Un acuerdo para 2005
El borrador de la declaraci¨®n final de la cumbre ya est¨¢ redactado y contiene un llamamiento a 'renovar el compromiso en la integraci¨®n del hemisferio'. Establece que las negociaciones del ALCA terminar¨¢n en enero de 2005 y que el acuerdo comenzar¨¢ a aplicarse a finales de ese a?o.
La mayor zona comercial del mundo ser¨¢ tremendamente desigual. El 76% de su riqueza procede de EE UU, lo que concede a este pa¨ªs un peso gigantesco. El ciudadano de Hait¨ª, el pa¨ªs m¨¢s pobre, gana 27 veces menos que el estadounidense. Los contrastes demogr¨¢ficos son tambi¨¦n brutales. Por no hablar de las disparidades en materia de democracia, derechos humanos, educaci¨®n, salud e higiene.
Si de Bush hubiera dependido, la cumbre de Quebec habr¨ªa adelantado a 2003 el final del periodo de gestaci¨®n del ALCA. Pero la resistencia de Brasil, la principal potencia econ¨®mica suramericana, fue absoluta. Brasil arrastra los pies, quiere ganar tiempo, para consolidar su industria nacional y fortalecer el Mercosur, el bloque comercial que forma con Argentina, Uruguay y Paraguay. Fernando Henrique Cardoso, el presidente brasile?o, tambi¨¦n mantiene viva la carta de las negociaciones del Mercosur con la Uni¨®n Europea. Pero sus socios argentinos y uruguayos y paraguayos no comparten su falta de entusiasmo por el ALCA.
Viejo objetivo de EE UU
Desde su independencia, el libre comercio es el ¨²nico precepto fijo en materia internacional de EE UU. Pero como con su defensa de los derechos humanos al tiempo que aplica la pena de muerte, el coloso vive en la contradicci¨®n. Como denuncia Canad¨¢, EE UU levanta un mont¨®n de barreras a los productos extranjeros. Otro obst¨¢culo m¨¢s se anuncia en el horizonte. Incluso en el caso de que Bush logre que el Congreso le conceda la potestad del fast track, le exigir¨¢ que los acuerdos que suscriba contengan unas exigencias m¨ªnimas en materia laboral y medio ambiente.
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