Figo quita del medio a Effenberg para la vuelta
Escamp¨® la tormenta sobre Madrid y el Bernab¨¦u ilumin¨® la forma de circo romano que ofrece en Liga de Campeones. El aire se carg¨® de electricidad y de gritos cuando el ¨¢rbitro lanz¨® la moneda al aire y la cara favoreci¨® al Bayern. Entonces aparece su capit¨¢n, Stefan Effenberg,
El Tigre,
que no mueve un m¨²sculo frente a su hom¨®nimo, Hierro, y elige con el dedo el sector del campo donde se parar¨¢ su equipo: la mitad sur para empezar, justo la que adopta el Madrid por costumbre, para terminar los partidos empujando contra el marco que calienta Ultras Sur. Este es el primer zarpazo al Madrid, que recibe un golpe psicol¨®gico, pues toca en la mitolog¨ªa del equipo. A partir de ah¨ª, la estrategia de Effenberg consisti¨® en mantenerse al margen. Cubrirse para evitar la tarjeta que le dejar¨ªa fuera del partido de vuelta en M¨²nich. Y a punto estuvo de conseguirlo. En el minuto 35 de la segunda parte, una entrada sobre Figo le vali¨® la sanci¨®n.
El jefe del Bayern se dedic¨® impert¨¦rrito a proteger defensivamente el centro del campo, en el eje del sistema de trincheras que cre¨® su equipo, metido atr¨¢s. Dirigi¨® a los tres marcadores, de espaldas, haci¨¦ndoles se?ales con sus brazos: Fink a la izquierda, Andersson a su espalda y Kuffour a su derecha. No entr¨® en juego m¨¢s que para lanzar las faltas, como obedeciendo al instinto, o a la conciencia de quien sabe que si se lanza a buscar la pelota, a robar el bal¨®n en el cuerpo a cuerpo, le puede caer una tarjeta amarilla fat¨ªdica.
Durante m¨¢s de una hora, Effenberg fue el jugador fr¨ªo y cerebral que prometi¨® su entrenador, Ottmar Hitzfeld. 'Tendr¨¢ la sangre absolutamente fr¨ªa, no tengo dudas sobre su experiencia', dijo el t¨¦cnico alem¨¢n. Y Effenberg se meti¨® en el frigor¨ªfico para evitar ser provocado. Hasta para calentar, antes del partido, apenas se le vio mover el esqueleto. Mientras Figo lanzaba una carga tras otra, como decidido a marcar la noche en su calendario, el rubio que llevaba el brazalete del Bayern apenas sudaba. S¨®lo Hierro, que le meti¨® un codo en la nuca, en un salto, le sac¨® de su aislamiento. Luego Helguera le clav¨® los tacos en la espinilla. Se la sob¨® dolorido. Baj¨® la cabeza y se volvi¨® a la cueva, muy taciturno. S¨®lo una vez se dirigi¨® al ¨¢rbitro, para protestar por lo bajo. Le hizo un par de faltas a Figo y dej¨® que su portero, Kahn, pegara saltos como un gato para salvar al Bayern en el asedio.
El ataque sobre la porter¨ªa del Bayern se calent¨® unos cuantos grados con la entrada de Savio. Tanto que el trabajo prudente de Effenberg se fue al garete cuando Figo le encar¨® por la derecha de su ¨¢rea, levant¨® el bal¨®n con la puntera y se le fue. El alem¨¢n midi¨® mal la entrada y lleg¨® tarde a la pelota. Figo cay¨® al suelo y el ¨¢rbitro le castig¨®. Fue la victoria oscura del Madrid. Perdi¨® en el Bernab¨¦u, pero elimin¨® al enemigo m¨¢s relevante para la vuelta del pr¨®ximo mi¨¦rcoles.
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