Bajo la sombra de la 'Mir'
La trayectoria que habr¨ªa seguido la estaci¨®n si no hubiera ca¨ªdo pasaba por Espa?a hora y media despu¨¦s
Si a la estaci¨®n Mir no hubiera llegado la nave con combustible que dirigi¨® su ca¨ªda, si los rusos hubieran perdido la comunicaci¨®n en las horas finales de la maniobra, si se hubiera producido alg¨²n error en las ¨²ltimas ¨®rdenes que se enviaron al complejo orbital.... los 1.500 pedazos en que acab¨® la famosa estaci¨®n espacial habr¨ªan podido caer en Espa?a, en un pasillo desde Portugal hasta el Pa¨ªs Vasco, pasando por Salamanca.
El riesgo fue tan remoto que los expertos de la Agencia Europea del Espacio (ESA) que estaban en Alemania vigilando la maniobra en la noche del 22 al 23 de marzo, no tuvieron que alertar a las autoridades.
Pero la probabilidad de cat¨¢strofe, aunque min¨²scula, existi¨®. 'Los rusos hicieron muy bien toda la operaci¨®n, y adem¨¢s con absoluta transparencia de informaci¨®n para el resto del mundo; el riesgo fue realmente despreciable', comenta Miguel Bell¨® Mora, jefe de ingenier¨ªa de la empresa espa?ola GMV. A esta compa?¨ªa pertencen tres de los siete t¨¦cnicos del equipo que estuvo pendiente la noche de la Mir en ESOC (el centro de control de vuelos espaciales de la ESA) en Darmstadt, Alemania.
Con los datos facilitados por los rusos, los europeos reprodujeron y analizaron con antelaci¨®n toda la maniobra de ca¨ªda de la vieja estaci¨®n.
El hipot¨¦tico instante fat¨ªdico para Espa?a habr¨ªa sido aproximadamente una hora y media despu¨¦s del momento en que realmente cay¨® la Mir en el Pac¨ªfico, es decir, en la que hubiera sido su siguiente ¨®rbita alrededor de la Tierra. Sobre Italia, sin embargo, pasaba la ¨®rbita final de la estaci¨®n, es decir, que si no hubiera reentrado cuando lo hizo, habr¨ªa seguido una trayectoria que sobrevolaba esa pen¨ªnsula. Y en la ¨®rbita siguiente a la que le tocaba a Espa?a, el pasillo de riesgo recorr¨ªa el Reino Unido.
'Sin la nave Progress que lleg¨® a la Mir unas semanas antes con combustible para proporcionar propulsi¨®n en la operaci¨®n, la estaci¨®n podr¨ªa haber ca¨ªdo pr¨¢cticamente en cualquier lugar del planeta, exceptuando las regiones m¨¢s septentrionales y meridionales, porque no ten¨ªa por s¨ª sola capacidad de maniobra', recuerda Bell¨®. Pero una vez superado ese paso crucial, la probabilidad de cat¨¢strofe disminuy¨® dr¨¢sticamente. En todo caso, cab¨ªa pensar que los sistemas de comunici¨®n de la Mir, vieja y obsoleta, podr¨ªan fallar en el momento clave y que no recibiesen las ¨®rdenes del control en tierra.
'Los rusos facilitaron durante toda la operaci¨®n datos y las im¨¢genes, porque la Mir llevaba una c¨¢mara. As¨ª, en ESOC se vio todo lo que la estaci¨®n ve¨ªa, hasta que la c¨¢mara dej¨® de transmitir en la reentrada, y fue una de las primeras piezas que se quemaron', cuenta Bell¨®.
A cargo del equipo especial de la ESA aquella noche estaba Walter Flury, y los datos de los rusos se recib¨ªan por los ordenadores que gestionaba la matem¨¢tica espa?ola Cristina Hern¨¢ndez, de GMV. A trav¨¦s de ESOC se enviaba toda la informaci¨®n a otros centros de la ESA, as¨ª como a las agencia espaciales de pa¨ªses europeos y a la NASA, con prioridad.
En ESOC est¨¢ la lista de los servicios de protecci¨®n civil europeos y en caso de riesgo por la ca¨ªda de alg¨²n artefacto espacial, funciona un tel¨¦fono rojo de alerta.
Ocho grandes equipos, incluida la Mir, que es el mayor, han reentrado en la atm¨®sfera terrestre desde enero de 1978: siete rusos y uno estadounidense (el Skylab). 'La Saliut-7 s¨ª que supuso un peligro para Espa?a, en 1991; iba descontrolada, cay¨® en los Andes, pero 20 minutos despu¨¦s pasaba por encima de Palma de Mallorca', comenta Bell¨®, que es miembro del Consejo Asesor Europeo de Basura Espacial.
En realidad, el riesgo de que una persona muera debido a la ca¨ªda de un trozo de nave espacial o cohete es de uno entre 6.600 millones, seg¨²n c¨¢lculos presentados en ESOC, por Heiner Klinkrad, en un congreso sobre basura espacial celebrado all¨ª dos d¨ªas antes de la ca¨ªda de la Mir. Sin embargo, el riesgo de muerte debido al impacto de un asteoride o de un accidente a¨¦reo es de uno entre 20.000; y el de fallecimiento en un accidente de coche, de uno en 100. Klinkrad formaba parte del equipo de ESOC que estuvo de guardia la noche de la Mir.
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