Unidas por la libertad
'No estar¨ªa mal que gente de nuestros propios partidos vinieran por aqu¨ª una temporada. Entender¨ªan muy f¨¢cilmente por qu¨¦ PP y PSOE nos llevamos tan bien'
S¨ª, es verdad que una es del PP y la otra del PSOE, raz¨®n suficiente para que en cualquier otro lugar se anduvieran tirando los trastos. Pero vi¨¦ndolas llegar a la cita, no es dif¨ªcil de entender que estas dos mujeres se entiendan. Mar¨ªa San Gil -36 a?os, fil¨®loga, concejal del PP en San Sebasti¨¢n y primera de la lista electoral por Guip¨²zcoa- llega a las cinco en punto, de la mano de su hijo. No es que sea familia numerosa. S¨®lo tiene marido y dos hijos. Todos los dem¨¢s que forman la expedici¨®n son escoltas. Luego llega Maite Pagazaurtundua, concejal del PSE en Urnieta (Guip¨²zcoa). Su apellido es suficiente denominaci¨®n de origen. Tambi¨¦n tiene 36 a?os, tambi¨¦n es fil¨®loga y tampoco llega sola. Viene de darle el pecho a su beb¨¦, acompa?ada de su correspondiente guardaespaldas.
Maite Pagazaurtundua. Lo que estamos discutiendo es la esencia de hacer pol¨ªtica: la libertad; as¨ª, directamente. Luego, podemos debatir de todo.
Mar¨ªa San Gil. Del aborto, de la Ley de Extranjer¨ªa...
M. P. Aunque ¨¦sta es una democracia bastante joven y hay mucha gente que todav¨ªa sostiene que si no piensas como yo eres mi enemigo, a nosotras eso no nos pasa porque vivimos de una forma muy descarnada el ataque contra la democracia, el ataque contra las libertades. Es como si hubi¨¦ramos hecho un cursillo de democracia. Estoy segura de que yo no entrar¨¦ en la descalificaci¨®n de la persona.
M. S. G. Aqu¨ª concebimos la pol¨ªtica de otra forma, quiz¨¢s por la experiencia que tenemos. No siempre tenemos que estar buscando la diferencia, porque adem¨¢s tampoco existen tantas diferencias.
M. P. Cuando est¨¢s viviendo sojuzgado, porque hay otros que no te est¨¢n dejando pensar y te persiguen o te quieren asesinar por pensar le das much¨ªsima importancia al respeto por el otro, por el ideol¨®gicamente distinto. Esto es como una especie de universidad de libertad de conciencia.
M. S. G. Te abre mucho la mente. No te puedes anclar. Y luego, es verdad que nosotras convivimos mucho m¨¢s de lo que conviven los pol¨ªticos en general. Somos como mucho m¨¢s normales. Nos contamos cosas cotidianas -de los ni?os, de la vida- que te acercan mucho a la persona que no piensa como t¨². Y porque somos mujeres. Porque yo s¨¦ lo mal que lo pasa Maite, y ella sabe lo mal que lo paso yo. Eso te une, porque tienes un sufrimiento en com¨²n que une mucho.
M. P. Necesitamos esa autoayuda.
M. S. G. Claro, y te sientes mucho m¨¢s respaldada... No tenemos tiempo de mezquindades, ni medio minuto tenemos para estar discutiendo que si Caldera ha dicho o que si Arenas...
M. P. Es que ni nos enteramos; es que nos da igual...
M. S. G. ?Es que nos estamos jugando la vida!
M. P. Eso es as¨ª. [Aunque las dos se sonr¨ªen, Maite sigue razonando]. Eso es tan serio que hace que cambies las prioridades y las establezcas exactamente donde est¨¢n, en todos los aspectos humanos y personales importantes.
M. S. G. Es una relaci¨®n muy limpia. Vamos a ir ma?ana [por hoy] al Kursaal con la misma sensaci¨®n que disfrutamos en la manifestaci¨®n del 23 de septiembre,con una sensaci¨®n de felicidad.
M. P. Y de esperanza, a pesar de todo lo que est¨¢ cayendo y a pesar de que sabemos que no va a ser un camino de rosas. Pero es la ¨²nica manera de hacer que vuelva la esperanza del 79 con el Estatuto. Nos han ido comiendo la esperanza los que conspiran contra la democracia. No nos equivoquemos: el problema no es un proyecto nacionalista, el problema est¨¢ en un proyecto totalitario. ?se es el riesgo. Y el que no lo quiera ver, el que mire para otro lado, no sabe que el fascismo muta, que se ampl¨ªa.
M. S. G. Claro, el fascismo busca nuevos objetivos.
M. P. Y tambi¨¦n intenta introducirse en cada poro de la sociedad.
M. S. G. Por eso te duele que la gente del PNV nunca haya intentado acercarse a nosotros en el aspecto humano y no pol¨ªtico. No tienen nuestras vivencias. Para ellos la pol¨ªtica est¨¢ por encima de lo humano, tanta solidaridad, tanta historia... no es verdad.
M. P. El PNV y EA tienen que hacer una revisi¨®n de los postulados de Sabino Arana. Igual que los socialistas hicimos una revisi¨®n de lo que era el marxismo y ya no creemos en la dictadura del proletariado ni en la lucha de clases. Ahora somos socialdem¨®cratas. Pues el PNV no lo ha hecho con Arana, y era un perfect¨ªsimo integrista.
M. S. G. Lo que no puede ser es que no cambien aunque est¨¦n matando a todos a su alrededor.
M. P. Yo creo que a nosotros esta situaci¨®n de violencia nos ha marcado mucho. Te da mucha cultura democr¨¢tica. Y si un d¨ªa llega la paz, tendremos que exportar gente a otros sitios para que ense?en democracia.
M. S. G. No estar¨ªa mal que gente de nuestros propios partidos vinieran por aqu¨ª una temporada. Entender¨ªan muy f¨¢cilmente por qu¨¦ PP y PSE nos llevamos tan bien.
M. P. S¨ª, eso, que se vengan a casa una semana.
M. S. G. A m¨ª ya me lo dice gente del partido en otros sitios de Espa?a. ?Que gobern¨¢is con el PSOE? Les parece incre¨ªble, porque no tienen asumido que la gente de otro partido no tiene que ser siempre tu adversario.
M. P. La lucha por la libertad nos ha ense?ado esto.
M. S. G. Estas circunstancias nos han hecho ser muy dem¨®cratas y muy naturales, con un sentido pr¨¢ctico, de sentido com¨²n, de trabajo.
M. P. Todo esto me ha ense?ado que los ideales nunca pueden asfixiar a las personas. Aqu¨ª hemos aprendido eso a golpes. A golpe de persecuci¨®n.
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