La FAI sirvi¨® en bandeja a Franco el t¨ªtulo de 'cruzada', seg¨²n Raguer
Cuando el cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n no era m¨¢s que un joven sacerdote escuch¨® en el Burgos nacional dos discursos: el del gobernador militar y el del obispo de la di¨®cesis. Al terminar ambos, le fue imposible distinguir qu¨¦ discurso pertenec¨ªa al eclesi¨¢stico y cu¨¢l al mando militar. Eran tiempos en los que el humo del ca?¨®n y el incienso se fund¨ªan 'hasta las plantas de Dios', en palabras de Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n. Hilari Raguer, historiador y monje de Montserrat, acaba de publicar un libro que lleva por t¨ªtulo precisamente La p¨®lvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil espa?ola (Pen¨ªnsula). En la presentaci¨®n del libro junto a Paul Preston, Raguer dijo ayer: 'La Iglesia espa?ola debe pedir perd¨®n como lo ha hecho la de Argentina; pero aqu¨ª, a veces, parece que haya estado por encima de todo, sin pecado, como la Inmaculada Concepci¨®n'.Paul Preston actu¨® de maestro de ceremonias en la presentaci¨®n de esta obra y coincidi¨® con Raguer en su diagn¨®stico: 'En la guerra civil, la Iglesia se ech¨® en brazos de los militares sublevados'.
El historiador brit¨¢nico subray¨® que la obra de Raguer tiene como gran aportaci¨®n mostrar el pluralismo y los matices de la Iglesia cat¨®lica durante la contienda. La p¨®lvora y el incienso arroja luz sobre las relaciones del Vaticano con los sublevados. 'Las tensiones entre Burgos y el Vaticano llegaron al borde de la ruptura', destac¨® el autor. Raguer -que tiene extensos estudios sobre el general Batet y Uni¨® Democr¨¤tica- asegur¨® que hasta 1938 no hubo pleno reconocimiento de Franco por la Santa Sede.
En cambio, el entusiasmo castrense del episcopado era indescriptible al iniciarse la cruzada. De otra manera no se explicar¨ªa la comuni¨®n entre obispos y sublevados, porque en ning¨²n bando de los sediciosos se hac¨ªa referencia a la religi¨®n cat¨®lica, dijo Raguer. 'Los de la Federaci¨®n Anarquista Ib¨¦rica, con sus excesos y la persecuci¨®n religiosa, sirvieron en bandeja a Franco el t¨ªtulo de guerra santa para la sublevaci¨®n', a?adi¨®.
'Del lado nacional no sali¨® ning¨²n barco como los que s¨ª lo hicieron desde el lado republicano, llenos de gentes cat¨®licas y de derechas, como el propio obispo Carta?¨¢; desde Barcelona y Alicante salieron estos barcos para evitar que la FAI los asesinara', subray¨® el historiador. Y eso no sucedi¨® desde el otro lado
Raguer, que en su obra utiliza las cifras expuestas por el obispo Antonio Montero sobre la persecuci¨®n religiosa -m¨¢s de 7.000 personas-, fue cr¨ªtico hacia el episcopado espa?ol y para con las recientes beatificaciones de m¨¢s de 200 m¨¢rtires de la cruzada.
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