En torno a los efectos de la globalizaci¨®n
Dos art¨ªculos m¨ªos sobre uno de los temas m¨¢s pol¨¦micos del momento, la globalizaci¨®n, han suscitado una respuesta razonada, aunque creo que no razonable, por parte del profesor ?ngel Mart¨ªnez Gonz¨¢lez Tablas (AMGT) en EL PA?S del 30 de diciembre de 2000, que agradezco sinceramente, ya que mi ¨¢nimo al escribir dichos art¨ªculos era estimular el debate.
AMGT critica mis dos art¨ªculos del 29 de septiembre y del 14 de diciembre pasados con los siguientes argumentos. En primer lugar, aunque reconoce que la globalizaci¨®n no es pura ideolog¨ªa, afirma que tiene un fuerte componente ideol¨®gico, ya que es otra propuesta m¨¢s del 'paradigma neoliberal' y del 'pensamiento ¨²nico'. Naturalmente, es dif¨ªcil pensar que un proceso que est¨¢ impulsado por millones de decisiones individuales de los empresarios y de los inversores de todo el mundo pueda tener un componente ideol¨®gico. Sobre el 'paradigma neoliberal' y 'el pensamiento ¨²nico' ya he escrito en este mismo diario (28-1-98) exponiendo que el nuevo liberalismo se ha ido imponiendo lentamente al nuevo keynesianismo desde la primera crisis del petr¨®leo, porque este ¨²ltimo no daba respuestas te¨®ricas y pr¨¢cticas suficientes a los nuevos problemas que se estaban experimentando, como el de la 'estanflaci¨®n', y porque hab¨ªa creado unos sectores p¨²blicos dif¨ªcilmente financiables por los contribuyentes. Es decir, el liberalismo no tiene nada de 'pensamiento ¨²nico', sino de pensamiento m¨¢s pr¨¢ctico y mejor adaptado, por el momento, a la realidad econ¨®mica. Los paradigmas, como se?alaba Karl Popper, s¨®lo duran lo que tarde en aparecer otro que tenga m¨¢s fundamento y se adapte mejor a la realidad. Igual terminar¨¢ pasando con este nuevo paradigma liberal alg¨²n d¨ªa.
En segundo lugar, AMGT duda de que la globalizaci¨®n conlleve a un aumento de la competencia, sino que, seg¨²n ¨¦l, lleva a una mayor oligopolizaci¨®n por el desarrollo de grandes complejos empresariales. Si efectivamente no conduce a una mayor competencia, entonces, ?de qu¨¦ creciente competencia, ajustes de plantilla y dumping social se quejan continuamente las organizaciones empresariales y sindicales de los pa¨ªses desarrollados? Adem¨¢s, AMGT sabe perfectamente, a trav¨¦s del trabajo de keynesianos 'de pro' como Krugman, Helpman y Kierzkowsky, que la competencia internacional es cada vez m¨¢s imperfecta y oligopolizada, pero no por ello menos dura, y que las econom¨ªas de escala y la diferenciaci¨®n del producto se van imponiendo poco a poco a las ventajas comparativas. El hecho de que Boeing y Airbus sean los dos fabricantes dominantes del mercado de aviones comerciales no significa que no exista una competencia 'a muerte' entre ellos y que los precios de los aviones no vayan cayendo, sino todo lo contrario.
