Las casas cruj¨ªan a diez metros del hundimiento

'Esta ma?ana el parqu¨¦ cruj¨ªa, pero no imagin¨¦ que el suelo pudiera venirse abajo junto a mi casa'. Pedro Pablo Jim¨¦nez, un economista de 45 a?os, vive con su mujer y sus dos hijas en el chal¨¦ 31 de la avenida de Levante, a 10 metros del lugar donde, poco despu¨¦s de las 9.00 de ayer, se hundi¨® parcialmente la M-30. ?l, como sus vecinos, estaba nervioso y asustado: 'O¨ªamos por la noche el ruido sordo de la m¨¢quina [la tuneladora La Paloma, que excava el corredor de la l¨ªnea 8 del metro desde Nuevos Ministerios al aeropuerto de Barajas]. Pero nada m¨¢s'.

Josefina Ver¨®n, que vive en el n¨²mero 29, no se enter¨® del hundimiento. Hab¨ªa salido a comprar. 'Cuando volv¨ª, seis bomberos entraron como locos en mi casa. ?No me dejaban entrar!', dice indignada. 'Luego han dicho que no pasaba nada y se han ido'.

Otra vecina se acerca para asegurar que ella estaba all¨ª cuando sucedi¨® todo. 'Paseaba el perro y he o¨ªdo un coche chocar contra el suelo, que se hund¨ªa, pero ha podido salir', explica. Un Mercedes de color gris, seg¨²n los testigos, se salv¨® en el ¨²ltimo momento de caer en el socav¨®n. Se hundi¨® por detr¨¢s y las ruedas posteriores sufrieron da?os al acelerar el conductor para salir a salvo.

En el patio de Pedro Pablo se ve una grieta que lo ha dividido en dos, aunque ni su grosor ni la profundidad parecen revestir peligro. M¨¢s preocupado le tienen otras grietas que esta ma?ana han aparecido en el interior del sal¨®n y la cocina. Y le fastidia un detalle: las puertas de entrada al jard¨ªn y a la casa, que cerraban como la seda, se han desencajado.

Los vecinos de los n¨²meros 25 al 33 de la avenida de Levante dicen que llevan a?os reclamando sin ¨¦xito al Ayuntamiento que instale pantallas ac¨²sticas para no o¨ªr el tr¨¢fico de la M-30. Quiz¨¢ por ello se conformaron con la explicaci¨®n, cuyo origen no saben concretar, de que el t¨²nel del metro no pasaba bajo sus hogares. 'Dijeron que pasaba a unos 30 metros', comenta Josefa.

Ayer, despu¨¦s del susto, ya no se cre¨ªan nada. 'No entiendo c¨®mo pretend¨ªan agujerear debajo de la autopista y no se les ocurri¨® que algo as¨ª pod¨ªa pasar', a?adi¨® esta vecina. Una pieza met¨¢lica clavada en el patio de su casa, que los t¨¦cnicos utilizan para captar el m¨¢s peque?o movimiento del suelo, demuestra que las mediciones s¨ª se estaban haciendo.

Pero Pedro Pablo atribuye a la suerte, m¨¢s que a los t¨¦cnicos, que los da?os en su casa, aparentemente, no sean muy graves: 'Mi casa est¨¢ a diez metros del socav¨®n que hay en el jard¨ªn. Si esto se hunde m¨¢s para aqu¨ª', dice desde su casa, 'vete a saber qu¨¦ pasa'.

Cerca de las 13.30 llegaron los t¨¦cnicos para evaluar los da?os. 'Hemos puesto testigos para comprobar que las grietas no se ensanchen', explica un operario. Los testigos son dos piezas met¨¢licas que, colocadas a ambos lados de una grieta, permiten saber si ¨¦sta se agranda. 'Esto significar¨ªa que el suelo bajo la casa se mueve', explica.

Doce horas despu¨¦s del hundimiento, a las 21.00, los t¨¦cnicos volvieron a casa de Jos¨¦ Pablo. Respir¨® tranquilo. Los testigos dec¨ªan que la estabilidad hab¨ªa vuelto al hogar: no se hab¨ªan separado ni un mil¨ªmetro.