La Residencia de Estudiantes exhibe el mundo po¨¦tico de Altolaguirre
La exposici¨®n es una selecci¨®n del archivo del poeta y de su esposa
Pocos matrimonios habr¨¢n sido tan provechosos para la poes¨ªa espa?ola del siglo XX como el que formaron Manuel Altolaguirre (M¨¢laga, 1905-Burgos, 1959) y Concha M¨¦ndez (Madrid, 1898-M¨¦xico, 1986). Como poetas y como editores, la etapa m¨¢s f¨¦rtil de cada uno de ellos coincidi¨® con sus 12 a?os de casamiento, entre 1932 y 1944. Juntos imprimieron El rayo que no cesa, de Miguel Hern¨¢ndez; La realidad y el deseo, de Luis Cernuda, o Primeras canciones, de Lorca. La Residencia de Estudiantes les dedica estos d¨ªas una exposici¨®n que invita a asomarse a aquel periodo creativo irrepetible, roto por la guerra y borrado por el exilio.
La muestra, adem¨¢s de recorrer la vida y obra de los dos poetas, por separado y en com¨²n, documenta su amistad con personajes como Emilio Prados, Paul ?luard, Mar¨ªa Zambrano, Gerardo Diego, Luis Cernuda o Federico Garc¨ªa Lorca, el amigo com¨²n que les present¨®. Paloma Altolaguirre, a quien la guerra alej¨® para siempre de Espa?a a los cuatro a?os, recuerda aquellos a?os como 'un momento hist¨®rico' que le toc¨® vivir 'por casualidad'. 'Conoc¨ª a mucha gente importante, pero siempre me pareci¨® normal. Cuando se han muerto piensas en lo que pod¨ªas haberles preguntado, pero como todos murieron muy j¨®venes, quedaron muchas preguntas en el aire', cuenta desde M¨¦xico.
Paloma Altolaguirre, que prefiri¨® la pintura a la poes¨ªa, recuerda a sus padres como dos seres 'muy vitales que se animaban mucho el uno al otro' y justifica en ese entusismo que fueran capaces de editar revistas y libros de poes¨ªa all¨ª por donde pasaban, en Madrid, Londres, Valencia, La Habana o M¨¦xico. 'Ten¨ªan muchos planes de futuro, pero a veces ocurre algo y todo cambia', recuerda. Lo que ocurri¨® es que Altolaguirre se fue a vivir con otra mujer, la editora cubana Mar¨ªa Luisa G¨®mez Mena, y a partir de entonces su creatividad se centr¨® en el cine. Escribi¨® y produjo Subida al cielo (1951), de Luis Bu?uel, quien a?os atr¨¢s hab¨ªa sido novio de Concha M¨¦ndez. La separaci¨®n de su marido alej¨® a la poeta de la vida p¨²blica, aunque sigui¨® escribiendo hasta el final libros y versos. Como ¨¦ste que dedic¨® a su muerte al que hasta el final fue compa?ero y amigo: 'Andaremos por siglos siempre juntos / por el camino de la poes¨ªa, / que fue quien nos uni¨® sin darnos cuenta / un ya lejano y luminoso d¨ªa'.
A Manuel Altolaguirre se le recuerda a menudo como fundador junto a Emilio Prados de la revista Litoral, que acogi¨® entre 1926 y 1929 a los principales poetas y creadores de la ¨¦poca. De entre sus poemarios se suelen citar Soledades juntas (1931), Poemas de las islas invitadas (1944) o Fin de un amor (1949). El coordinador de exposiciones de la Residencia de Estudiantes, Erik de Giles, espera que la muestra sirva sobre todo para recordar la obra po¨¦tica de Concha M¨¦ndez. '?l por lo menos sale en los libros como el benjam¨ªn de la generaci¨®n del 27 y como destacado poeta en el exilio, pero a ella nadie la menciona, y eso que escribi¨® poes¨ªa, narrativa, teatro y guiones de cine antes que nadie', lamenta De Giles.
De M¨¦ndez, que dej¨® in¨¦ditas varias obras, se prepara en M¨¦xico la edici¨®n de un epistolario y la reedici¨®n del libro de recuerdos que dict¨® a su nieta, Paloma Ulacia Altolaguirre, Memorias habladas, memorias armadas. Adem¨¢s, acaba de publicarse un estudio en Estados Unidos dedicado a poetas espa?olas en el que se repasa la trayectoria de Concha M¨¦ndez junto a la de Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Ernestina de Champourcin y Carmen Conde.

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