En tercer lugar, AMGT pone en entredicho que la globalizaci¨®n provoque una reducci¨®n de los precios de las mercanc¨ªas, servicios y capitales que se comercian y pone como ejemplo que los tipos de inter¨¦s reales (descontada la inflaci¨®n) tienden a aumentar en lugar de disminuir y que los precios de muchos productos no caen por la situaci¨®n oligopol¨ªstica y por las pol¨ªticas antiinflacionistas. Para empezar, tenemos el ejemplo contrario en nuestro pa¨ªs, en el que entre 1995 y 2000 los tipos reales de inter¨¦s han ca¨ªdo desde cerca de un 5% a cerca de un 1%. Los tipos reales de inter¨¦s de la OCDE han ca¨ªdo del 4% en 1990 al 2% en 1999. Si los tipos reales de inter¨¦s mundiales no han ca¨ªdo lo suficiente es, por un lado, porque la desinflaci¨®n mundial ha sido muy r¨¢pida y, por otro, porque no ha habido suficiente integraci¨®n o globalizaci¨®n del capital, y ello, por tres problemas b¨¢sicos. Primero, por el riesgo de tipo de cambio entre pa¨ªses. Segundo, por el riesgo pa¨ªs, ya que hay muchos pa¨ªses en los que la probabilidad de no poder recuperar la cantidad prestada es a¨²n muy elevada, y tercero, por los controles de capital y de cambios, que siguen siendo numerosos tanto en pa¨ªses ricos como pobres. Dobson y Jacquet estiman que la liberalizaci¨®n de los servicios financieros en la nueva Ronda del Milenio de la OMC durante un periodo de 10 a?os supondr¨ªa un menor coste de capital para el conjunto mundial de 1,3 billones (europeos) de d¨®lares. Lo mismo se puede decir de la liberalizaci¨®n del comercio de mercanc¨ªas y servicios. La OMC estima que la Ronda del Milenio, al aumentar la liberalizaci¨®n de bienes y servicios, reducir¨¢ sus precios en 400 millardos de d¨®lares por a?o, que se a?adir¨¢n a los 200 millardos por a?o que se han conseguido ya con la Ronda Uruguay.
En cuarto lugar, AMGT cree que la globalizaci¨®n no induce a un aumento del flujo de los capitales extranjeros 'productivos' hacia el mundo en desarrollo y que los mayores flujos de capital se deben a privatizaciones y est¨¢n concentrados en muy pocos pa¨ªses. Sin embargo, los flujos privados netos de capital al conjunto de los pa¨ªses en desarrollo han pasado de una media anual de 10 millardos de d¨®lares en los a?os sesenta a otra de 20 millardos en los setenta. Volvieron a bajar a 15 millardos en los ochenta tras la crisis del 82 y en los noventa han sido de 130 millardos por a?o de media. Para el a?o 2001 se estima que se acerquen a los 120 millardos. Adem¨¢s, en su composici¨®n tienen un peso cada vez mayor la inversi¨®n extranjera directa (40%) y la emisi¨®n de bonos y acciones (40%) y un menor peso los cr¨¦ditos bancarios. Naturalmente, los pa¨ªses que llevan a cabo pol¨ªticas de mayor apertura, desregulaci¨®n, privatizaci¨®n y seguridad jur¨ªdica son los que reciben mayores flujos, como no pod¨ªa ser de otra manera. Por otro lado, gracias a la inversi¨®n extranjera, los gobiernos de estos pa¨ªses han conseguido ingresos much¨ªsimo m¨¢s elevados en la privatizaci¨®n de sus empresas.
En quinto lugar, AMGT pone en entredicho mi afirmaci¨®n de que cuanto mayor sea la globalizaci¨®n menor ser¨¢ la necesidad de emigrar. Aparte de que esta teor¨ªa est¨¢ magistralmente demostrada por Robert Mundell desde 1958, es la explicaci¨®n de por qu¨¦ los pa¨ªses en desarrollo piden m¨¢s comercio y m¨¢s capital y menos ayuda, ya que el comercio de bienes, servicios y capitales sustituye al movimiento de personas. Aun as¨ª, las emigraciones en este siglo van a ser masivas, a pesar de la globalizaci¨®n, ya que van a responder a las tremendas diferencias en las tasas de crecimiento demogr¨¢fico que existen entre los pa¨ªses pobres y los ricos.
En sexto lugar, AMGT se?ala que los hechos no demuestran que la globalizaci¨®n aumente el crecimiento y la convergencia entre pa¨ªses. No s¨¦ a qu¨¦ hechos se refiere, pero en estos ¨²ltimos 50 a?os, que son los que lleva desarroll¨¢ndose la actual globalizaci¨®n, el crecimiento mundial ha alcanzado una media anual del 4,1%, la mayor de toda la historia. Incluso excluyendo los felices a?os sesenta y principios de los setenta hasta que se quebr¨® el boom, con la primera crisis energ¨¦tica (que por cierto benefici¨® a algunos pa¨ªses en desarrollo a costa del resto), la aceleraci¨®n de la globalizaci¨®n en estos ¨²ltimos 20 a?os ha permitido una media de crecimiento mundial del 3,5% anual, que supera netamente el de las d¨¦cadas de no globalizaci¨®n y proteccionismo entre 1914 y 1950, en que s¨®lo se creci¨® a una media del 2,0% anual. En estos ¨²ltimos 20 a?os, el conjunto de los pa¨ªses en desarrollo ha crecido a mayor ritmo anual medio que el de los desarrollados, los primeros, al 4,75%, y los segundos, al 3,3%. En t¨¦rminos de PIB per c¨¢pita, que es mejor indicador de convergencia real, el crecimiento medio anual en estos ¨²ltimos 50 a?os ha sido del 2,7% en los pa¨ªses desarrollados y del 2,6% en los en desarrollo, el mayor de toda la historia. La m¨ªnima diferencia entre ambos viene dada no por la globalizaci¨®n, sino por la mayor tasa de crecimiento de la poblaci¨®n en estos ¨²ltimos pa¨ªses (que ya ostentan el 80% de la poblaci¨®n mundial) y por la situaci¨®n dram¨¢tica del ?frica subsahariana. Sin embargo, en los ¨²ltimos 20 a?os de mayor globalizaci¨®n, el PIB per c¨¢pita de los pa¨ªses en desarrollo ha aumentado el 2,5% de media anual frente al 2,15% de los desarrollados.
