Dormir bien para vivir m¨¢s y mejor
Los trastornos del sue?o, que afectan al 30% de la poblaci¨®n mundial, deterioran la salud y reducen la esperanza de vida
El hombre comparte con el resto de los animales la necesidad ineludible de dormir. Los estudios de los ¨²ltimos 15 a?os, que han aplicado m¨¦todos de neurofisiolog¨ªa, neuroqu¨ªmica y biolog¨ªa molecular, han demostrado que el sue?o no es un estado pasivo, sino un cambio en la actividad de conciencia. Investigaciones realizadas por Allan Hobson, de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) han evidenciado que los cambios de la funci¨®n cerebral durante el sue?o afectan tambi¨¦n a otros sistemas del organismo, principalmente a los aparatos respiratorio y cardiovascular, que se pueden ver alterados patol¨®gicamente. Estos datos concuerdan con el fen¨®meno de que la mayor mortalidad cardiovascular se produce durante la madrugada.
En una reciente visita a Madrid, Hobson declar¨® a este peri¨®dico que durante el sue?o 'se produce una activaci¨®n de la corteza cerebral sin llegar al estado de vigilia', y para que esto pueda darse tienen que acontecer determinados cambios neuroqu¨ªmicos. La necesidad de dormir est¨¢ ¨ªntimamente relacionada, seg¨²n el experto de Harvard, con el hecho de ser mam¨ªferos, en cuanto que durante el sue?o se normaliza la funci¨®n termorreguladora, 'que de no producirse, conducir¨ªa a la muerte'. Tambi¨¦n durante este periodo se desarrollan las funciones de consolidaci¨®n, programaci¨®n y organizaci¨®n de los procesos relacionados con la memoria, as¨ª como la recuperaci¨®n de las funciones mentales ejecutivas, que se localizan en la parte prefrontal del cerebro.
Cantidad y calidadEstudios epidemiol¨®gicos realizados en la d¨¦cada de 1990 por el Instituto Nacional de la Salud de Bethesda (EE UU) han revelado que existe una clara relaci¨®n entre la cantidad y calidad de horas de sue?o y la esperanza de vida. As¨ª, se observ¨® que, al cabo de cinco a?os, la mortalidad era m¨¢s alta en las personas que dorm¨ªan muy pocas horas en comparaci¨®n con las que dorm¨ªan un n¨²mero mayor de horas. Las consecuencias se agravaban si adem¨¢s la calidad del sue?o no era buena, es decir, si no era suficientemente restaurador.
Seg¨²n los expertos, las personas duermen ahora mucho menos que sus antepasados y la principal causa es la existencia de la luz artificial. La luz artificial hace que la humanidad permanezca despierta muchas m¨¢s horas de las que dictar¨ªan los ritmos circadianos, que son como un reloj biol¨®gico que marca las pautas entre sue?o y vigilia y se rige por la luz solar. Tambi¨¦n coinciden en se?alar que no existe un n¨²mero ideal de horas de sue?o y que mientras a algunas personas les basta con cinco horas, otras necesitan el doble de tiempo para sentirse descansadas durante el d¨ªa.
La neurofisi¨®loga Rosa Peraita Adrados, presidenta de la Asociaci¨®n Ib¨¦rica de Patolog¨ªa del Sue?o (AIPS) y responsable de esta unidad en el hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid, explica que el sue?o est¨¢ regido por el sistema nervioso central y organizado por una serie de redes neuronales muy complejas. Conocer c¨®mo se produce el sue?o y por qu¨¦ se presentan sus alteraciones es, a juicio de esta especialista, uno de los primeros pasos para tratar mejor esos trastornos.
Peraita insiste en destacar el papel de una educaci¨®n para el sue?o dirigida a la poblaci¨®n general y de un mejor manejo de sus alteraciones, especialmente del insomnio, por parte de los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria. En esta l¨ªnea est¨¢ trabajando la AIPS y desde 1999 organiza por todo el territorio nacional cursos de formaci¨®n sobre la patolog¨ªa del sue?o. Tambi¨¦n la AIPS se ha adherido al Proyecto Mundial sobre el Sue?o, auspiciado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), que consiste en una campa?a de divulgaci¨®n bajo el lema Dormir bien es vivir mejor.
En opini¨®n de Peraita, en el manejo tradicional de los trastornos del sue?o ha habido 'mucha m¨¢s prescripci¨®n que atenci¨®n'. De ah¨ª surge la necesidad de crear los laboratorios o unidades hospitalarias del sue?o, que empiezan a aparecer en Espa?a en la d¨¦cada de 1980 y cuyo n¨²mero, 'no bien conocido, es del todo insuficiente'. Actualmente existen tres tipos: las unidades monogr¨¢ficas, dedicadas a la apnea del sue?o; los laboratorios, donde se realizan estudios del sue?o durante la noche y no se atienden consultas externas, y los centros del sue?o, que ofrecen asistencia m¨¢s integral y son los m¨¢s escasos.
