La Base de Manta, primera parada
La pol¨¦mica en torno a este puerto 'hace sonar los tambores de guerra del conflicto colombiano'
La pista y los hangares de la Base A¨¦rea de Manta, un puerto ecuatoriano en el Pac¨ªfico, que se ha convertido en uno de los centros clave en la estrategia anti narc¨®ticos estadounidense en Suram¨¦rica, se habilitar¨¢n en los pr¨®ximos meses para la operaci¨®n de los Awacs, los aviones m¨¢s sofisticados para el control del tr¨¢fico de drogas. Para los Gobiernos de Ecuador y de Estados Unidos estos trabajos no tienen ninguna trascendencia pol¨ªtica, pues se ajustan a un cronograma establecido de antemano. Varios sectores de opini¨®n consideran, sin embargo, que los soldados y aviones de Estados Unidos asentados en Manta desde hace poco m¨¢s de un a?o "han hecho sonar los tambores de guerra del conflicto colombiano", del que el Ecuador hab¨ªa conseguido mantenerse al margen durante m¨¢s de medio siglo.
El convenio que autoriza la presencia militar estadounidense durante 10 a?os fue suscrito en 1999
Te¨®ricamente, Estados Unidos puede utilizar las instalaciones militares ¨²nicamente para detectar el tr¨¢fico a¨¦reo, mar¨ªtimo y terrestre de la droga y no para operaciones militares.
"Desde aqu¨ª no se va a perseguir a ning¨²n guerrillero", advierte el coronel Jos¨¦ Boh¨®rquez, jefe de la base a¨¦rea de Manta, en una entrevista telef¨®nica con EL PA?S. A?ade, sin embargo, que "si [la guerrilla] est¨¢, como se dice, relacionada con el tr¨¢fico de drogas, se va a sentir herida" con la presencia estadounidense en la base ecuatoriana, aunque aclara que los aviones que operan en Manta sirven s¨®lo para tareas de comunicaci¨®n y "no est¨¢n preparados para la fumigaci¨®n de los cultivos de coca ni para llevar armamento".
El convenio que autoriza la presencia militar estadounidense en Manta durante diez a?os, y por el que el Ecuador no ha recibido pago alguno, fue suscrito en noviembre de 1999 por el defenestrado presidente Jamil Mahuad. Desde hace poco m¨¢s de un a?o, los aviones de vigilancia P-3, pintados con una anodina franja gris y dotados de radares altamente sensibles, han utilizado a Manta como base de operaciones para detectar cargamentos de droga e informar a las fuerzas de seguridad de cada pa¨ªs de los movimientos il¨ªcitos.
La pista ser¨¢ preparada ahora para la operaci¨®n de "aviones de m¨¢s peso y de m¨¢s envergadura", dice Boh¨®rquez. Estados Unidos invertir¨¢ 63,5 millones de d¨®lares en la reparaci¨®n de la pista y en montar los sistemas de radar y de iluminaci¨®n.Al menos 200 estadounidenses, entre civiles y militares, se instalar¨¢n cuando la pista est¨¦ en pleno funcionamiento.
La Base de Manta ha reemplazado a la de Base A¨¦rea de Howard en Centroam¨¦rica, que Estados Unidos debi¨® abandonar en cumplimiento de los acuerdos sobre el Canal de Panam¨¢. Junto a las instalaciones en el Caribe y El Salvador, el puerto ecuatoriano forma parte de la nueva estructura de vigilancia del narcotr¨¢fico en la regi¨®n. Manta ofrece una ventaja operativa, desde la perspectiva estadounidense, pues la mayor¨ªa de las 136.000 hect¨¢reas de cultivos de coca que existen en Colombia se concentran a pocos minutos de vuelo de la Base, en las regiones del Putumayo, en la frontera con el Ecuador, y en la regi¨®n del Caquet¨¢, pocos kil¨®metros al norte.
Los soldados estadounidenses han intentado, desde su llegada a este nuevo puesto militar, tender puentes con la poblaci¨®n de 200.000 habitantes. Han hecho donativos de maquinaria pesada a los Ayuntamientos de la zona y pupitres a las escuelas m¨¢s pobres. M¨¦dicos militares ofrecen atenci¨®n gratuita y la banda de m¨²sicos de la Armada estadounidense se presenta en las noches de fiesta de las peque?as y abandonadas poblaciones aleda?as.
