El Senado vota la gran reforma de la financiaci¨®n de partidos en EE UU
John McCain, el tenaz senador republicano de Arizona, estaba anoche a un paso de conseguir su objetivo: la aprobaci¨®n por el Senado de EE UU de su reforma de la financiaci¨®n de las campa?as pol¨ªticas. Para desesperaci¨®n de su correligionario George Bush, poco partidario de esta reforma y m¨¢s interesado en que el Senado debata su propuesta de recorte de impuestos, McCain ha conseguido que su iniciativa acapare el debate parlamentario.
El proyecto de ley de McCain, que iba a ser sometido a la votaci¨®n del pleno la pasada madrugada o a lo largo de hoy, prohibe el llamado soft money, el dinero que empresas, sindicatos, grupos de presi¨®n y millonarios entregan indirectamente a los partidos pol¨ªticos para que ¨¦stos lo dediquen a sus 'actividades generales'. Ese dinero, que no tiene l¨ªmites, es destinado en la pr¨¢ctica a apoyar con publicidad televisiva a los candidatos a cargos p¨²blicos, y en los ¨²ltimos a?os se ha convertido en la pieza clave de las campa?as electorales. McCain tambi¨¦n propone prohibir en los dos meses anteriores a la cita con las urnas los llamados 'anuncios tem¨¢ticos' colocados directamente por los grupos de presi¨®n para apoyar o desacreditar a los candidatos.
McCain ha conseguido derrotar en el Capitolio varios intentos para aguar su proyecto, uno de ellos impulsado por Bush. Una posible mayor¨ªa favorable a sus tesis se forj¨® el mi¨¦rcoles, cuando el Senado, por 84 votos a favor y 16 en contra, vot¨® a favor de doblar la cantidad que los ciudadanos pueden dar directamente a los candidatos. Ese dinero, llamado hard money, pasa de 1.000 d¨®lares a 2.000 d¨®lares (de 180.000 a 360.000 pesetas). Con este matiz, la prohibici¨®n del soft money parec¨ªa anoche realizable.
Bush ha anunciado que firmar¨¢ el proyecto de McCain si consigue la mayor¨ªa. Pero al presidente no le hace feliz el que el senador que le desafi¨® en las primarias republicanas del pasado a?o est¨¦ marcando la agenda pol¨ªtica de Washington. La reforma de la financiaci¨®n, denunciada como un ataque a la libertad de expresi¨®n por varios pol¨ªticos y grupos de presi¨®n, terminar¨¢ en manos del Tribunal Supremo de EE UU.
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