La naturaleza pasa factura
El establecimiento de un impuesto ecol¨®gico se enfrenta a serias dificultades t¨¦cnicas
El principio de 'quien contamina, paga' es f¨¢cil de enunciar, pero tremendamente dif¨ªcil de aplicar. Algunos de los impuestos que, en el ¨¢mbito nacional o auton¨®mico, se apoyan en esta m¨¢xima han fracasado por distintos motivos. No siempre es posible establecer, con criterios justos, el baremo por el que se regir¨¢n estos tributos, como ha ocurrido, por ejemplo, en Baleares, donde el Impuesto sobre Instalaciones que Inciden en el Medio Ambiente (IMA), se calculaba en funci¨®n de los ingresos brutos de la actividad en cuesti¨®n, por lo que pagaba m¨¢s quien m¨¢s produc¨ªa, con independencia de la carga contaminante asociada. El Tribunal Constitucional termin¨®, el pasado a?o, declarando nulo el impuesto.
En otros casos, la dificultad estriba en la propia recaudaci¨®n del tributo y en las inspecciones necesarias para hacerlo efectivo. As¨ª ocurre con el Canon de Vertidos que, a escala nacional, gestionan las confederaciones hidrogr¨¢ficas y cuyo fin es gravar la emisi¨®n de sustancias nocivas a los cauces p¨²blicos. Pocos son los que abonan esta tasa y el recaudador no tiene capacidad para extender su aplicaci¨®n a todas las actividades que deber¨ªan verse afectadas por la misma, con lo que el impuesto no cumple su finalidad y, adem¨¢s, se crean situaciones de agravio dif¨ªciles de solventar.
Hay, sin embargo, otros modelos que s¨ª se est¨¢n desarrollando con cierto ¨¦xito. En Galicia, y desde 1995, las instalaciones industriales que vierten determinadas sustancias qu¨ªmicas a la atm¨®sfera deben someterse a un sistema de control espec¨ªfico y hacer frente a un impuesto que se calcula en funci¨®n de la cantidad de contaminantes producidos. El dinero obtenido se emplea en actuaciones p¨²blicas destinadas a la conservaci¨®n de la naturaleza y es, por tanto, un tributo finalista.
En el marco de la OCDE, asegura Jos¨¦ Manuel Castillo, profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica y de Hacienda P¨²blica de la Universidad de Granada, 'existen m¨¢s de 150 instrumentos econ¨®mico-financieros que ya se est¨¢n usando para frenar la degradaci¨®n de algunos recursos naturales, al mismo tiempo que sirven para incrementar la recaudaci¨®n de fondos p¨²blicos destinados, precisamente, a solucionar este tipo de problemas'.
En pa¨ªses como Dinamarca, B¨¦lgica, Alemania o Francia existen tributos que se aplican sobre los residuos arrojados a vertederos o al agua, sobre los combustibles de uso dom¨¦stico, los fertilizantes y pesticidas, bolsas de pl¨¢stico no biodegradables, bebidas en envases no retornables, bombillas de baja eficiencia energ¨¦tica o lubricantes.
De alguna manera, la efectividad de estos instrumentos se basa en su aplicaci¨®n a actividades o elementos concretos, sobre los que puede organizarse un sistema impositivo racional y de f¨¢cil gesti¨®n. El asunto se complica, advierte Castillo, 'cuando se trata de aplicar esta f¨®rmula a todas aquella actuaciones que pueden causar da?os en el medio ambiente, a un conjunto demasiado extenso y variopinto de actividades, tal y como ha propuesto en el Parlamento el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa'.
