?Es Marcos el despertar de Am¨¦rica Latina?
Le¨ª el art¨ªculo de Alain Touraine (Am¨¦rica Latina se despierta, EL PA?S, 11-3-2001) mientras viajaba de Argentina a Paraguay. En los dos pa¨ªses el desencanto se ha instalado entre la poblaci¨®n y son muchas las voces que con tono nost¨¢lgico comienzan a preguntarse si val¨ªa la pena transitar hacia la democracia para 'tener esto'. El descr¨¦dito en que est¨¢n sumidos muchos partidos pol¨ªticos, y los pol¨ªticos en general, tambi¨¦n ha alcanzado a las instituciones, y hasta el Mercosur, uno de los mejores logros de la regi¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas, empieza a estar bajo sospecha. En este sentido, ya emergen las primeras voces de descontento con el ensayo m¨¢s serio de integraci¨®n regional construido nunca en Am¨¦rica del Sur.
Touraine nos dice que Am¨¦rica Latina se despierta y que comienza a moverse, pero el problema es ?hacia d¨®nde? Entre las m¨²ltiples personalidades que abordaron a Rafael Guill¨¦n, mundialmente conocido como subcomandante Marcos, tras su marcha al Distrito Federal, encontramos a Hebe Bonafini, que le exhort¨® a no dejar las armas. A esta madre de la Plaza de Mayo, admiradora de ETA y de la lucha armada, no le bast¨® que una generaci¨®n de argentinos desapareciera bajo el horror de la dictadura militar. Ahora pretende que nuevas generaciones latinoamericanas se inmolen en nombre de una revoluci¨®n amorfa, por la que tambi¨¦n abogan irresponsablemente muchos de los admiradores europeos del zapatismo.
Te¨®ricamente, Am¨¦rica Latina se despierta y comienza a moverse, al igual que ya lo hiciera bajo el influjo de la revoluci¨®n cubana en la d¨¦cada de los sesenta del siglo pasado, cuando el tr¨¢nsito hacia la conquista del poder pasaba por la lucha armada. Como dec¨ªa una vieja canci¨®n de entonces: 'Am¨¦rica Latina ya lo est¨¢ gritando, / es la liberaci¨®n la que se est¨¢ acercando, / pues hay en nuestros pueblos una inmensa fe; / la senda est¨¢ trazada, / nos la mostr¨® el Che'. Pero al final ni se avanz¨® ni se cre¨® nada, aunque muchos insisten actualmente en que se vuelva al horror. Hoy, cuando la m¨ªtica figura del Che Guevara sigue encandilando a muchos j¨®venes en Am¨¦rica Latina y fuera de ella, se levantan nuevas banderas como la del indigenismo o la de la antiglobalizaci¨®n.
Grandes personajes europeos estuvieron con Marcos. Intelectuales (Touraine, Saramago, V¨¢zquez Montalb¨¢n), alg¨²n eurodiputado (Sami Na?r) y hasta Danielle Mitterrand. Muchos de ellos ya hab¨ªan peregrinado a La Realidad. Otros no. En cualquier caso, la mayor¨ªa qued¨® obnubilada por el discurso de Marcos y fue seducida por el ruido hiperb¨®lico de sus palabras (mandar obedeciendo, la voz de los sin voz, etc¨¦tera), a tal punto, que nadie os¨® introducir una gota de realidad en sus manifestaciones. Sabedores todos de la importancia de la pol¨ªtica y de los partidos, ?por qu¨¦ no le pidieron a Marcos que centrara sus esfuerzos en la creaci¨®n de un partido pol¨ªtico serio? ?Por qu¨¦ no le insistieron en mostrarle cu¨¢n ef¨ªmeros y poco consistentes son los movimientos sociales en t¨¦rminos de construcci¨®n pol¨ªtica duradera? ?Por qu¨¦ no le pusieron de relieve las ventajas de la democracia?
