Alfonso
Hay espa?oles a los que se recuerda s¨®lo por su nombre y no necesitan apellido. Un de ellos es Alfonso, que acompa?a, en esto y en otras cosas, a gente como don Miguel, Federico, Rafael, don Ram¨®n o Ram¨®n. Un escritor que se ha ocupado de la historia de la fotograf¨ªa, Juan Miguel S¨¢nchez Vigil, acaba de publicar un estudio sobre la obra de Alfonso S¨¢nchez Portela, el fot¨®grafo nacido en Madrid en 1902 y muerto en 1990. Hab¨ªamos visto muchas de sus fotos en exposiciones, en algunos libros, pero no en un trabajo tan comprensivo como el titulado Alfonso. Im¨¢genes de un siglo. No hay exageraci¨®n aqu¨ª. El fot¨®grafo cont¨® ciertamente su siglo.
Fue el reportero de prensa que se hizo famoso cuando acompa?¨® al periodista Luis de Oteyza en su viaje a Marruecos en 1922 para entrevistar a Abd el Krim y a sus prisioneros espa?oles. Cuando mataron a Dato, ¨¦l estaba en la Puerta de Alcal¨¢ y le tomaron declaraci¨®n por haber dejado huellas en el coche del presidente. Dej¨® constancia, por ejemplo, del comienzo de las obras de Telef¨®nica, de la sesi¨®n de apertura de las Cortes Constituyentes de la Rep¨²blica, de los fugitivos italianos en la batalla de Guadalajara o de la entrada de los 'nacionales' en Madrid. O, en 1970, del paso del coche de Nixon por la Gran V¨ªa...
Se recordar¨¢ a Alfonso especialmente por sus soberbios retratos de pol¨ªticos, escritores, artistas, toreros o futbolistas. En un ¨¢lbum de contempor¨¢neos est¨¢n Aza?a, Lerroux, Melquiades ?lvarez, Victoria Kent; Belmonte y Joselito toreando juntos, o Joselito muerto en la enfermer¨ªa de Talavera; Gald¨®s, los Machado, Azor¨ªn, Margarita Xirgu; Valle- Incl¨¢n sentado en el div¨¢n, con el famos¨ªsimo agujero en la suela del zapato; Lorca, Baroja, Unamuno (quien se impacient¨® con los preparativos y le dijo: 'O termina usted o termino yo'), Malraux y un gran amigo suyo, G¨®mez de la Serna. De ¨¦l dijo el fot¨®grafo: 'Me ense?¨® a mirar y ver'. Y Ram¨®n dej¨® escrita, sobre el gran arte de Alfonso, esta greguer¨ªa que vale para su epitafio: 'El humo del magnesio es el incienso de nuestra posteridad'.
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