No es sencillo delimitar el ¨¢mbito de aplicaci¨®n de un tributo de esta naturaleza, adaptarlo a las m¨²ltiples actuaciones que se ver¨ªan gravadas, establecer baremos para los diferentes contaminantes e impactos, controlar cada uno de ellos, disponer de los mecanismos de recaudaci¨®n necesarios y contar con los servicios de inspecci¨®n adecuados. 'Si un impuesto tan consolidado como el IRPF, cuya gesti¨®n est¨¢ respaldada por un aparato administrativo de gran envergadura, registra un fraude muy elevado, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa con un tributo ecol¨®gico de este calibre gestionado por alg¨²n organismo de la comunidad aut¨®noma?'. En definitiva, Castillo est¨¢ convencido de que esta es 'una f¨®rmula inviable, que terminar¨ªa creando situaciones injustas, ya que unos pagar¨ªan el impuesto y otros no, al ser pr¨¢cticamente imposible controlar su justa aplicaci¨®n'. Y ¨¦sta es la idea que ha transmitido a los representantes de los diferentes grupos pol¨ªticos que en los ¨²ltimos meses han requerido de su asesoramiento como especialista en fiscalidad ecol¨®gica.
'Apostar por un modelo tan generalista es la antesala para no llegar a ning¨²n sitio', insiste, aunque conf¨ªa en que este proyecto, apenas un esbozo, se vaya depurando y se concrete en alguna f¨®rmula que presente ciertas garant¨ªas de eficacia. Mejores perspectivas de desarrollo presentan, a su juicio, algunos impuestos espec¨ªficos, como la ecotasa tur¨ªstica o los tributos que podr¨ªan aplicarse al saneamiento de vertidos residuales o a la circulaci¨®n de veh¨ªculos a motor en las grandes ciudades. A¨²n as¨ª, habr¨ªa que vencer la oposici¨®n de algunos colectivos sociales, reacios a gravar determinadas actividades a pesar de su incidencia en el mantenimiento de los recursos naturales que las hacen posibles, como ocurre con el turismo.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Tributos justificados
Uno de cada dos turistas alemanes considera la calidad ambiental como un elemento b¨¢sico en la elecci¨®n de su destino vacacional. El 38 % de los turistas brit¨¢nicos valora este aspecto como esencial a la hora de decidir el retorno a un determinado enclave. Lo que hace de Andaluc¨ªa un destino tur¨ªstico atractivo es su entorno natural. Esta es la materia prima de un sector vital para la econom¨ªa andaluza y, en este sentido, el profesor Castillo considera 'justificado el establecer una ecotasa orientada, precisamente, a salvaguardar este recurso, siempre que sea un tributo finalista que permita incrementar la inversi¨®n p¨²blica en materia de medio ambiente'. En contra de lo que argumentan los empresarios del sector, esta f¨®rmula no restar¨ªa competitividad, sino que 'servir¨ªa para defender la actividad tur¨ªstica, garantizando su futuro a largo plazo'. Id¨¦ntico argumento puede aplicarse a cualquier otro tributo ecol¨®gico. No parece muy sensato defender la reducci¨®n de costes en determinadas actividades econ¨®micas a cambio de originar graves da?os ambientales que, finalmente, deben ser corregidos inyectando dinero de las arcas p¨²blicas. En Andaluc¨ªa un caso paradigm¨¢tico es el del agua, ya que, explica Castillo, 'pocas personas saben que su coste real est¨¢ financiado, en un 90 %, por los Presupuestos Generales del Estado, lo que ocasiona distorsiones y p¨¦rdida de eficiencia en el sistema econ¨®mico, adem¨¢s de agravar las desigualdades sociales, ya que de esta situaci¨®n se benefician las actividades empresariales y los grandes propietarios en detrimento del ciudadano medio'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ecotasa
- Impuestos municipales
- Impacto ambiental
- Finanzas municipales
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidades aut¨®nomas
- Impuestos ambientales
- Pol¨ªtica ambiental
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Andaluc¨ªa
- Protecci¨®n ambiental
- Finanzas p¨²blicas
- Espa?a
- Finanzas
- Turismo
- Medio ambiente
- Ayuntamientos
- Gobierno municipal
- Administraci¨®n local
- Pol¨ªtica municipal
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica