El infierno se anima

Estaba el Calder¨®n al borde del d¨¦cimo bostezo, harto all¨¢ por el minuto 20 de lo que sobre el c¨¦sped hac¨ªan el Atl¨¦tico y el Extremadura, cuando la jornada le lanz¨® el primer mensaje de complicidad: gol del Salamanca ante el Betis. Al rato, el videomarcador le grit¨® otro notici¨®n: gol del Legan¨¦s ante el Recreativo. La grada se despert¨® excitada, pensando a toda velocidad, anticipando mentalmente los acontecimientos, cont¨¢ndose el cuento de la lechera de que el Atl¨¦tico, ocho meses despu¨¦s de comenzar su aventura en el infierno, se pon¨ªa al fin en un puesto de ascenso. Y las carambolas lo propiciaban inicialmente en parte, s¨ª, pero faltaba lo principal: que adem¨¢s de perder el Betis y el Recreativo, ganasen los suyos. Y los suyos, los de ah¨ª abajo, no parec¨ªan darse por enterados. Los jugadores del Atl¨¦tico segu¨ªan dormidos, incapaces de juntar tres pases seguidos ante un Extremadura poco mordaz y extraordinariamente ordenado, y mucho menos de acertar a lanzarle alg¨²n ara?azo.

El Atl¨¦tico, muy en su papel, decid¨ªa cruzarse de brazos, regresar a su peor versi¨®n, cuando la semana le ofrec¨ªa un panorama enteramente favorable. Si se trata de revertir lo imposible, entonces s¨ª, el Atl¨¦tico se crece. Pero si la cosa va de rematar una tarea aparentemente sencilla, entonces los rojiblancos se recrean en su c¨¦lebre fatalidad y coquetean con un patinazo de a¨²pa.

As¨ª ocurri¨® en el Manzanares durante la primera mitad, con la hinchada al filo de un ataque de nervios y el Atl¨¦tico metido de lleno en un suspenso general, indiferente a lo que cantaba la jornada. Minutos y minutos de posesi¨®n ficticia rojiblanca, pero ning¨²n ataque de envergadura, ninguna acci¨®n elaborada que llevarse a la boca. Al contrario, los sustos, las amenazas fundadas de gol, part¨ªan siempre del bando contrario. Y adem¨¢s, a los fiascos individuales de costumbre -Mena-, a los recientes -Salva, Aguilera-, se un¨ªan algunas muestras de inseguridad de los que no suelen fallar -Njegus, Juan G¨®mez, Dani-. Toda la buena pinta que ofrec¨ªa el d¨ªa desde lejos se convert¨ªa en mala desde cerca. Porque el Atl¨¦tico, a tenor de su actuaci¨®n en la primera mitad, se invitaba a temerse lo peor.

Pero claro, cuando del Atl¨¦tico se teme lo peor, llega lo mejor. As¨ª es este equipo, no le den m¨¢s vueltas. De modo que tras el descanso, sali¨® otro equipo al c¨¦sped del Calder¨®n, ¨¦ste ya s¨ª decidido a rentabilizar la jornada con los tres puntos. Sin excesos, que no est¨¢ la categor¨ªa para demasiadas alardes, pero s¨ª con la determinaci¨®n debida para meterse en faena con la convicci¨®n de ganar s¨ª o s¨ª. Hugo Leal agarr¨® el equipo del asa y empezaron a lloverle socios -incluso gente como Mena y Aguilera, que acabaron el primer tiempo para el arrastre-. Apareci¨® al fin el Atl¨¦tico, con combinaciones r¨¢pidas y profundas, y el Extremadura, adem¨¢s de desaparecer del mapa, sufri¨® las consecuencias. Los rojiblancos dominaban, como antes, pero ahora tambi¨¦n llegaban.

Pasada la media hora de juego, Hugo Leal recibi¨® la pelota en el balc¨®n del ¨¢rea, levant¨® la cabeza y zanj¨® la cuesti¨®n con un pase raso hacia la izquierda, por donde irrumpi¨® solo Salva para destrozar la red con un zurdazo cruzado. Volvi¨® el mejor Salva, el delantero letal de la primera vuelta, para redimirse de su flojera reciente. Tambi¨¦n marc¨® el penalti del 2-0. Pero por entonces, como el Betis ya ganaba y el Recre empataba, la jornada ya no le sab¨ªa tan bien al Atl¨¦tico. No agarr¨® el puesto de ascenso con el que so?¨® al comienzo de la tarde. Pero sigue su remontada. Ya es cuarto, tiene al tercero, el Tenerife, a dos puntos, y a tres al segundo, el Betis, que el domingo visita al l¨ªder. El infierno se anima.