Se reproducen
Ciertas charlas con j¨®venes no tienen desperdicio. Seg¨²n unos j¨®venes conocidos m¨ªos de 18 a?os, la actualidad nos juega a veces bromas pesadas, hasta el punto de hacernos pensar que las noticias se reproducen como conejos. ?Por qu¨¦ cuando se cae un avi¨®n, otro lo hace pocos d¨ªas despu¨¦s? No hay como que se desplome una casa para que otra lo haga en un corto espacio de tiempo. No hay como que un autob¨²s sufra un accidente como para que otro choque poco tiempo despu¨¦s. Esto nos lleva a interrogarnos si las noticias tienen ese poder, o esa maldici¨®n. No hay como leer el diario d¨ªa a d¨ªa para darse cuenta de que la desaparici¨®n de una ni?a siempre trae otra desaparici¨®n, de que una enfermedad animal siempre lleva a otra, de que un crimen juvenil aboca a otro. Es como si las noticias tuvieran hijos.
Siempre seg¨²n estos j¨®venes, esto no suele suceder con las buenas noticias. ?stas son est¨¦riles, hasta el punto de que la paz en un punto del planeta no se contagia a otros lugares en conflicto. Habr¨ªa que empezar por preguntarse si las buenas noticias no tienen esa capacidad de reproducci¨®n, porque escasean como las piedras preciosas. Las buenas noticias, por lo tanto, son est¨¦riles, a no ser por ese leve rayo de esperanza que producen en una humanidad hastiada de problemas. Las malas, en cambio, son extremamente fecundas.
La encefalopat¨ªa espongiforme nos llev¨® hasta la fiebre aftosa de la mano. Un travelling espectacular. De la misma forma, las cat¨¢strofes naturales se repiten. Hay j¨®venes que se preguntan si llegaremos al siglo XXII. No son catastrofistas, al contrario, son bastante realistas. Son gente que dice que no se conforma. Gente pesimista, al fin y al cabo, que cree en ese poder reproductor de las noticias. Gente que no se traga las bondades de los cultivos transg¨¦nicos, ni la inocencia de la clonaci¨®n humana. Gente que duda. Un sector de juventud que ocupa un lugar de vanguardia entre los descre¨ªdos. Su problema principal es disfrutar de la vida, y no se creen casi nada. Ellos, los que deber¨¢n entrar por el aro de la sociedad dentro de nada, ni siquiera se plantean el tema de la procreaci¨®n. ?Deben ellos reproducirse para lanzar ni?os a un mundo podrido?, reflexionan.
Estuve intercambiando opiniones con estos chavales de 18, y la conclusi¨®n a la que llegu¨¦ fue lamentable. Entre bromas, me explicaron jocosamente c¨®mo ve¨ªan ellos la vida. Lo ¨²nico que les interesaba eran las nuevas drogas, la m¨²sica, la moda. Lo dem¨¢s era mentira para ellos. Renegaban del mundo en el que viv¨ªan. Renegaban de la familia, de la pol¨ªtica, de la sociedad en general, pero, curiosamente, todos estaban de acuerdo en que las noticias se reproducen como pulgas. Y para ellos, todas las noticias eran malas. Pregunt¨¦ si pensaban votar, y casi se mueren de la risa. Mi voto no va a cambiar nada, dec¨ªan. Estaban tan globalizados, que no pensaban en absoluto en los problemas del Pa¨ªs Vasco. Ellos viv¨ªan en otro lugar. Por supuesto, no pertenec¨ªan a ning¨²n partido pol¨ªtico. As¨ª es un sector de la juventud de hoy en d¨ªa. Por descontado, no todos los j¨®venes piensan de esta forma. Otros muchos participan. Pero algunos j¨®venes descre¨ªdos no conf¨ªan en ning¨²n partido pol¨ªtico, y no votar¨¢n. La suya ser¨¢ como una mala noticia, fecunda. La noticia de la abstenci¨®n.
Mientras tanto, en los peri¨®dicos, siguen repiti¨¦ndose los sucesos, las noticias, los discursos pol¨ªticos que no tienen en cuenta a ese sector de juventud que pasa de todo. Esa juventud olvidada hasta por s¨ª misma, que piensa que todo es una mierda, que se pasa por el forro las discusiones bizantinas, las buenas palabras de unos y de otros, el ideario de cualquiera, y que tan solo necesita drogas, m¨²sica y moda para vivir. Est¨¢n tan desenga?ados que han dejado de esperar milagros, que han dejado de pedir a los l¨ªderes soluciones para el futuro, que han dejado de tener esperanza, como no sea a corto plazo, una esperanza peque?a, de pret ¨¤ porter, una esperanza autom¨¢tica, que viene dentro de una botella o un porro. Y cada vez son m¨¢s. No tienen intenci¨®n de procrear, pero se reproducen.
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