Valeri Gergiev cree que se ha escrito m¨²sica emocionante sobre idioteces
El m¨²sico ruso dirige 'Guerra y paz', de Prokofiev, en el Teatro Real
Gergiev ha desembarcado en Madrid con 417 personas. De ellas, 103 son m¨²sicos; 98, miembros del coro; 101, t¨¦cnicos; 38, bailarines, y 10, acr¨®batas. Una oportunidad que ni pintada para demostrar la grandeza de la ¨®pera rusa en su estreno madrile?o: 'Cuando debutamos en alg¨²n lugar, siempre, entre nuestro repertorio de casi 100 ¨®peras, elegimos una rusa, y entre las rusas me gusta especialmente Guerra y paz porque supone un esfuerzo humano enorme', cuenta Gergiev, cuyos ¨¦xitos internacionales, en Salzburgo principalmente, han hecho de ¨¦l una de las grandes figuras de la m¨²sica mundial.
Del ¨¦xito de este a?o depende que Gergiev vuelva. 'Soy supersticioso. No me gusta hablar de las cosas que no est¨¢n hechas. Si algo sale mal, ser¨¦ yo el que pida que no me vuelvan a invitar', aclara el m¨²sico ruso, con su barba de una semana, sus cigarrillos light en la mano y su tono de voz oscuro, pero grave y contundente. Su versi¨®n para el p¨²blico madrile?o de la obra de Prokofiev, estrenada en 1952 tras 11 a?os de trabajo del compositor, viene revisada. 'Hemos reducido alg¨²n coro para no torturarles a ustedes con un exceso de patriotismo', dice a media sonrisa, para luego explayarse sobre el tema: 'No soy pol¨ªtico, soy m¨²sico, pero creo que es mejor un pa¨ªs unido con una estructura fuerte que 100 pa¨ªses en los que todos los que saben hablar quieren ser presidentes'.
Lenin y Stalin
Lo que s¨ª parece ser este hombre casta?o, con ojeras y asiduo visitante del Prado, es un gran amante de Prokofiev: 'Se arriesgaba mucho, era ir¨®nico con la m¨²sica. Si le encargaban una obra con palabras de Lenin, compon¨ªa una m¨²sica estruendosa y llena de ruido sobre la que sobresal¨ªan sus palabras. Stalin quiso que fuera la gran figura musical del r¨¦gimen, pero no lo consigui¨® y, adem¨¢s, salv¨® su vida, algo que no pueden decir otros'.
Precisamente, esa iron¨ªa encubierta de Prokofiev sirve para diferenciar, seg¨²n Gergiev, la m¨²sica de las palabras. 'Hay ¨®peras que se han escrito sobre grandes idioteces, pero lo que nos emociona es la m¨²sica. ?sa es su grandeza. La m¨²sica sale del alma de sus creadores, es lo que nos diferencia de los robots y del pl¨¢stico'. Dicho principio es uno de los motores del ruso. Tambi¨¦n tener presente que el compositor es el eslab¨®n m¨¢s importante de la cadena. Por eso, quien quiera trabajar con ¨¦l debe estar acostumbrado a bajarse los humos. 'Los cantantes, las figuras que se creen m¨¢s importantes que la m¨²sica, no me interesan, no estoy dispuesto a perder el tiempo con ellos. Somos todos muy buenos, pero Verdi s¨®lo hubo uno, Prokofiev tambi¨¦n, y cantantes, hay cientos'. Y en ese cap¨ªtulo incluye a quienes se interesan m¨¢s por el ¨¦xito y el enriquecimiento: 'No conozco a un cantante obsesionado por el dinero que haya hecho carrera. Es imposible. No me gustan los que prefieren sus contratos a la m¨²sica', zanja.
Tiempo ha tenido Gergiev de conocer y ser testigo de grandes ca¨ªdas desde su deb¨² en 1978. 'Intento inculcar a los cantantes que empiezan conmigo, primero, el amor a la m¨²sica, y luego, a s¨ª mismos'. Lo mismo que trata de insuflar entre el p¨²blico potencial de los teatros a los que va el amor a la ¨®pera. Admira lo que ha progresado Espa?a en los ¨²ltimos 20 a?os: 'Este teatro [el Real] es admirable, lo mismo que la apertura y la remodelaci¨®n de otros recintos en Espa?a. Lo que es bueno para la m¨²sica es bueno para la cultura', dice. Se muestra muy preocupado por captar nuevos p¨²blicos: 'Hay que mantener al p¨²blico tradicional y tambi¨¦n captar a esos j¨®venes cuyos abuelos amaban la m¨²sica. Tienen el gen para seguir en ello, aunque nunca hayan pisado un teatro'. Eso se hace sin que todas las entradas cuesten precios elevados. 'Hay que atraerles con sesiones reducidas', dice. Pero, sobre todo, hay que evitar que bostecen. 'Cuando veo a alguien abrir la boca es cuando me preocupo. Te puedes confundir al enfrentarte a una obra, pero lo que nunca debes hacer es aburrir a nadie. Eso es la muerte', cuenta ¨¦l, tras haber embelesado a los presentes con hora y media de discurso ininterrumpido. Un torrente.
Babelia
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