Las elecciones vascas y el esp¨ªritu de la transici¨®n
Hace s¨®lo unas semanas, el soci¨®logo vasco Javier Elzo -presidente del F¨®rum Deusto- dec¨ªa en Televisi¨®n Espa?ola que el Pa¨ªs Vasco se encuentra en una situaci¨®n casi 'pre-b¨¦lica'. A primera vista podr¨ªa parecer exagerado o incluso alarmista este diagn¨®stico. Pero no faltan factores que lo abonan: no s¨®lo los continuos atentados de ETA y las diversas formas de violencia, sino tambi¨¦n las graves escisiones de fondo existentes entre plataformas, grupos y partidos pol¨ªticos vascos, la polarizaci¨®n creciente de actitudes en posiciones antag¨®nicas inconciliables, la radicalizaci¨®n del conflicto y la pr¨¢ctica imposibilidad de encontrar ¨¢mbitos m¨ªnimos de consenso.
En el Pa¨ªs Vasco, el sistema democr¨¢tico est¨¢ degradado en muchos aspectos. Nadie podr¨ªa negar este aserto con fundamento. Algunas libertades p¨²blicas y ciertos derechos fundamentales de las personas no se reconocen en la pr¨¢ctica suficientemente. El fen¨®meno del terrorismo es un c¨¢ncer con met¨¢stasis en centros vitales del sistema democr¨¢tico. No s¨®lo siega, sin juicio y sin apelaci¨®n, la vida de los adversarios pol¨ªticos, sino que a trav¨¦s del miedo contamina el libre ejercicio de derechos pol¨ªticos esenciales: entre ellos, la libertad de expresi¨®n, el derecho a la libre participaci¨®n en las instituciones, la libertad de fijaci¨®n del domicilio en el Pa¨ªs Vasco, el ejercicio tranquilo y secreto del sufragio y, lo que es m¨¢s grave: est¨¢ dificultando el reconocimiento paladino de la gravedad de la situaci¨®n. As¨ª, ante el informe del comisario europeo para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, ?lvaro Gil-Robles, la reacci¨®n de no pocos sectores gubernamentales vascos ha sido paralela a la del Gobierno de Franco cuando en los a?os sesenta una comisi¨®n internacional de juristas de Ginebra inform¨® sobre las carencias en esta materia del sistema pol¨ªtico de entonces: negar con vehemente indignaci¨®n el acierto del informe y acusarle de parcial, insuficiente y todo lo dem¨¢s.
Las elecciones vascas del 13 de mayo pr¨®ximo podr¨ªan ser una buena ocasi¨®n para drenar tensiones, rebajar el d¨¦ficit democr¨¢tico existente y poner las bases para un orden de convivencia aceptable para todos. Es claro que la tarea no es f¨¢cil. Y el gran peligro, tras esta convocatoria, es que el resultado sea de bloqueo, de callej¨®n sin salida, de que nada se ha movido, de frustraci¨®n en suma. Para evitar esto ayudar¨ªa mucho resucitar lo m¨¢s posible el esp¨ªritu que presidi¨® la transici¨®n espa?ola entre los a?os 1976 a 1978. Esp¨ªritu de concordia, de consenso, de cambio sustancial pero gradual, de integraci¨®n amplia de fuerzas pol¨ªticas en el sistema, de generosidad y de audacia.
Es muy preocupante, por ello, que las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas del Pa¨ªs Vasco -las que tendr¨ªan que crear el clima de entendimiento a partir del d¨ªa 14 de mayo- entren en una escalada de descalificaciones y de demonizaci¨®n rec¨ªproca. Esto sucede cuando se dice que todos los nacionalistas vascos son iguales, iguales entre s¨ª e iguales a EH, que a su vez es lo mismo que HB y equivale a ETA; o que los socialistas vascos son lo mismo que los populares y que ¨¦stos son sencillamente franquistas. Si fuera verdad todo esto, el diagn¨®stico de la situaci¨®n como 'pre-b¨¦lica' se habr¨ªa quedado corto. Y de poco servir¨ªan las elecciones y la misma actividad pol¨ªtica.
