En clase espacial
Salvo imprevistos de ¨²ltima hora, Dennis Tito se convertir¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado en el primer turista espacial. Con su viaje a la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS) en construcci¨®n, por el que ha pagado a Rusia 20 millones de d¨®lares (unos 3.700 millones de pesetas), el millonario californiano abre una nueva era. De hecho, pag¨® por un viaje de ida y vuelta a la estaci¨®n Mir, pero, hundida ¨¦sta, los rusos, cuyo programa espacial se ve sometido a severos problemas de financiaci¨®n, han preferido no devolverle el importe, sino cambiarle de destino.
La osad¨ªa de Tito suscita objeciones. La estaci¨®n es un proyecto financiado conjuntamente por EE UU, Europa, Rusia, Canad¨¢ y Jap¨®n con dinero p¨²blico, con fines de investigaci¨®n, y en consecuencia, no deber¨ªa servir para satisfacer los caprichos de un magnate. Los rusos deber¨ªan garantizar al menos que el dinero pagado se va a invertir en la ISS y no desviarse hacia oscuras cuentas en Suiza. Falto de suficiente entrenamiento, sin una formaci¨®n especial, Tito viajar¨¢ como 'operador de sistemas', pero no aporta ning¨²n valor a?adido a la misi¨®n. Incluso se lo resta, pues su lugar hubiera podido ser ocupado por un astronauta europeo.
Tanto la NASA como su hom¨®loga europea, la ESA, se hab¨ªan opuesto a este capricho. Pero el acuerdo para desarrollar la estaci¨®n lo hab¨ªa previsto casi todo jur¨ªdicamente, incluidas las posibles peleas y da?os de sus tripulantes, salvo la posibilidad de viajes tur¨ªsticos. Tito viaja en una nave rusa Soyuz al m¨®dulo ruso, el Zvesd¨¢, donde permanecer¨¢ diez d¨ªas, por lo que los otros socios no pueden poner objeciones.
Hace a?os, un periodista japon¨¦s viaj¨® a la Mir, pero no hab¨ªa antecedentes de un viaje puramente tur¨ªstico. El de Tito puede contribuir a sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre los vuelos espaciales y servir as¨ª para favorecer la financiaci¨®n de nuevos proyectos. Algunos concursos de televisi¨®n y agencias de viaje empiezan a ofrecer paseos espaciales. Pero si se abre esta nueva frontera tur¨ªstica, deber¨ªa hacerse de forma clara, controlada e institucionalizada. El de Tito ser¨¢ probablemente el viaje m¨¢s caro de un turista hasta ahora. Y si se multiplica su ejemplo, no tardar¨¢ en surgir un nuevo s¨ªndrome: el del turista de la clase espacial.
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