Piedras duras, suave destello
El Museo del Prado prepara una magna exposici¨®n de mesas y tableros suntuarios atesorados en otros centros
Madrid es la primera productora del mundo de un tipo de piedra blanda, de naturaleza yes¨ªfera, conocida como espuma de mar. Con ella se fabrican pipas de fumar de color crema, textura marfile?a y rara belleza. Durante siglos, este material blando se ha exportado desde las yeseras del sur de la regi¨®n hasta mil rincones del planeta. As¨ª consta a¨²n en las relaciones mineras de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, lo que hasta ahora se desconoc¨ªa es que Madrid va a figurar, a partir de esta primavera, tambi¨¦n entre las potencias mundiales en piedras duras. M¨¢s precisamente, en objetos suntuarios construidos con una gama de silicatos de prieta trabaz¨®n molecular cuyas vetas e irisaciones, am¨¦n de su colorido deslumbrante, convenientemente engastados sobre plataformas de m¨¢rmol, hicieron germinar un arte singular t¨ªpicamente renacentista.
Tal arte, ce?ido al mobiliario, que adopt¨® la forma de mesas, consolas y tableros, incluso cuadros de paisajes y marinas, se desarroll¨® en la Italia del siglo XVI por impulso de condotieros, grandes duques y papas. Desde talleres instalados en Florencia, Roma y N¨¢poles, que recib¨ªan las piedras de canteras a la saz¨®n reci¨¦n descubiertas, el comesso, que as¨ª se llama este arte suntuario, comenz¨® a decorar con sus tableros los mejores palacios del mundo.
Los grandes duques de Toscana, deseosos de agradar a los monarcas de Espa?a, lisonjearon a Felipe II y a sus descendientes con env¨ªos de estas mesas de piedras duras. Fueron a integrar las colecciones reales, desde las que llegaron hasta el Museo del Prado hasta 24 unidades. Los palacios reales de Madrid y Aranjuez recibieron asimismo tres espl¨¦ndidas piezas, mientras que el Museo de Ciencias Naturales atesora hoy cinco unidades; dos el de Artes Decorativas, de la calle de Montalb¨¢n, y uno cada uno de los museos Naval, en la calle de Juan de Mena; el Arqueol¨®gico, de la calle de Serrano, y el Instituto Valencia de Don Juan, en la calle de Fortuny. Esta riqueza dispersa por los principales museos madrile?os sit¨²a a la ciudad y a la regi¨®n en el mismo rango de Florencia, Roma y N¨¢poles, los tres emporios del arte del comesso. Florencia, por cierto, conserva en vigor un oficio de piedras duras.
Por tal motivo, el Museo del Prado prepara una magna exposici¨®n de las mesas, tableros y consolas de piedras duras, para lo cual, con la supervisi¨®n de su conservadora Maribel Gisbert, ha convocado al especialista cubano-italiano Alvar Gonz¨¢lez Palacios, descendiente de espa?oles, una autoridad mundial en esta disciplina art¨ªstica. Disc¨ªpulo en Italia de Roberto Longhi, Alvar ha estudiado en profundidad el potencial madrile?o y se apresta a dar los ¨²ltimos toques a su exposici¨®n, que exhibir¨¢ a partir del 7 de junio hasta 80 piezas de extraordinario valor art¨ªstico, seg¨²n anuncia.
'Me he visto motivado por un est¨ªmulo adicional', explica el especialista, con una sonrisa. 'Creo haber conseguido establecer el nexo hist¨®rico, hasta ahora muy confuso, que llev¨® al monarca Carlos III de Espa?a a proseguir, primero en el sur de Italia, donde previamente reinara, y posteriormente en Espa?a, el desarrollo de este arte en el siglo XVIII, dos siglos despu¨¦s de su inicio en la Italia renacentista', se?ala. Se refiere al hecho de que al entonces Carlos de Borb¨®n, hijo de la italiana Isabel de Farnesio y hermano de Fernando VI, antes de asumir el cetro espa?ol a la muerte de su hermano, decidi¨® construir un laboratorio de piedras duras -primero en N¨¢poles y luego en Capo-dimonte- donde desarrollar a pleno rendimiento el arte del comesso, nacido bajo el aliento de los M¨¦dicis de Toscana.
'Cuando en 1731 muere sin descendencia Gian Gastone de M¨¦dicis, el ¨²ltimo gran duque de esta estirpe', explica, 'ocupada la Toscana por Austria, el futuro rey de Espa?a y excelso alcalde de Madrid decide asumir el legado mediceo, como testamentario simb¨®lico de una magnificencia y de una artesan¨ªa inigualables'. A ello a?ad¨ªa Carlos su sensibilidad hacia las porcelanas alemanas de Meissen, cuyo secreto conoc¨ªa por haberse casado con Mar¨ªa Amalia, hija del elector de Sajonia. Con estos precedentes, Carlos III decidi¨® instalar en el Buen Retiro, en la hoy llamada zona del ?ngel Ca¨ªdo, la famosa F¨¢brica de Porcelanas, a la que mand¨® adosar el Laboratorio de Piedras Duras.
De este taller, que comenz¨® sus tareas en 1761 con apenas cinco operarios, surgi¨® un esplendor art¨ªstico extraordinario, del que salieron algunas de las m¨¢s bellas piezas de comesso de cuantas existen en el mundo, como muestran algunos ejemplares que hoy se exponen, por ejemplo, junto al cuadro de Goya Fusilamientos del 3 de mayo, en el ala sur del Museo del Prado.
Aquel taller culmin¨® sus d¨ªas con 50 operarios en 1812, al concluir la guerra de la Independencia, al ser sorprendentemente ca?oneado por tropas aliadas inglesas al mando de lord Wellington. Pese a ello, sus tesoros sobreviven y destellan a¨²n en los principales museos de Madrid con la pujanza siempre actual de su belleza.
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