La estrategia ha resultado eficaz. Encabezadas por el alcalde de la ciudad, Jorge Zambrano, se han realizado varias marchas en respaldo de la presencia estadounidense que, suponen, atraer¨¢ en el futuro grandes inversiones. No se piensa lo mismo en todo el pa¨ªs.
"Ecuador cometi¨® un nefasto error al entregar la Base de Manta (...). No se actu¨® con mesura, no se avizor¨® el futuro. Hemos pasado a ser parte de una guerra que no es nuestra", dice la diputada Nina Pacari, de Pachakutik, un partido mayoritariamente ind¨ªgena, de oposici¨®n al r¨¦gimen del presidente, Gustavo Noboa.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos y partidos pol¨ªticos de izquierda impugnaron la legalidad de la presencia estadounidense en Manta ante el Tribunal Constitucional de Ecuador, que fall¨® a favor del convenio.
El debate sobre la Base de Manta se torn¨® a¨²n m¨¢s agrio, tras el inicio del Plan Colombia, la multimillonaria iniciativa del Gobierno de Estados Unidos, que cuenta con 1.300 millones de d¨®lares para dar asistencia militar a las Fuerzas Armadas colombianas para el combate al narcotr¨¢fico y la erradicaci¨®n de los cultivos de la hoja de coca. Una guerra que se libra ya en una zona muy pr¨®xima a la frontera norte ecuatoriana.
"Ecuador hab¨ªa mantenido hasta ahora la pol¨ªtica de no involucrarse en el conflicto colombiano (...) y hasta hab¨ªa convivido con la presencia de los guerrilleros que cruzaban desarmados la frontera para abastecerse, pero la Base de Manta ha hecho sonar los tambores de guerra y Ecuador ha pasado a convertirse en un actor m¨¢s del conflicto de Colombia", dice Sim¨®n Pachano, profesor de pol¨ªtica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, una universidad con sede en Quito.
Pachano opina que Ecuador deber¨ªa declarar la neutralidad ante ese conflicto y exigir el pago de reparaciones e indemnizaciones por los posibles efectos de la fumigaci¨®n de los cultivos o por los desplazamientos de personas que puedan producirse por la intensificaci¨®n de los combates en el otro lado de la frontera.
En lugar de ello, "se ha involucrado en un conflicto ajeno", una situaci¨®n que s¨®lo puede explicarse por "una visi¨®n err¨®nea, muchas presiones y la profunda crisis que vive el pa¨ªs". La Embajada estadounidense en Quito ha insistido en sus comunicados de prensa en que no existe ning¨²n v¨ªnculo entre las acciones previstas en la Base de Manta y el Plan Colombia, aunque "los dos tienen el objetivo com¨²n de luchar contra el narcotr¨¢fico en la regi¨®n".
El ministro de Gobierno, Juan Manrique, asegura que el convenio que suscribi¨® Ecuador con Estados Unidos fue anterior al inicio del pol¨¦mico plan y, por lo tanto, ambos no guardan relaci¨®n alguna. Reconoce, en cambio, que la nueva estrategia anti narc¨®ticos prevista en el Plan Colombia ha aumentado la inseguridad en el pa¨ªs, especialmente en la frontera norte.
Tres misiones de congresistas estadounidenses han llegado a Ecuador para analizar los efectos del nuevo programa anti narc¨®ticos. Finalmente, tras largas gestiones, Estados Unidos ha comprometido 150 millones de d¨®lares para un programa de seguridad y desarrollo fronterizos.
Mientras tanto, los enfrentamientos en el Putumayo han provocado el desplazamiento hacia Ecuador de centenares de colombianos, y existe una gran preocupaci¨®n entre los habitantes de las zonas de frontera, muchos de ellos ind¨ªgenas, por los efectos que la utilizaci¨®n del herbicida glyphosate producir¨¢ en el medio ambiente y en la salud de la poblaci¨®n, pues desde diciembre pasado se han fumigado ya 25.000 hect¨¢reas de cultivos de coca, la mayor¨ªa en el Putumayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.