Es terrible el uso de un doble lenguaje o de una doble vara de medir a la hora de analizar lo que pasa en Europa y en Am¨¦rica Latina. Tras el asesinato de un concejal socialista en Lasarte a manos de ETA, Joseba Arregui public¨® un magn¨ªfico art¨ªculo en El Correo de Bilbao ('Las mentiras de ETA') denunciando la ilegitimidad de la violencia en la pol¨ªtica. Pero lo que vale en Europa y en Espa?a parece que no es aplicable en Am¨¦rica Latina. No olvidemos que durante a?os Marcos estuvo preparando la insurrecci¨®n armada en la selva Lacandona, que todav¨ªa no se ha desprendido ni de las armas ni de su capucha y que durante el zapatour amenaz¨® con volver a las andadas, aunque luego, por motivos t¨¢cticos, decidi¨® guardar silencio.
En este aspecto, la responsabilidad de los intelectuales europeos amigos de Marcos y de los zapatistas es grande. Ellos tienen acceso al gran l¨ªder medi¨¢tico de nuestro tiempo y es de suponer que a ellos s¨ª los escucha. Si Europa creci¨® y llev¨® el bienestar a su poblaci¨®n (el poco o mucho que haya, pero, en todo caso, bastante m¨¢s que el existente en Am¨¦rica Latina) fue gracias a la democracia y a la existencia de partidos pol¨ªticos estructurados, algunos de los cuales eran opciones serias que representaban desde la izquierda a los sectores populares y hoy gobiernan en muchos pa¨ªses de la regi¨®n.
Am¨¦rica Latina tambi¨¦n necesita la democracia, la alternancia en sus sistemas pol¨ªticos y la llegada de la izquierda a sus gobiernos. Pero de momento la izquierda no gana elecciones presidenciales. Y no las gana porque no est¨¢ organizada y porque le falta poder de convocatoria y capacidad de ilusionar a las masas para constituirse en una verdadera alternativa de poder. Y tambi¨¦n porque los muchos que hay rodeando a Marcos no son tantos como para ganar a los otros, que son m¨¢s, pese a tener una gran capacidad de movilizaci¨®n. Ah¨ª est¨¢n el Frente Amplio de Uruguay, el PT de Lula en Brasil o el PRD en M¨¦xico. Aunque ya no exista el fraude, ninguno ha ganado las elecciones presidenciales en su pa¨ªs dada su incapacidad de conquistar el voto del centro-izquierda, que todav¨ªa sigue siendo una tarea pendiente. En esa direcci¨®n hay que moverse. Lo dem¨¢s es volver al pasado, al t¨²nel del tiempo, al horror y la mentira, al autoritarismo y al totalitarismo.
La responsabilidad de estos intelectuales europeos es grande. Ellos deber¨ªan desenmascarar a Marcos, en el mejor sentido de la palabra, record¨¢ndole c¨®mo funciona la democracia y el peso que en ella tienen las instituciones y las ideas, de forma que abandone la creencia de que el poder surge del fusil, la prepotencia o el chantaje. No es con amenazas del tipo 'si no me recibe el pleno del Congreso me vuelvo a la selva' como se afianzar¨¢ su movimiento. La pretensi¨®n del eurodiputado Sami Na?r, atribuy¨¦ndose la representaci¨®n de todos los partidos socialistas europeos, de llevar a Marcos al Parlamento de Estrasburgo constituye una falta de respeto a la democracia mexicana, cuyas reglas de juego impiden que el subcomandante encapuchado cumpla su objetivo de hablar ante el pleno del Congreso.
S¨®lo con m¨¢s democracia y en democracia mejorar¨¢ la situaci¨®n de los ind¨ªgenas en M¨¦xico y los restantes pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Cualquier otra opci¨®n es una invocaci¨®n a caudillos populistas o salvadores de la patria, que nunca hicieron nada por mejorar la condici¨®n de los nativos. Hasta ahora, lamentablemente, han abundado en la regi¨®n semejantes personajes. Es el momento de abandonar nuestra desesperada b¨²squeda euroc¨¦ntrica del buen salvaje y de comenzar a tratar a los latinoamericanos como adultos. Hay que dejar de buscar la excentricidad y apostar por la normalidad de Am¨¦rica Latina. ?Cu¨¢ntos de sus habitantes no estar¨ªan maravillados si su pol¨ªtica fuera hoy tan aburrida como la de Suiza?
Carlos Malamud es profesor de la UNED.
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