La competencia de los bancos centrales
Desde hace siete a?os, los tipos de inter¨¦s en EE UU no se situaban en referencias m¨¢s bajas que en el ¨¢rea euro. Tambi¨¦n hay que remontarse a ese periodo para hallar un ejercicio con un crecimiento de la econom¨ªa norteamericana menor que en el conjunto de las europeas. La mayor parte de las previsiones manejan tasas de avance de su producto interior bruto pr¨¢cticamente de la mitad que en la Uni¨®n Monetaria Europea. Mientras que los precios al consumo, despu¨¦s de muchos meses con niveles de inflaci¨®n muy superiores al 3% en EE UU, han iniciado un proceso de convergencia, habi¨¦ndose reducido el diferencial a tan s¨®lo tres d¨¦cimas (con cifras de marzo).
No sorprende por ello el r¨¢pido recorte de los tipos de inter¨¦s de las autoridades monetarias de EE UU hasta el 4,50%. El calendario elegido para ello se ha adelantado algunas semanas respecto a las expectativas mayoritarias en los mercados, pero no deja de ser una pauta de comportamiento habitual de los bancos centrales para aumentar el impacto de sus decisiones. Ha puesto de manifiesto su intenci¨®n de volver a tomar la iniciativa sobre el mercado y de suavizar las cr¨ªticas que por primera vez hab¨ªan acusado a Greenspan no s¨®lo de actuar con retraso, sino tambi¨¦n de excesiva dureza en las subidas aplicadas hace un a?o.
El Banco Central Europeo va a seguir presionado para actuar justo cuando la inflaci¨®n toque niveles m¨¢ximos
La Fed ha vuelto a encontrar la complicidad de los mercados y en paralelo ha vuelto a 'dejar en evidencia' a sus colegas del BCE, justo una semana despu¨¦s de que ¨¦stos defraudaran a los agentes con la recuperaci¨®n de un discurso que podr¨ªa tacharse de excesivamente beligerante. La cesi¨®n inmediata del euro, que lleg¨® a perder incluso los 86 centavos de d¨®lar, no es sino el resultado de la falta de confianza de los capitales internacionales, que contin¨²an optando por activos en d¨®lares.
La sustituci¨®n de inversi¨®n directa y flujos de cartera en renta variable por bonos, en especial emitidos por empresas y agencias, ha garantizado la financiaci¨®n del d¨¦ficit por cuenta corriente de EE UU. El papel de los bancos centrales, desde luego, resulta relevante en la competencia por atraer el inter¨¦s de los inversores. En particular, por el mantenimiento de una credibilidad en el control de los precios, pero tambi¨¦n por generar el entorno adecuado para un crecimiento sostenido y significativo.
Una de las ventajas de la UME fue la creaci¨®n de un mercado de capitales m¨¢s amplio que fomentara y dinamizara los canales de financiaci¨®n en condiciones mucho m¨¢s favorables para competir con el mercado de EE UU y, en definitiva, con el d¨®lar. Parte de este objetivo se ha cumplido, pero ni en ¨¦pocas de bonanza, ni en fases de crisis internacional, el ¨¢rea euro ha podido ofrecer criterios de rentabilidad que permitieran el retorno de los capitales. Probablemente, el mantenimiento de tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados, como los que define hoy el euro sobre el d¨®lar, facilite un mejor comportamiento de la divisa europea.
Pero no es suficiente y probablemente tampoco necesario. De hecho, la curva europea descuenta para el pr¨®ximo a?o tipos inferiores a los de EE UU. El mercado no conf¨ªa aparentemente en el potencial de crecimiento europeo y los registros de las bolsas desde enero siguen siendo m¨¢s negativos en Europa, a pesar de que el epicentro del ajuste est¨¢ en EE UU. En consecuencia, el BCE seguir¨¢ presionado -es el ¨²nico banco central del G-7 que no ha bajado tipos de cara a la pr¨®xima cumbre- para actuar justo cuando la inflaci¨®n toca los niveles m¨¢ximos. Cabe recordar que tambi¨¦n la Fed lo hizo en enero, mes en el que el crecimiento de los precios alcanz¨® un techo del 3,7% en EE UU. Un par de meses despu¨¦s ha ca¨ªdo casi un punto, una vez se han ido corrigiendo factores que dif¨ªcilmente pod¨ªa combatir la pol¨ªtica monetaria. ?Qu¨¦ f¨¢cil ser¨ªa para el BCE si este comportamiento estuviera garantizado!
C¨¦sar Cantalapiedra y Daniel Manzano son socios del Grupo Analistas.
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