M¨¢scaras y fracturas
Froil¨¢n Elespe, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Lasarte, elegido en las listas del Partido Socialista de Euskadi, que gobierna el municipio con mayor¨ªa absoluta, fue asesinado el pasado martes d¨ªa 20 por un pistolero de la banda etarra, que le dispar¨® a la nuca cuando la v¨ªctima elegida se encontraba en la barra de un c¨¦ntrico establecimiento de comidas. Todas las informaciones coincidieron en subrayar que el asesino actu¨® a cara descubierta, sin necesidad de velar su rostro como es norma habitual incluso en los verdugos de oficio para ahorrarse resentimientos. Pero las im¨¢genes de televisi¨®n que enseguida estuvieron disponibles mostraron a los polic¨ªas aut¨®nomos enmascarados con pasamonta?as porque ser reconocibles por el p¨²blico equivale a multiplicar el riesgo. Est¨¢ claro, pues, que el miedo en el Pa¨ªs Vasco est¨¢ mal repartido. Los que asesinan se sienten impunes y calculan que al mostrar su identidad para nada incurren en peligro alguno, mientras que los agentes del orden, los polic¨ªas de todos, sienten la necesidad de protegerse refugi¨¢ndose en el anonimato.
Ha transcurrido una semana pero todav¨ªa nos falta informaci¨®n sobre la actitud de los parroquianos y de quienes les atend¨ªan presentes en el local junto a Froil¨¢n. Se dir¨ªa que en el supuesto m¨¢s favorable debieron resultar todos paralizados por el p¨¢nico. Todo sucedi¨® en la pr¨¢ctica como si se hubieran visto afectados de una par¨¢lisis generalizada e invencible. Al contrario de la reacci¨®n que se produjo en Sevilla el 16 de octubre pasado, cuando la colaboraci¨®n de ciudadanos de a pie permiti¨® a la polic¨ªa detener en la calle a los que sal¨ªan de la consulta del otorrinolaring¨®logo doctor Antonio Mu?oz Cari?ano despu¨¦s de haberle asesinado con el ca?¨®n de su pistola todav¨ªa caliente. De donde, en principio, hay que concluir que la aplicaci¨®n de los mismos est¨ªmulos en Sevilla y en Lasarte producen reacciones diferentes. All¨ª de colaboraci¨®n c¨ªvica para la detenci¨®n de los asesinos, aqu¨ª de cobarde desentendimiento a favor de su impunidad.
Est¨¢ claro el campo de la normalidad y el de la patolog¨ªa, pero en este segundo aparecen enseguida los esforzados miembros del cuerpo de Bombeiros Voluntarios decididos a separar a los contendientes, es decir, a que se retire el cad¨¢ver al dep¨®sito correspondiente y a que los asesinos se replieguen con orden, habida cuenta de la leg¨ªtima contribuci¨®n que prestan a la soluci¨®n del contencioso, por decirlo como gustaba el anterior prelado de la di¨®cesis, monse?or Seti¨¦n, y repite ahora casi con las mismas palabras su relevo, el deseado monse?or Uriarte. El objetivo marcado es evitar que se produzca la fractura social en el Pa¨ªs Vasco. Un objetivo que recuerda la obsesi¨®n del entonces general Armada cuando en pleno 23-F se afanaba en evitar el peor de los males: la fractura del Ej¨¦rcito. Pero, ?jardinero m¨ªo!, ?primor de mis camelias!, si el Ej¨¦rcito ya se hab¨ªa dividido, aunque afortunadamente no por la mitad. De una parte estaban los que hab¨ªan asaltado el Congreso y manten¨ªan all¨ª secuestrados por la fuerza de las armas al Gobierno y a los diputados. Adem¨¢s, en el mismo bando de los asaltantes se encontraban todas aquellas unidades que se hab¨ªan solidarizado con ellos y los respaldaban. De la otra, los que habiendo rehusado la invitaci¨®n para sumarse a los sublevados acabaron cancelando sus dudas y aceptando la disciplina del Mando Supremo. Del mismo modo, volviendo a nuestro asunto de partida, en el Pa¨ªs Vasco la fractura social es ya un hecho aunque los disparos no sean cruzados y vayan s¨®lo en una direcci¨®n porque los que hasta ahora est¨¢n sirviendo de blanco, puestos en el l¨ªmite, hayan preferido y sigan prefiriendo ser asesinados que asesinos, conforme a la m¨¢xima del gran Arturo Soria y Espinosa.
Entre tanto, qu¨¦ interesante el libro de Carmelo Moreno del R¨ªo La comunidad enmascarada, editado por el CIS y Siglo XXI, y qu¨¦ inexplicable, dada la temperatura ambiente, que las visiones sobre Euskadi de los partidos pol¨ªticos vascos que describe y los an¨¢lisis de los diarios que tabula s¨®lo abarquen el periodo 1986-1996 y nos dejen con cinco a?os de retraso.
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