El nuevo mapa e¨®lico prohibir¨¢ los molinos en los futuros parques naturales

La raz¨®n de esta medida es que la Generalitat prev¨¦ crear tres nuevos parques naturales en Tarragona, que beneficiar¨¢n a las monta?as de Prades, la sierra del Montsant y los Ports de Tortosa-Beseit. Por consiguiente, el nuevo mapa e¨®lico incluir¨¢ la delimitaci¨®n de estas futuras ¨¢reas protegidas para mantenerlas al margen de los aerogeneradores. Fuentes de Medio Ambiente comentan que esta voluntad responde a las presiones contrarias cosechadas por el mapa e¨®lico anterior m¨¢s que a un convencimiento del propio departamento, para quien los aprovechamientos e¨®licos se pueden compatibilizar con la protecci¨®n de los espacios naturales.

Con esta iniciativa, Medio Ambiente intenta contrarrestar una de las cr¨ªticas de que ha sido objeto: la casi inexistencia de espacios protegidos en el interior de la provincia de Tarragona. Seg¨²n la Instituci¨® Catalana d'Hist¨°ria Natural (ICHN), de las 143.000 hect¨¢reas protegidas en el interior de Catalu?a mediante figuras de protecci¨®n alta o espacios de protecci¨®n especial, solamente un 2% se encuentra en las comarcas de Tarragona. Se trata de las 2.400 hect¨¢reas del paraje natural de inter¨¦s nacional de Poblet, m¨¢s las 900 de dos peque?as reservas naturales parciales en las monta?as de Prades.

La protecci¨®n de las monta?as de Prades, Montsant y Beseit pretende conciliar intereses. Por un lado, aliviar¨¢ la falta de espacios protegidos en el sur de Catalu?a. Y por otro, aun preservando estas tres ¨¢reas, siguen quedando extensas zonas monta?osas en Tarragona en las que implantar aerogeneradores: las sierras de Miramar, Comaverd, Brufaganya, Queralt, Ancosa y Montmell, al norte de Montblanc. Y, m¨¢s al sur, los extensos n¨²cleos orogr¨¢ficos de las sierras de Tivissa, Vandell¨®s, Llaberia, Colldejou, Card¨®, Boix, P¨¤ndols, Cavalls i el Montsi¨¤, m¨¢s otras muchas elevaciones menores y sus contrafuertes.

?Lograr¨¢ esta nueva versi¨®n del mapa e¨®lico acallar las cr¨ªticas recibidas por el anterior? La cuesti¨®n se presenta complicada, m¨¢xime cuando a las voces de protesta se han sumado, esta vez, los habitualmente discretos c¨ªrculos cient¨ªficos.

Oposici¨®n cient¨ªfica

Una de las entidades que se han mostrado contrarias al primer proyecto ha sido la Instituci¨® Catalana d'Hist¨°ria Natural. El hecho es significativo por cuanto la Instituci¨® es una centenaria entidad cient¨ªfica, filial del Institut d'Estudis Catalans, cuyo objetivo es el estudio de los sistemas naturales. Sus cerca de 1.000 miembros son investigadores, estudiosos, profesores y catedr¨¢ticos universitarios. O sea, se trata de algo bastante alejado de una entidad reivindicativa que, sin embargo, no ha tenido inconveniente en titular como sigue el editorial del n¨²mero 33 de su bolet¨ªn: El decreto de la energ¨ªa e¨®lica pone en peligro todos los espacios naturales del sur de Catalu?a. En el texto pueden leerse afirmaciones como que 'si en el pa¨ªs faltan espacios naturales protegidos, las comarcas de Tarragona pr¨¢cticamente no los tienen', temi¨¦ndose que 'a partir de ahora, en Catalu?a, los espacios naturales que a¨²n no han sido declarados parques naturales, como los Pirineos, est¨¢n incluidos para adecuar los emplazamientos de energia e¨®lica'. El editorial de la ICHN tambi¨¦n cita la existencia de 'un informe, elaborado por los mismos t¨¦cnicos del Departamento de Medio Ambiente, que se ha ocultado, y en el que se desaconseja la ubicaci¨®n de centrales e¨®licas en espacios de inter¨¦s natural'.

Josep Germain, experto en biodiversidad y conservaci¨®n y miembro de la junta directiva de la ICHN, explica c¨®mo 'en el mapa de implantaci¨®n e¨®lica que defendi¨® la Generalitat, las comarcas de Tarragona dibujaban un mosaico fragmentado de ¨¢reas de peque?o tama?o, de manera que en unas era posible y en otras estaba prohibida -o condicionada- la implantaci¨®n e¨®lica. Hoy en d¨ªa se considera imprescindible aumentar la interconectividad de los espacios naturales, y lo que permit¨ªa el mapa e¨®lico era lo contrario, subdividiendo el territorio en fragmentos m¨¢s peque?os, transformando peque?as islas en microarchipi¨¦lagos'. Germain cree que si el nuevo mapa e¨®lico se limita a proteger tres espacios pero manteniendo la subdivisi¨®n del resto de ¨¢reas naturales, poco se habr¨¢ mejorado respecto a la situaci¨®n anterior.

Uno de los aspectos que centra las cr¨ªticas de los naturalistas es el impacto de la construcci¨®n de parques e¨®licos. A juicio de Germain, el impacto va a ser muy considerable si se considera la cantidad de viales que hay que construir para permitir el acceso de maquinaria pesada a zonas de geograf¨ªa abrupta. Ello es particularmente preocupante en las sierras prelitorales de Tarragona, puesto que acostumbran a presentar pendientes muy fuertes y suelos muy d¨¦biles, por lo que los efectos erosivos pueden ser muy notables. Tambi¨¦n hay que computar el impacto de la instalaci¨®n de las centrales transformadoras que acompa?an a cada instalaci¨®n e¨®lica, y de las l¨ªneas de alta tensi¨®n que deben conectar cada parque e¨®lico a la red, y que a su vez precisan de la construcci¨®n de m¨¢s viales para poder emplazar las torres el¨¦ctricas.