Cuatro mejor que dos
La propuesta m¨¢s sensata en la campa?a vasca la ha hecho una persona que no se presenta. El se?or Kn?rr, presidente de la patronal, no parece haber obtenido grandes apoyos cuando ha asegurado que en el futuro lo mejor ser¨ªa un gobierno lo m¨¢s amplio posible, multiplicando el acuerdo en lo fundamental. Algunos le habr¨¢n juzgado un iluso o un conformista. Pero no s¨®lo tiene la raz¨®n sino que cuando mejor han estado Ibarretxe y Mayor es al afirmar que necesitar¨¢n a quienes de momento dan la sensaci¨®n de figurar en las ant¨ªpodas: los socialistas y los nacionalistas no soberanistas, respectivamente.
Ese g¨¦nero de invocaciones no son nuevas en Espa?a. Miguel Roca, en un texto que formaba parte de un libro escrito por los ponentes de la Constituci¨®n, escribi¨® que ¨¦sta era no s¨®lo de consenso sino tambi¨¦n para el consenso. La afirmaci¨®n vale para nuestra ley fundamental y para nuestro sistema pol¨ªtico; no se refiere a un momento sino a siempre.
Cuando estaba gest¨¢ndose nuestra democracia, un polit¨®logo, Lipjhardt, propuso una explicaci¨®n de lo que denomin¨® como 'democracias consociacionales'. La tesis habitual, nada menos que desde Arist¨®teles, consiste en afirmar que una comunidad pol¨ªtica para funcionar bien debe estar formada por seres iguales, es decir con una homogeneidad de status y de pensamiento. Pero este presupuesto entra en contradicci¨®n con la realidad de que hay sociedades muy plurales que, sin embargo, funcionan como democracias; en ellas suele ser bastante frecuente el gobierno de una gran coalici¨®n que re¨²ne a todos los sectores significativos coincidentes en lo b¨¢sico. Desde luego este tipo de democracia es criticable. Resulta m¨¢s lenta y m¨¢s cara; puede dar la sensaci¨®n en ella de que los dirigentes escamotean los motivos de contradicci¨®n; a veces exige incluso el veto mutuo de posiciones que puedan provocar confrontaci¨®n. Pero, en su defensa, basta con arg¨¹ir que la contrafigura de este g¨¦nero de democracia resulta mucho peor.
Lo contrario a una democracia consociacional es una democracia centr¨ªfuga cuya tendencia natural es a acabar mal. Cuando existe una sociedad homog¨¦nea y una clase dirigente que se lleva bien no suele haber problemas. Cuando la sociedad es homog¨¦nea pero la minor¨ªa dirigente no colabora la sociedad tiende a imponerle este comportamiento; quiz¨¢ eso fue lo que sucedi¨® durante la transici¨®n espa?ola a la democracia. Lo dif¨ªcil es cuando la sociedad es plural o fragmentada y la clase dirigente propende a la radical falta de colaboraci¨®n. Entonces amenaza el desastre y ¨¦sta es la situaci¨®n en que podemos encontrarnos en el Pa¨ªs Vasco. Atizadas por el terrorismo, la fragmentaci¨®n y, en los ¨²ltimos tiempos, la polarizaci¨®n parecen protagonistas pol¨ªticos fundamentales, si no ¨²nicos.
Y, sin embargo, por m¨¢s que ahora pueden gobernar los no nacionalistas nada puede hacer pensar que se vaya a producir un giro copernicano en el comportamiento electoral. Lo m¨¢s importante es lo que suceder¨¢ el 14 de mayo y de cara a esta fecha es posible pensar en varias alternativas que rondan lo demencial. El aspecto m¨¢s reconfortante de las encuestas es que el n¨²mero de parlamentarios de EH puede quedar reducido en un tercio. Aun as¨ª, por las peculiaridades de la ley electoral, la suma del voto no nacionalista puede ser inferior al nacionalista o sensiblemente semejante y, sin embargo, ganar en n¨²mero de esca?os. Otra posibilidad es una situaci¨®n parlamentaria en la que EH pueda derribar cualquier gobierno no nacionalista o apoyar a uno nacionalista con votos no queridos y chantajistas. Nadie duda de que cualquier gobierno que se forme representar¨¢ a la mitad de la sociedad vasca. Con estos mimbres ?se puede vencer al terrorismo? Alguno pensar¨¢ que este no es el momento de pensar en consensos. Pero cada d¨ªa tiene su obligaci¨®n moral y su oportunidad pol¨ªtica. Cuando hab¨ªa que condenar a los GAL era en los 80 y no en los 90; cuando tuvo el PNV que cambiar de pol¨ªtica fue despu¨¦s del primer muerto. Dos parejas se disputan el voto pero ser¨ªa mucho mejor que los cuatro coincidieran mucho m¨¢s. Y es lamentable que esta obviedad la diga un patrono y no lo haya hecho un intelectual.
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