'En el tipo de sociedad en que vivimos el sue?o es un periodo no productivo, por tanto se trata de algo m¨¢s bien despreciable para el proceso de producci¨®n', afirma Antonio Vela Bueno, vicepresidente de la Asociaci¨®n Europea de Patolog¨ªa del Sue?o y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
'Sin embargo', a?ade, 'un tercio de nuestra vida lo tenemos que dedicar a dormir y durante el sue?o se producen muchos nacimientos y tambi¨¦n muchas muertes. El dormir mal influye decisivamente en la calidad de vida y el 58% de los pacientes que consultan por insomnio confiesan que tienen dificultades para dormirse en menos de 30 minutos y para mantener el sue?o durante varias horas. A lo largo del d¨ªa admiten que se sienten cansados, somnolientos, con alteraciones del humor y dificultad de concentraci¨®n'.
El insomnio cr¨®nico tiene m¨²ltiples repercusiones sobre la salud f¨ªsica y mental. Diversos estudios han mostrado que las personas que lo padecen tienen un 40% m¨¢s de probabilidades de convertirse en enfermos psiqui¨¢tricos por depresi¨®n y ansiedad. Tienen tambi¨¦n un riesgo mayor de sufrir hipertensi¨®n, traumatismos y enfermedades cr¨®nicas.
El dormir es tan vital para la salud que antes se producir¨ªa la muerte por falta de sue?o que por hambre. Seg¨²n los expertos, lo m¨¢ximo que una persona ha resistido sin dormir son 11 d¨ªas y considerando que ha realizado algunos microsue?os. Se estima que una persona no podr¨ªa resistir m¨¢s de 48 horas seguidas sin dormir nada.
Efectos a largo plazoSeg¨²n Diego Garc¨ªa Borreguero, jefe de la unidad del sue?o de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, no se conocen muy bien a largo plazo los efectos de la supresi¨®n del sue?o: 'En algunos estudios realizados durante dos semanas a personas j¨®venes y sanas, en las que se suprim¨ªa su tiempo de sue?o en un 30% o 40%, se observaron ciertas alteraciones hormonales que podr¨ªan derivar m¨¢s tarde en problemas de hipertensi¨®n y de diabetes'.
Los expertos consideran que el 54% de los accidentes de tr¨¢fico se producen por alteraciones del sue?o. Una cuarta parte de los conductores se duerme al volante. La conducci¨®n nocturna aumenta en un 700% el riesgo de accidentes, porcentaje que se ve notablemente incrementado cuando tambi¨¦n interviene el alcohol, que potencia el sue?o en alguien privado de ¨¦l.
Lo que ocurre cuando Morfeo se muestra esquivo
Un estudio realizado en 1995 en EE UU puso de relieve que los costes directos (sanitarios) del insomnio eran de 13,9 billones de d¨®lares, en tanto que los costes indirectos (accidentes y reducci¨®n de la productividad laboral) ascend¨ªan a 193,3 billones. Estos mismos datos, extrapolados a Espa?a por la Asociaci¨®n Ib¨¦rica de Patolog¨ªa del Sue?o (AIPS), revelan que los cuidados m¨¦dicos para tratar los trastornos del sue?o ascienden a 400.000 millones de pesetas al a?o, mientras que los indirectos suponen seis billones.
Se calcula que el 30% de los espa?oles con problemas de insomnio consumen anualmente seis millones de envases de somn¨ªferos, muchos de ellos por automedicaci¨®n.
Seg¨²n Rosa Peraita Andrados, presidenta de la AIPS, los tres grandes grupos de trastornos del sue?o son el insomnio (que afecta en mayor o menor grado al 30% de la poblaci¨®n adulta y es el s¨ªntoma m¨¢s com¨²n de todas las enfermedades psiqui¨¢tricas), las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos infantiles y eneuresis nocturna infantil) y la hipersomnia (que se caracteriza por una excesiva somnolencia durante las horas de vigilia y que incluye otros problemas como la narcolepsia y la apnea del sue?o).
El 37% de los escolares padecen problemas del sue?o, de acuerdo con un estudio realizado con 494 ni?os y publicado el a?o pasado en la revista Developmental and Behavioral Pediatrics. Los m¨¢s frecuentes eran la resistencia a irse a la cama, dificultad para conciliar el sue?o o para permanecer dormido, eneuresis nocturna (mojar la cama), ronquidos, sonambulismo y somnolencia diurna.
Una encuesta realizada en varios pa¨ªses europeos en 1998, en la que participaron 8.000 personas, demostr¨® que s¨®lo el 32% de los insomnes consultan al m¨¦dico y ¨²nicamente el 10% est¨¢n adecuadamente tratados. M¨¢s del 25% de los pacientes que acuden al m¨¦dico de atenci¨®n primaria sufren insomnio y estos facultativos conceden a esta alteraci¨®n del sue?o una media de tres minutos. En el caso de los psiquiatras ese tiempo se ampl¨ªa a unos 30 minutos. En las unidades del sue?o, a las que acceden pacientes seleccionados y con un problema grave, el estudio de cada caso se prolonga durante varios d¨ªas.
Contra las alteraciones del sue?o, Antonio Vela Bueno, vicepresidente de la Asociaci¨®n Europea de Patolog¨ªa del Sue?o, recomienda unas sencillas normas de higiene: tener horarios regulares; cuidar el ambiente en que se duerme, evitando ruidos, exceso de luz, fr¨ªo o calor; realizar regularmente ejercicio f¨ªsico moderado; no permanecer en la cama largo tiempo despierto; evitar el alcohol, la cafe¨ªna, el tabaco y otros excitantes, sobre todo por la noche; no recurrir a la automedicaci¨®n y no hacer siestas de m¨¢s de media hora.
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