Una fundaci¨®n reclama la herencia que dej¨® un hacendado de La Guardia a un sindicato obrero
El alcalde promueve un acuerdo amistoso entre las partes que se disputan el legado
El testamento empez¨® a surtir efecto tras la muerte de su viuda, Carmen Araque D¨ªaz, que no tuvo descendientes. Sus familiares m¨¢s pr¨®ximos se repartieron entonces las fincas r¨²sticas y los bienes inmuebles esgrimiendo su condici¨®n de arrendatarios. Casi todo aqu¨¦l que se apellide Araque en este peque?o municipio situado a escasos 10 kil¨®metros de Ja¨¦n es benefactor actualmente de alg¨²n bien dejado por Blas Torres. Sin embargo, ninguno de ellos se considera un okupa. 'La finca me la dejaron mis padres y todos los a?os he pagado la contribuci¨®n, por lo que est¨¢ claro que es m¨ªa', manifiesta Sebasti¨¢n L¨®pez Araque, que explota una finca de olivar; una de las 17 que forman parte del controvertido legado.
La titularidad que reivindican estas personas se cuestiona desde otras instancias. En 1957 se constituy¨® el Patronato Ben¨¦fico Docente Blas Torres Vadillos. Su creaci¨®n impidi¨®, al menos, que las fincas pasasen a manos privadas al poder acreditar 50 a?os de uso. Sin embargo, los intentos de los distintos alcaldes que ha tenido La Guardia en el ¨²ltimo medio siglo para hacer realidad el esp¨ªritu del testamento han ido fracasando uno tras otro. Los alcaldes son los que, seg¨²n se especifica en el documento de transmisi¨®n, presiden el patronato, formado adem¨¢s por una singular comisi¨®n de personas nobles del municipio: el cura, el juez de paz, el m¨¦dico titular, el farmac¨¦utico, el veterinario y dos maestros.
'No estamos aqu¨ª por capricho, sino para hacer cumplir la ¨²ltima voluntad', les dijo a todos ellos el actual alcalde de La Guardia, Juan Ram¨®n Romero (PSOE), que ayer martes convoc¨® una reuni¨®n de la fundaci¨®n -t¨¦rmino reconvertido del antiguo patronato- para intentar conseguir lo que no han logrado sus antecesores. 'No podemos hacer dejaci¨®n de funciones, porque si se pierden estos bienes, la responsabilidad caer¨¢ sobre nosotros', subraya Romero, consciente de que no va a ser nada f¨¢cil conciliar todos los intereses en juego.
'Nadie debe alarmarse, de lo que se trata es de llegar a un acuerdo beneficioso para todos', se?ala el alcalde, para quien lo ideal es que los actuales ocupantes de la finca conserven su condici¨®n de arrendatarios y abonen una renta anual que se destine a los fines previstos, aunque necesariamente adaptados a los tiempos actuales. 'Hoy en d¨ªa ya no hace falta construir colegios porque tenemos, pero el dinero se destinar¨ªa a becas y ayudas para los estudiantes m¨¢s humildes, como era la voluntad de aqu¨¦l hombre de izquierdas', manifiesta el alcalde y presidente de la fundaci¨®n. Curiosamente, entre los inmuebles del legado se encuentra la Casa del Pueblo, sede de los socialistas locales.
Romero apela al di¨¢logo entre todas las partes para no tener que acudir de nuevo a la v¨ªa judicial. Su antecesor, el tambi¨¦n socialista Jos¨¦ Mar¨ªa Salas, se vio obligado a interponer 16 demandas judiciales (actualmente paralizadas) en defensa de los bienes al intentar sus moradores escriturarlos a su nombre.
Lo que ocurre es que en este conflicto hay una tercera parte en discordia. Entre los 154 expedientes que el sindicato UGT present¨® en 1997 ante el Ministerio de Trabajo para pedir la devoluci¨®n del patrimonio hist¨®rico que le fue expoliado durante la guerra civil en la provincia de Ja¨¦n se encuentra el legado de Blas Torres Vadillos. UGT parece tener cogida la sart¨¦n por el mango, pues est¨¢ en poder de la escritura de los bienes donados.
El 57% de todos los bienes reclamados por UGT en Andaluc¨ªa se encuentran en Ja¨¦n, lo que da una idea del arraigo del sindicato, que en los a?os previos a la contienda civil cont¨® en la provincia jiennense con m¨¢s de 200 sociedades obreras y 32.000 afiliados. Al alcalde de La Guardia no le consta ninguna reclamaci¨®n en ¨¦se sentido de la organizaci¨®n sindical. Mientras tanto, Sebasti¨¢n L¨®pez, uno de los beneficiados, asegura con rotundidad que 'si quieren la finca tendr¨¢n que indemnizarme'.
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