Los riesgos laborales y su prevenci¨®n
El autor explica el informe que ha elaborado por encargo del presidente Aznar para reducir accidentes en las empresas.
El pasado 13 de marzo hice entrega al presidente del Gobierno del informe sobre riesgos laborales y su prevenci¨®n, que meses antes me hab¨ªa encargado. El encargo del informe se inscribe en una creciente preocupaci¨®n por el tema de la siniestralidad laboral y, m¨¢s en general, por las cuestiones relacionadas con la salud y el trabajo. Preocupaci¨®n, claro es, de los responsables pol¨ªticos y de empresarios, trabajadores y sindicatos. Pero preocupaci¨®n tambi¨¦n de toda la sociedad, alarmada en ocasiones por la reiteraci¨®n de noticias referidas al acaecimiento de accidentes relacionados con el trabajo.
Esta preocupaci¨®n social se ha acentuado por cuanto los cambios normativos que han tenido lugar a partir de la aprobaci¨®n de la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales generaron fundadas esperanzas de mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo.
El mayor n¨²mero de accidentes se da en las empresas m¨¢s peque?as, y la mayor incidencia, en las medianas
Esos cambios no s¨®lo adaptaban el ordenamiento espa?ol a la normativa comunitaria, sino que cambiaba la ¨®ptica con la que tradicionalmente se afrontaban estos temas, que era casi exclusivamente reparadora, pasando a poner el acento en la prevenci¨®n. No se trata ya s¨®lo de atender a la reparaci¨®n de las consecuencias sanitarias y econ¨®micas de los accidentes de trabajo, sino de intentar evitar los da?os a la salud relacionados con el trabajo, mediante la mejora de las condiciones en que se presta el mismo. No se trata ya s¨®lo de reparar, sino tambi¨¦n de evitar; de garantizar el derecho a la salud de los trabajadores, evitando, en lo posible, los da?os a la misma.
Este cambio de ¨®ptica y el esfuerzo normativo en que se plasma tardan, sin embargo, en dar sus frutos. A¨²n se est¨¢ lejos de alcanzar las cotas que tras la aprobaci¨®n de la nueva normativa cabr¨ªa esperar, produci¨¦ndose un contraste entre las expectativas suscitadas por las nuevas normas legales y la persistente realidad.
En esta situaci¨®n, el informe trata de dar respuesta a tres grandes interrogantes: qu¨¦ est¨¢ pasando, por qu¨¦ est¨¢ pasando y qu¨¦ medidas pueden adoptarse. En relaci¨®n con lo primero se destaca el aumento de la siniestralidad entre 1994 y 1999, si bien con reducci¨®n, dentro de ella, de la incidencia de los accidentes graves y de los mortales. Por otra parte, el mayor aumento de la incidencia corresponde a los accidentes sin baja, y, dentro de los que causan la baja del trabajador, el mayor aumento corresponde a los que tienen lugar al ir o volver del trabajo (in itinere).
En la caracterizaci¨®n personal de los accidentados destacan tres hechos b¨¢sicos: los varones se accidentan tres veces m¨¢s que las mujeres; los m¨¢s j¨®venes soportan mayor riesgo de accidente, aunque menor en el caso de los mortales, y la incidencia es m¨¢s alta en las personas con menos antig¨¹edad en el puesto de trabajo. En lo que se refiere a las empresas, el riesgo se concentra sobre todo en unas pocas actividades (construcci¨®n, miner¨ªa, pesca, algunas actividades del metal), y el mayor n¨²mero de accidentes se da en las empresas m¨¢s peque?as, aunque la mayor incidencia se da en las de tama?o medio. Si atendemos a los puestos de trabajo, el mayor riesgo se da en peones y en especialistas de la industria y la construcci¨®n, y los trabajadores temporales soportan una incidencia mayor de accidentes.
En cuanto a las causas, el origen traum¨¢tico es el m¨¢s frecuente, pero las patolog¨ªas no traum¨¢ticas representan una parte muy importante de las muertes por accidentes. Los sobreesfuerzos representan la causa que m¨¢s ha crecido, hasta convertirse en la primera. Y si ensayamos una clasificaci¨®n de las causas en funci¨®n de si su naturaleza es inequ¨ªvocamente laboral o no (en este caso, el accidente tanto puede estar relacionado con el trabajo como no), se observa que las causas 'laborales' han descendido, mientras que han aumentado las que no son inequ¨ªvocamente tales.
?Por qu¨¦ est¨¢ pasando esto? A la hora de ensayar explicaciones, se concluye que el crecimiento econ¨®mico puede ser un factor determinante del incremento de la siniestralidad, pero es dif¨ªcil pensar que haya sido el principal de ellos y, sobre todo, apenas se conoce la 'carga de trabajo', que es la variable que explicar¨ªa la relaci¨®n entre crecimiento y accidentes. Sobre la relaci¨®n entre ¨¦stos y la temporalidad, se pone de manifiesto que es una relaci¨®n compleja. No parece claro que el hecho de tener un contrato temporal suponga siempre asumir un mayor riesgo de accidente. La distribuci¨®n por actividades econ¨®micas de los temporales parece explicar, entre otros factores, ese mayor riesgo. De esta forma, parece descartable que una reducci¨®n de la temporalidad fuese capaz, por s¨ª sola, de reducir sustancialmente el riesgo de accidentes.
