¢s salidas. 'Preferir¨ªa trabajar en la p¨²blica, pero si no me ofrecen nada me ir¨¦ a la privada', dice.
En el ¨²ltimo escal¨®n, los miles de estudiantes de Medicina libran su propia batalla expuestos, como se vi¨® el jueves en Madrid, a las agresiones de la polic¨ªa. Su principal reivindicaci¨®n la resume Paloma Pardo, de quinto curso: 'Si desde 1995 nos obligan a tener una formaci¨®n pr¨¢ctica de postgrado para ejercer, deben poder recibirla todos los estudiantes y no s¨®lo los que aprueben la oposici¨®n a MIR'.
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