Una victoria moral para los 'colorados'
En lo que principalmente es una victoria moral, el Partido Colorado logr¨® ganar en las elecciones para gobernador realizadas el pasado domingo en los departamentos paraguayos de Cordillera, Caazap¨¢ y San Pedro. Con la excepci¨®n de Caazap¨¢, donde se buscaba reemplazar a un gobernador muerto, en los departamentos de Cordillera y San Pedro los antiguos gobernadores hab¨ªan sido destituidos por corrupci¨®n y mal desempe?o. Esto pareci¨® importar poco al electorado que, contra todas las predicciones, decidi¨® elegir al m¨¦dico y dirigente deportivo Julio Ram¨®n Quenhan en Cordillera -donde las encuestas daban ventaja al candidato de la oposici¨®n-, al ex intendente Luis Alberto Sarubbi en Caazap¨¢ por un amplio margen y al arquitecto y concejal municipal Julio Ruiz Liuzzi, en el delicado departamento de San Pedro, donde abundan la violencia y los cultivos de marihuana. Los nuevos gobernadores asumir¨¢n el pr¨®ximo 20 de abril y su mandato fenecer¨¢ el 15 de agosto de 2003.
Los resultados preliminares fueron especialmente sorprendentes en San Pedro, donde las cualidades del candidato liberal superaban con creces a las del candidato Colorado. El Partido Liberal Radical Aut¨¦ntico (PLRA) hab¨ªa propuesto a uno de sus mejores hombres como gobernador. Se trata del presidente de la C¨¢mara de los Diputados, C¨¢ndido Vera Bejarano, palad¨ªn de la lucha contra la corrupci¨®n y la ilegalidad en su propio departamento y autor del proyecto del nuevo c¨®digo agrario, la bandera de lucha de cientos de campesinos. Sin embargo, el Partido Colorado gan¨® apelando al coraz¨®n: 'Es mejor un colorado que cualquier liberal'. Vera Bejarano no supo aceptar su fracaso, calificando de 'cretinos' a los electores por 'votar a sus verdugos'.
Y es que, a pesar de los desaciertos del Gobierno, con su mal articulada campa?a para pedir la renuncia presidencial, el PLRA s¨®lo ha logrado unir a los colorados en su contra ante el peligro inminente de perder nuevamente la hegemon¨ªa que ostentan desde 1947. Esto ya ocurri¨® con la elecci¨®n del vicepresidente, Julio C¨¦sar Franco, el a?o pasado, que gan¨® por un peque?o margen gracias al apoyo oficial del sector oviedista del Partido Colorado. Asustados por las reprimendas contra esa alianza por parte de sectores de la sociedad civil, esta vez el PLRA decidi¨® jugar en solitario. Seguro de una victoria y m¨¢s preocupado por mirar hacia dentro y no hacia la realidad del pa¨ªs, descuid¨® flancos esenciales. He aqu¨ª los resultados. Una vez m¨¢s se comprueba lo que se conoce como una verdad a viva voz desde que se inici¨® la transici¨®n democr¨¢tica en 1989. Los colorados no saben perder una elecci¨®n y los liberales no saben ganarla.
Las elecciones se caracterizaron por un pronunciado absentismo, lo que en Paraguay significa que el partido que logre atraer a m¨¢s electores a las urnas es el que saldr¨¢ victorioso. La participaci¨®n fue de apenas un 30% y es muy posible que el Partido Colorado, con una mejor infraestructura y organizaci¨®n partidaria, 'llevara m¨¢s agua a su molino'. El gran perdedor de estas elecciones fue el Partido Liberal Radical Aut¨¦ntico, que contaba con ganar al menos en dos de los departamentos. Ansiaba repetir el milagro de aquella candente jornada electoral que llev¨® a la vice presidencia a Julio C¨¦sar Franco en octubre del a?o pasado. Pero, entretanto, los jefes de campa?a colorados
hac¨ªan muy bien su trabajo: apelar al orgullo de los tradicionales pa?uelos colorados sobre el coraz¨®n, mientras los dirigentes liberales parec¨ªan desorientados, sin directivas, aburridos y hasta desabridos.
La victoria colorada extiende el per¨ªodo de vida al actual Gobierno. El propio presidente del pa¨ªs, Luis ?ngel Gonz¨¢lez Macchi, confes¨® respirar m¨¢s tranquilo despu¨¦s de enterarse de la victoria. Entretanto, la capital, Asunci¨®n, vive en una permanente fiesta colorada como anticipo a las pr¨®ximas elecciones internas del partido para las candidaturas a intendente (alcalde), el pr¨®ximo 6 de mayo. Pudiera parecer que hay poco que celebrar, pero los colorados tienen la intenci¨®n de recuperar la intendencia (alcald¨ªa) de la capital, que perdieron hace diez a?os. No hay d¨ªa en que no se realice una caravana de autos, carros o personas. Las calles han sido abanderadas y empapeladas de rojo y cada uno de los candidatos intenta convencer de sus bondades con campa?as pol¨ªticas que parecen calcadas. Entretanto, la poblaci¨®n se conforma con mirar con tristeza los baches que siembran la ciudad, fruto de la mala gesti¨®n del intendente liberal. Los liberales, mirando hacia el cielo, esperan un nuevo milagro.
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