Un escritor en un mundo lleno de ruido
Lo que Javier Mar¨ªas lleva haciendo desde hace mucho tiempo es tomarse radicalmente en serio el trabajo de la escritura. Llega a parecer sospechoso que un escritor se dedique a escribir en un contexto donde la exigencia de figurar cobra un relieve mucho mayor, da m¨¢s lustre y hasta genera m¨¢s beneficios. Quiz¨¢ por eso el nombre de Mar¨ªas no es muy habitual en el circo de premios que conceden editoriales e instituciones en nuestro pa¨ªs.
Por el volumen de su producci¨®n, y por su indiscutible calidad, sorprende constatar que s¨®lo le hayan concedido el Premio Ciudad de Barcelona por Todas las almas y el de la Cr¨ªtica por Coraz¨®n tan blanco. Poca cosa, sobre todo si se compara la parquedad de esos galardones con la variedad y cantidad de premios internacionales que ha recibido en los ¨²ltimos tiempos (el R¨®mulo Gallegos, el Mondello, el Impac, el Nelly Sachs, el Grinzane Cavour, el Alberto Moravia o el F¨¦mina, entre otros).
Sea como sea, todo ello carece de importancia si se tiene en cuenta que la tarea de un escritor no es tanto la de subir los pelda?os de un supuesto escalaf¨®n burocr¨¢tico, sino la de trabajar con las palabras. Y es eso lo que ha hecho Mar¨ªas. Y ha sido eso lo que lo ha conducido a ser uno de los narradores m¨¢s importantes de su generaci¨®n, de los pocos que ha marcado pautas, abierto nuevos caminos y generado formas distintas de seducir a sus lectores. Con Los dominios del lobo, su primera novela, Mar¨ªas se puso a contar historias cuando la mayor¨ªa se enredaba en el barullo de los experimentalismos. Cuando la man¨ªa de contar historias se impuso, en Todas las almas, Mar¨ªas introdujo en su narraci¨®n elementos mestizos. En fin, Negra espalda del tiempo ha abierto su obra hacia nuevos derroteros.
Babelia
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