A pesar de que se d¨¦ convergencia de renta global, no afecta a todos los pa¨ªses por igual; de hecho la convergencia se da en forma de 'dos picos' o 'dos clubs'. En la parte de arriba, entre los pa¨ªses ricos y los emergentes y en la parte de abajo, entre los pa¨ªses pobres, lo que aumenta la diferencia entre los de arriba y los de abajo. ?ste es un asunto muy grave al que hay que hacer frente de forma global y solidaria.
Finalmente, AMGT no est¨¢ de acuerdo ni con la clasificaci¨®n que he hecho de los grupos que protestan contra la globalizaci¨®n ni con mi idea de que no es pr¨¢ctico protestar contra un proceso general inherente al desarrollo de la econom¨ªa mundial, sino que es m¨¢s efectivo luchar contra situaciones concretas de desigualdad, injusticia o marginaci¨®n que desencadena la globalizaci¨®n. En cuanto a mi clasificaci¨®n de los que protestan, tengo que decir que la he realizado a trav¨¦s de mi experiencia directa con las personas y organizaciones que protestaban en las reuniones internacionales a las que he asistido y tiene que ser necesariamente esquem¨¢tica, ya que no cabe m¨¢s en un art¨ªculo de peri¨®dico. Realmente siento verg¨¹enza al ver que, un proteccionista agr¨ªcola a ultranza como es Jos¨¦ Bov¨¦, sabiendo que la protecci¨®n agr¨ªcola de Europa, EE UU y Jap¨®n es quiz¨¢ el principal obst¨¢culo para la convergencia de los pa¨ªses en desarrollo, se convierte en un h¨¦roe en la reuni¨®n alternativa a Davos celebrada en Porto Alegre. No comprendo c¨®mo personas de izquierda, de extrema izquierda y de extrema derecha se pueden unir fraternalmente en su protesta contra la globalizaci¨®n. En cuanto a la segunda, me mantengo en mi idea de que unos cientos o miles de manifestantes no pueden cambiar el curso de un proceso que est¨¢ sostenido, no por 'poderosas fuerzas', como percibe AMGT, sino por decisiones individuales de millones de agentes econ¨®micos en todo el mundo, pero s¨ª pueden contrarrestar algunos de sus efectos m¨¢s negativos. Ver en la globalizaci¨®n una 'conjura de los poderosos' no tiene ning¨²n sentido y s¨ª lo tiene, sin embargo, intentar hacer toda la fuerza (no violenta) posible ante todas las instancias p¨²blicas y privadas, nacionales e internacionales, para que no haya perdedores netos en este proceso de progreso tan prometedor para la econom¨ªa mundial.
Finalmente, en EL PA?S del 3 de febrero pasado, Diego Guerrero critica tanto el art¨ªculo de AMGT como los dos m¨ªos diciendo que representamos dos caras de la misma cosa, el capitalismo, y que mientras no se acabe con el capitalismo no hay nada que hacer, ya que conduce a la explotaci¨®n del trabajo por el capital y a la competencia de todos contra todos. Le recomiendo que se lea el excelente art¨ªculo de Mario Vargas Llosa publicado en la misma secci¨®n y el mismo d¨ªa sobre los 'quiebraquilos', en el que aparece retratado acertadamente como uno de ellos. Gran acierto el haber publicado ambos art¨ªculos el mismo d¨ªa y en la misma secci¨®n de opini¨®n.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
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