Por ello se propone una visi¨®n de conjunto sobre la influencia del sistema productivo en la siniestralidad laboral. Habr¨ªa en ella tres conjuntos de variables explicativas: la segmentaci¨®n del mercado de trabajo, para la que se proponen una serie de medidas que contribuyan a reducirla, casi todas ellas en el ¨¢mbito de la formaci¨®n; la concentraci¨®n del riesgo en algunas actividades y ocupaciones, que llevan a proponer estrategias individualizadas para reducirlo, y (en paralelo a la que se observa en la fuerza de trabajo) la segmentaci¨®n del tejido empresarial, entre empresas dominantes y otras en posici¨®n subordinada, con poca capacidad de mejorar sus condiciones de trabajo. Esto ¨²ltimo, acelerado sin duda por los r¨¢pidos cambios en la producci¨®n, lleva a recomendar una atenci¨®n especial a las contratas, subcontratas y las ETT.
A la hora de formular propuestas, junto a las que ya acabamos de indicar, el informe se?ala, ante todo, que es preciso conocer mejor la realidad para poder instrumentar pol¨ªticas preventivas adecuadas. Ello exige la modificaci¨®n del parte de accidentes, la definici¨®n con criterios objetivos y precisos de la categor¨ªa pron¨®stico del accidente (leve, grave o muy grave) y el establecimiento de un sistema que permita recalificar la gravedad del accidente cuando se produzca el alta del trabajador, y recoger con m¨¢s precisi¨®n los datos sobre muertes por accidente cuando no se producen de forma inmediata. Se evitar¨¢ as¨ª la subestimaci¨®n de los n¨²meros iniciales de accidentes graves y mortales que parece darse con el sistema actual. La sobreestimaci¨®n del n¨²mero total de accidentes, que tambi¨¦n parece darse, tiene su origen, en cambio, en la definici¨®n de accidente de trabajo, por lo que se propone su modificaci¨®n, delimitando un concepto del mismo propio de la legislaci¨®n preventiva, distinto del que opera en el marco reparador de la Seguridad Social, a fin de distinguir claramente la siniestralidad sobre la que puede operar directamente el empresario de la que no.
Se propone la simplificaci¨®n de la normativa existente, a fin de facilitar su comprensi¨®n, as¨ª como facilitar tambi¨¦n su conocimiento y acompa?arlo de una serie de actuaciones dirigidas a difundir e implantar una verdadera cultura preventiva en la empresa. Asimismo, ante la proliferaci¨®n de subcontrataciones, se recomienda homogeneizar el r¨¦gimen del deber de coordinaci¨®n de actividades empresariales y de exigencia de responsabilidades en estos casos. Para ello, se debe potenciar la actividad de la Inspecci¨®n de Trabajo, definiendo claramente el ¨®rgano de direcci¨®n unificada a nivel estatal de todos los aspectos relativos a la prevenci¨®n de riesgos laborales y a la coordinaci¨®n de la ejecuci¨®n de las pol¨ªticas preventivas por las CC AA. Adem¨¢s, se deben dedicar suficientes recursos humanos, t¨¦cnicos y presupuestarios para potenciar la especializaci¨®n de la Inspecci¨®n de Trabajo.
El control del cumplimiento de la normativa y la sanci¨®n de su incumplimiento (dando publicidad a las sanciones por infracciones muy graves) deben, sin embargo, acompa?arse de una actuaci¨®n de asesoramiento y est¨ªmulo con medidas en el terreno de la comercializaci¨®n de productos, de la contrataci¨®n con las administraciones, de las bonificaciones fiscales para innovaciones, etc¨¦tera.
En el campo de aseguramiento, se proponen medidas para evitar que la vigente diferenciaci¨®n de tratamiento entre los riesgos profesionales y los comunes desincentive la prevenci¨®n. Para ello, se propone atribuir al empresario el abono de la prestaci¨®n econ¨®mica por incapacidad temporal por accidente acaecido en la empresa durante el periodo inicial de la baja, con reducci¨®n equivalente del importe de las cotizaciones por riesgos profesionales. De esta forma, se beneficiar¨¢n las empresas sin (o con pocos) accidentes y pagar¨¢n m¨¢s las empresas con m¨¢s accidentes. Tambi¨¦n se sugiere adaptar la tarifa de primas a la actividad econ¨®mica principal de la empresa (dada la gran variaci¨®n de incidencia de los accidentes seg¨²n la misma), prever la posibilidad de devoluci¨®n de parte de las cantidades cotizadas por las empresas en caso de no siniestralidad y permitir que las mutuas propongan la reducci¨®n de cotizaciones de sus empresas asociadas con fundamento en los resultados positivos obtenidos en reducir la siniestralidad.
Las pol¨ªticas preventivas deben poner el acento en las intervenciones selectivas en determinados ¨¢mbitos de actividad o en empresas con altos ¨ªndices de siniestralidad.Al mismo tiempo es preciso introducir ajustes en la normativa reguladora de los servicios de prevenci¨®n y de las auditor¨ªas. En cuanto a los primeros, la actuaci¨®n de las mutuas en los mismos, sin la necesaria diferenciaci¨®n de su actuaci¨®n en la gesti¨®n de prestaciones, impide la igualdad de las diversas iniciativas que ofrecen servicios a las empresas en el mercado de la prevenci¨®n, lo que puede estar dando lugar a una devaluaci¨®n y burocratizaci¨®n de la funci¨®n preventiva, al introducir distorsiones en los precios del mercado y forzar la competencia a la baja. Hay que adoptar medidas que eviten el cumplimiento meramente formal de la ley que deriva de todo ello y que faciliten, sobre todo a las peque?as empresas, el cumplimiento de la normativa.
Todo ello, junto a medidas en el terreno de la formaci¨®n y de la investigaci¨®n, y a previsiones espec¨ªficas para el problema, muchas veces desatendido, de las enfermedades profesionales, puede ser un punto de partida para que, con el esfuerzo de todos, se alcance una protecci¨®n de la seguridad y de la salud en el trabajo acorde con el desarrollo econ¨®mico y social de Espa?a.
Federico Dur¨¢n es catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Presidente del Consejo Econ¨®mico y Social.
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