La pol¨ªtica deber¨ªa servir para discernir y las elecciones democr¨¢ticas tendr¨ªan que ser un medio de expresar, pero tambi¨¦n superar, el conflicto. Un buen discernimiento pol¨ªtico deber¨ªa poder trasladar a la opini¨®n p¨²blica vasca que Jaime Mayor Oreja -pese al estereotipo que se pretende crear en su contra- es un pol¨ªtico vasco centrista y moderado, antiguo militante de UCD, y que quiz¨¢ en virtud de sus recientes responsabilidades al frente del Ministerio del Interior pueda tener autoridad -con apoyo electoral suficiente- para dar pasos sustanciales en la l¨ªnea de la pacificaci¨®n y la normalizaci¨®n de la convivencia; una atenta observaci¨®n de la realidad podr¨ªa llevar a esa misma opini¨®n p¨²blica al convencimiento de que en el seno del nacionalismo vasco ha habido y hay diferencias notables. Para comprobar ello basta comparar cu¨¢l ha sido la pol¨ªtica desarrollada por Ibarretxe en los ¨²ltimos a?os a ra¨ªz del fracasado pacto con EH y cu¨¢l fue la de Ardanza en pacto fruct¨ªfero con los socialistas durante la mayor parte de su mandato de catorce a?os como lehendakari. Basta tambi¨¦n haber escuchado la importante conferencia de Ardanza en Madrid el pasado 3 de abril en la Real Academia de la Historia y sus propuestas constructivas de 'pol¨ªticas transversales' en las que puedan coincidir 'nacionalistas' y 'constitucionalistas'.
La transici¨®n espa?ola a la democracia fue -seg¨²n la mayor¨ªa de los observadores- un ¨¦xito, incluso exportable a otras latitudes. Podr¨ªa ser aplicable al Pa¨ªs Vasco. El esp¨ªritu de la transici¨®n se apoy¨® sobre un prop¨®sito indudable de reconciliaci¨®n; gener¨® una amplia amnist¨ªa, plasm¨® una Constituci¨®n en la que se reconoc¨ªan los derechos fundamentales y libertades p¨²blicas y en donde todas las personas y todas las posiciones ideol¨®gicas ten¨ªan cabida. Para el Pa¨ªs Vasco estableci¨® un Estatuto de Autonom¨ªa ampliamente respaldado en las urnas.
Es cierto que el Pa¨ªs Vasco est¨¢ viviendo en veinte a?os de forma concentrada y acumulada experiencias que se escalonaron en Espa?a a lo largo de m¨¢s de un siglo: crisis de identidad colectiva al estilo de aquel desgarrado ?Qu¨¦ es Espa?a? que surge del 98; vac¨ªos simb¨®licos tras una secularizaci¨®n acelerada; exaltaci¨®n nacionalista; pulsiones totalitarias irrefrenables con recurso a la violencia; todo ello frente a un proceso tambi¨¦n acelerado y hasta espectacular de modernizaci¨®n, de desarrollo econ¨®mico y de apertura a la globalizaci¨®n. Es cierto tambi¨¦n que en esos veinte a?os largos se han cometido errores -sin falsas equidistancias- por parte de unos y de otros.
Pero, frente a todo ello, recuperar el esp¨ªritu de la transici¨®n a trav¨¦s de los votos podr¨ªa ser un elemento fundamental para terminar con la violencia, suturar escisiones en la sociedad vasca, superar la peligrosa polarizaci¨®n existente hoy, encauzar el conflicto y, en fin, empezar a caminar por la v¨ªa de la libertad y de la paz.
Jos¨¦ Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona fue ministro de Educaci¨®n en Gobiernos de UCD.
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