No guarden a¨²n la goma ni el l¨¢piz
No guarden a¨²n la goma de borrar ni el l¨¢piz, pues las actuales fronteras en los Balcanes no van a ser las definitivas, ni pueden serlo. Pero la manera en que se modifiquen es tan importante o m¨¢s como el cambio en s¨ª. Tras una d¨¦cada sangrienta, y demasiada historia a sus espaldas, los medios van a contar tanto como los fines. Como se?ala el antiguo embajador de EE UU en la zona, Christopher Hill, los Balcanes tienen al fin la oportunidad de resolver sus problemas en clave del siglo XXI y no del siglo XIX.
En los ¨²ltimos d¨ªas han ocurrido dos hechos contrapuestos. Uno negativo: la deserci¨®n de soldados bosnio-crotas y algunos episodios violentos que pueden sembrar dudas sobre la viabilidad de Bosnia como Estado. Sin embargo, muerto Tudjman, algo ha cambiado en Zagreb, y ya no predomina, al menos formalmente, el nacionalismo, y Croacia parece menos predispuesta a apoyar una secesi¨®n en Bosnia por la fuerza o la v¨ªa de los hechos. Pero no cabe descartarla. Oficialmente, desde Zagreb y Belgrado se sigue apoyando la existencia de Bosnia, tal como se plasm¨® en la paz de Dayton, en la que Milosevic fue una pieza, ?indispensable? Est¨¢ por ver. El caso es que Bosnia sigue siendo; pero inestable. Debe evitarse que se deshaga por la fuerza.
Ahora que Milosevic est¨¢ en la c¨¢rcel, el presidente Kostunica, pese a algunas buenas palabras, est¨¢ cayendo en la tentaci¨®n de recuperar para s¨ª el capital pol¨ªtico del discurso nacionalista serbio, con peligrosas ramificaciones en la situaci¨®n de Montenegro y de Kosovo. Las elecciones el pr¨®ximo domingo en la peque?a rep¨²blica montenegrina pueden indicar una direcci¨®n, que no es necesariamente la de la separaci¨®n de Serbia, sino la de, como se sugiere desde Belgrado, conformar un nuevo tipo de federaci¨®n. En cuanto a Kosovo, ha quedado sin destino evidente, salvo que no ser¨¢ ni lo que fue (una provincia de Serbia), ni lo que es (un caro protectorado de la OTAN) ni lo que Occidente pretendi¨® que fuera (un territorio de convivencia multi¨¦tnica).
La buena noticia ha llegado de Macedonia, pieza central de este puzle. Esta vez la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n (PESC) de la UE ha funcionado, y la gira por la zona del secretario de Estado, Colin Powell, ha demostrado que EE UU, pese a todas las tentaciones contrarias en la nueva Administraci¨®n Bush, sigue b¨¢sicamente comprometido. Los despliegues preventivos de la OTAN tambi¨¦n han contado. Pero en Macedonia la UE ha actuado como facilitadora de un entendimiento para que las diversas partes ¨¦tnicas se sienten en una mesa redonda, un 'Comit¨¦ Europa', y negocien una convivencia pac¨ªfica. Por Kosovo, Occidente libr¨® una guerra sin tener una pol¨ªtica. Esta vez, en Macedonia, ha habido una pol¨ªtica que, temporalmente al menos, evita una guerra. ?No hay algo que aprender de esto?
La zanahoria ha sido la firma con Macedonia de un Acuerdo de Estabilizaci¨®n y Asociaci¨®n con la UE que abre la perspectiva de un futuro ingreso en la Uni¨®n Europea. El horizonte de europeizaci¨®n puede ser el mejor acicate para una paz en la regi¨®n en clave de siglo XXI, aunque acaba de empezar y ser¨ªa deseable que en esta parte del mundo llevara a no estatalizar las diferencias, sino europeizarlas. Avanzar por esta senda implica aceptar los resultados de las diversas limpiezas ¨¦tnicas, aunque sea para superarlos. Pero, ?hay otro remedio, siempre que, a la vez, paguen los culpables en el Tribunal de La Haya?
Quiz¨¢s ser¨ªa hora de ir pensando en una gran conferencia internacional sobre los Balcanes. Es una tarea compleja y que puede durar a?os. Tal conferencia, de hecho, se est¨¢ creando gradual y sectorialmente. Podr¨ªa transformarse en una estructura en la que solventar pac¨ªficamente las diferencias, y desde la que reconstruir un cierto espacio, aunque no se llame balc¨¢nico. Pero requerir¨¢ goma, l¨¢piz y algo m¨¢s.
aortega@elpais.es
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