Universidad: primero evaluar; luego, aumentar la financiaci¨®n
La publicaci¨®n del informe Bricall y los cambios ministeriales realizados en Educaci¨®n e Investigaci¨®n propiciaron en su d¨ªa la solicitud al Gobierno, por parte de los rectores y los sindicatos, de un aumento de financiaci¨®n para la Universidad. Creo que esta demanda result¨®, cuando menos, apresurada. Existe un acuerdo bastante general sobre la necesidad de cambiar el modelo actual de Universidad que consagr¨® la LRU. Las discrepancias est¨¢n en la profundidad de los cambios, pero, cualesquiera que sean ¨¦stos, un debate sobre el nuevo modelo de Universidad deber¨ªa ser previo a cualquier decisi¨®n sobre el destino del necesario aumento de financiaci¨®n.
La Universidad deber¨ªa concebirse como una empresa p¨²blica cuyo objetivo social fuera la creaci¨®n y transmisi¨®n del conocimiento al mas alto nivel. Sin embargo, estamos lejos de este modelo. En esta empresa, sus dirigentes son trabajadores de la misma que se ganan un sobresueldo por tener contentos a la mayor¨ªa de sus compa?eros. El cese se produce cuando los trabajadores deciden que otro puede servirles mejor. Las auditor¨ªas se limitan a autoevaluaciones y evaluaciones externas que llevan a cabo colegas de otras sucursales de la empresa, pero es lo cierto que nadie sabe con precisi¨®n si hay 'beneficios', y lo que es peor, nadie los exige.
No se conoce caso alguno en que una autoridad acad¨¦mica haya dimitido como consecuencia del bajo rendimiento de una universidad.
Gran parte de los trabajadores de esta empresa, aut¨®noma y de capital p¨²blico, son contratados de por vida tras una farsa-oposici¨®n en la que tanto el aspirante como dos de los cinco jueces deben contar con el benepl¨¢cito del director del departamento, cargo al que se accede a trav¨¦s del mismo sistema de elecci¨®n y cese antes aludido. El m¨¦rito m¨¢s valorado del candidado es, sin duda, su fidelidad al director. No es, pues, raro que sindicatos y autoridades acad¨¦micas soliciten un aumento de financiaci¨®n para 'estabilizar' en su puesto de trabajo a nuevos sumisos votantes que perpet¨²en el sistema, dejando fuera a los disidentes que han elegido la dura v¨ªa de la formaci¨®n en las mejores universidades extranjeras. ?Qu¨¦ se puede esperar de una empresa p¨²blica de estas caracter¨ªsticas? ?El Estado va a seguir invirtiendo en ella sin control?
Para cambiar el rumbo actual de la Universidad se hace necesario que el Parlamento lleve a cabo una profunda modificaci¨®n de la LRU, y los ministerios correspondientes, una evaluaci¨®n del profesorado por parte de un comit¨¦ formado mayoritariamente por expertos extranjeros que asigne a cada profesor un nivel en funci¨®n de su curr¨ªculum docente e investigador (en http://www.scc.um.es/gi/gqo/uni2000.5.htm puede encontrarse una propuesta concreta). Tal evaluaci¨®n deber¨ªa tambi¨¦n servir: 1. Para establecer, junto con otros criterios, el nivel de los departamentos, facultades y universidades. 2. Para que los profesores de mayor nivel dise?en los objetivos a cumplir por cada universidad, formen los tribunales de los concursos de acceso al profesorado y para que el ministerio tenga interlocutores cualificados. 3. Para establecer aumentos salariales para cada profesor en funci¨®n de su nivel, as¨ª como el de su departamento, facultad y universidad. 4. Para hacer compatible la autonom¨ªa universitaria con la lucha contra la endogamia en la selecci¨®n del profesorado. Habr¨ªa inter¨¦s por seleccionar al que contribuyera mejor a elevar el nivel del departamento, facultad y universidad propias. 5. Para que las autoridades acad¨¦micas y el profesorado tuvieran un objetivo claro y cuantificable: elevar el nivel de calidad de la universidad. 6. Para que exista competencia entre universidades y facultades, de modo que los alumnos dispongan de criterios para elegir d¨®nde cursar sus estudios, y las empresas, a qu¨¦ universidades dirigirse para establecer contratos de investigaci¨®n y para seleccionar a sus licenciados y doctores y, finalmente, 7. Para que las universidades, facultades y grupos de investigaci¨®n de mayor nivel reciban un apoyo financiero extra.
Los actuales dirigentes hacen propuestas bien distintas (en http://www.scc.um.es/gi/gqo/uni2000.htm pueden encontrarse algunos comentarios al informe Bricall). Sugieren, por ejemplo, la creaci¨®n de una Agencia de Acreditaci¨®n cuyos miembros ser¨ªan nombrados por los dirigentes universitarios y por las autoridades auton¨®micas. Resultar¨ªa as¨ª que los responsables del buen o mal funcionamiento de las universidades podr¨ªan controlar, en alguna medida, el nombramiento de los evaluadores de la universidad. A los redactores del informe les parece bien el actual sistema de elecci¨®n que les ha permitido llegar a donde est¨¢n, aunque les gustar¨ªa que despu¨¦s de elegirlos los electores no molestaran demasiado.
Finalmente, les gustar¨ªa que la universidad fuera un centro de ense?anza superior en el que la investigaci¨®n fuera una tarea residual exclusiva de unos pocos.
En conclusi¨®n, cualquiera que sea el m¨¦todo elegido para cambiar la actual Universidad, ¨¦sta deber¨ªa estar al servicio de la sociedad y no al de sus empleados, cumpliendo con su misi¨®n docente e investigadora al m¨¢s alto nivel. Para que se logre este objetivo se requiere, como en cualquier empresa bien gestionada, que los puestos directivos y los consejos de direcci¨®n los ocupen los m¨¢s capacitados y que se controle la calidad del servicio.
Jos¨¦ Vicente Soler es catedr¨¢tico de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica en la Universidad de Murcia.
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