Dar que hablar
Que en Valencia un libro sea motivo de pol¨¦mica es una buena noticia, en principio para su editor, pero tambi¨¦n para el gremio literario en general, porque quiere decir que los 'creadores de opini¨®n' a¨²n condescienden a ocuparse de la literatura. Otra cosa es que haya quien confunda el noble arte del dicterio con la p¨²blica exhibici¨®n de su poca verg¨¹enza. Pero que en Valencia hay quien practica un tipo de columnismo mostrenco y navajero, que hace del v¨®mito una parodia de argumento y de la chuler¨ªa un remedo de estilo, no es ninguna novedad. Parafraseando a Shakespeare, Richard Ford escribi¨® ya hace m¨¢s de un siglo que los valencianos muerden al tiempo que sonr¨ªen, como Ricardo III. Que sea una vieja costumbre del pa¨ªs no significa que haya que conservarla, pero de momento sigue gozando de asaz buena salud, creo que por desgracia.
El libro que ha provocado tanta exaltaci¨®n verbal es Espill d'insol¨¨ncies, de Toni Moll¨¤. El t¨ªtulo es ilustrativo, y alguien podr¨ªa arg¨¹ir que quien siembra vientos recoge tempestades, aunque a m¨ª me parece que los vientos los sembraron otros y el de Moll¨¤ es un precoz ensayo de cosecha. El libro en cuesti¨®n es un diario, g¨¦nero peculiar en el que el protagonista es el tiempo y sus efectos sobre la persona que lo escribe. En un diario, lo normal es que se proyecten las vicisitudes, problemas, man¨ªas, inclinaciones y hasta miserias de su autor, y a quien le moleste esa hinchaz¨®n del 'yo', o la diversidad divagatoria de sus p¨¢ginas, lo que debe hacer es frecuentar otros g¨¦neros m¨¢s discretos. Los diarios son as¨ª. Y el de Moll¨¤ vale por sus opiniones y sus evocaciones, su buena prosa (un poco cohibida a veces, como articulista es mejor) y su sentido com¨²n. Man¨ªas no le faltan, ni fantasmas, pero creo que eso lo hace m¨¢s entretenido. Pero me temo que no es su mejor o peor literatura lo que ha generado bilis en la prensa local, sino sus ¨¢speros retratos de gente poderosa.
Si hay algo que los lacayos no pueden concebir es que alguien se arrogue el derecho de hablar por cuenta propia. Moll¨¤ siempre habla as¨ª. Sobre los poderosos, Moll¨¤ se ha limitado a recordar dos cosas: una, que puestos a defender nuestra maltratada lengua, quiz¨¢ la confusi¨®n politicocultural que promueven ciertos padres de la patria no le haga al valenciano ning¨²n bien; que convertirlo en un arma arrojadiza del debate pol¨ªtico es un mal negocio para el valenciano, aunque pueda serlo bueno para quien saca tajada. Habr¨ªa que discutirlo y podr¨ªa hacerse con calma. La otra es que el se?or Amadeu Fabregat fue el responsable del atropello y posterior asfixia del valenciano en Canal 9 y que el gobierno actual no ha hecho m¨¢s que seguir sus pasos para ir m¨¢s lejos. Eso ya se denunci¨® en su tiempo; no s¨¦ por qu¨¦ no se va a poder hacer ahora. No creo que se pueda sostener, ni mucho menos, que el PSOE en su conjunto ha dificultado la recuperaci¨®n del valenciano, pero hubo quien ten¨ªa poder de decisi¨®n en puestos clave y s¨ª lo hizo. Negarse a recordarlo es propiciar que vuelva a suceder cuando el PSOE gobierne de nuevo este pa¨ªs, cosa que ocurrir¨¢ tarde o temprano. En resumen, en un caso, Moll¨¤ defiende su derecho a la discrepancia, y en el otro, su derecho a la verdad. Puede hacerlo porque ha dedicado su vida a combatir el maltrato constante que ha tenido que sufrir de manos de unos y otros esta lengua nuestra, que, la verdad, no s¨¦ qu¨¦ mal les habr¨¢ hecho, aparte de existir. Por defender el valenciano, Moll¨¤ cree que ha tenido que comulgar con demasiadas ruedas de molino, y se ha cansado ya. Se ha cansado de comulgar con seg¨²n qu¨¦ y con seg¨²n qui¨¦n, pero no de luchar por su lengua, como prueban los libros de acci¨®n ling¨¹¨ªstica que edita cada a?o. En lo que a m¨ª me importa, Moll¨¤ sigue estando donde siempre estuvo, con su sorna rural y su entusiasmo de activista esperanzado, pese a todo. Quien quiera potenciar el uso del valenciano en cualquier ¨¢mbito imaginable sabe que puede contar con su colaboraci¨®n, como siempre. En cambio, alguno de los que ahora se han rasgado las vestiduras, hace tiempo que no usa el valenciano m¨¢s que para burlarse de ¨¦l. Como siempre tambi¨¦n.
Enric S¨°ria es escritor.
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