Nada escapa al encono
La campa?a ha alcanzado ya niveles de gran dureza
La campa?a electoral vasca comenz¨® te¨®ricamente a las 12 de la noche, pero la realidad es que est¨¢ en marcha desde hace meses y que ha alcanzado ya unos niveles de enfrentamiento que resultan desconocidos en otras elecciones democr¨¢ticas espa?olas. Nada parece a salvo hoy de esa dureza en el Pa¨ªs Vasco. Ni tan siquiera la memoria. Ayer, un bertsolari llamado Jon Azpillaga ignor¨® nada menos que la historia y el bombardeo de Gernika ocurrido hace exactamente 64 a?os, y ante el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe; el presidente del Parlamento de Vitoria, Juan Mar¨ªa Atutxa, y los escasos supervivientes de aquella barbarie nazi, se atrevi¨® a pedir el voto para la coalici¨®n PNV-EA, ninguneando a aquellos vecinos socialistas o republicanos, que fueron asesinados no por ser nacionalistas vascos, sino por ser antifascistas espa?oles. El alcalde de la ciudad, del PNV, Miguel ?ngel Aranaz, confes¨® su sonrojo y pidi¨® disculpas, pero el propio Ibarretxe intent¨® ocultar el dislate con otro mayor. Van a ser dos semanas muy duras, en las que todos luchar¨¢n por movilizar sus ¨²ltimos recursos, convencidos de que esta vez los resultados son m¨¢s inciertos que nunca. Y los ciudadanos parecen realmente persuadidos de que, ocurra lo que ocurra, el 14 de mayo nada ser¨¢ igual.
?stas son las primeras elecciones auton¨®micas vascas en las que se juega la posibilidad de dejar fuera del Gobierno a los nacionalistas y, sobre todo, al principal partido del pa¨ªs, el PNV. Y es, sobre todo, la primera vez en la que los dirigentes nacionalistas contemplan realmente esa eventualidad.
?se es el n¨²cleo de las elecciones, el n¨²cleo de la campa?a y el n¨²cleo de todas las conversaciones en este momento en Euskadi. ?sta es una campa?a 'unicelular' y parece dif¨ªcil imaginar c¨®mo se podr¨¢n mantener otros diecis¨¦is d¨ªas sin hablar de nada m¨¢s....
Los soci¨®logos opinan que una campa?a de este tipo ser¨ªa perfecta para un buen debate en televisi¨®n, pero de momento parece que esa discusi¨®n no podr¨¢ producirse y que la sociedad vasca, tan tecnificada y moderna en otros aspectos, tendr¨¢ que soportar esa ' capa de antig¨¹edad' que preside su vida pol¨ªtica.
No parece tampoco que esta campa?a vaya a clarificar realmente las opciones de gobierno para el d¨ªa 14 de mayo. Se sabe lo que unos y otros quieren, pero en esa ocasi¨®n parece que nada ser¨¢ posible hasta conocer, exactamente, el reparto de esca?os.
El PNV, por ejemplo, insiste, una y otra vez, en que necesita ganar por una gran diferencia, sobre el segundo partido, el PP, para poder forzar a los socialistas a abrir una negociaci¨®n. Sin embargo, los socialistas parecen cada d¨ªa m¨¢s cr¨ªticos ante esa posibilidad. Y entre los socialistas vascos es evidente que se van difuminando los ¨²ltimos apoyos del PNV.
La ¨²ltima gota han sido unas comentadas declaraciones del vicesecretario general del PSE, Jes¨²s Eguiguren, considerado hasta ahora como uno de los socialistas m¨¢s cercanos a los nacionalistas. Eguiguren asegur¨® el jueves que la postura del PNV es 'absolutamente incompatible con la Constituci¨®n y el Estatuto', lo que hace inviable cualquier acuerdo postelectoral. 'El PNV', dijo, 'ha asumido que el ¨²nico modo de acabar con ETA es acercarse a EH'.
Consecuencias
Un sector del PNV, representado por Atutxa, no quiere, sin embargo, dar por cerrada la puerta y procura, d¨ªa a d¨ªa, ir introduciendo en la campa?a peque?os gui?os amistosos. El presidente del Parlamento vasco dej¨® caer ayer, adem¨¢s, que, pase lo que pase el d¨ªa 14, el PNV tendr¨¢ que abrir un serio debate interno. Es decir, que no est¨¢ dispuesto a aceptar un Gobierno con el apoyo en la sombra de EH. O con el PSE o con nadie.
Es ciertamente muy probable que Atutxa tenga raz¨®n y que estas elecciones vayan a tener profundas consecuencias no s¨®lo en la vida pol¨ªtica de Euskadi, sino tambi¨¦n en la vida interna de los partidos. Es dif¨ªcil que con una campa?a tan agotadora y dura como ¨¦sta, algunos de sus protagonistas no se vean obligados a pagar un peaje. Lo que no est¨¢ claro es qui¨¦nes van a ser.
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