"Siria no quiere la escalada militar y no creo que Israel se lance a esa aventura"
La exposici¨®n sobre 'El esplendor de la Omeyas', que los Reyes inauguran hoy en C¨®rdoba, ha sido el pretexto perfecto para organizar en unas pocas semanas el primer viaje del presidente de Siria, Bachar el Asad, fuera del mundo ¨¢rabe. Adem¨¢s de los v¨ªnculos de la historia, que unen Damasco y C¨®rdoba, al nuevo l¨ªder sirio le interesa el proceso seguido por un pa¨ªs como Espa?a que en cinco lustros se ha transformado en una naci¨®n desarrollada y moderna.
Bachar el Asad, un oftalm¨®logo de 35 a?os deslumbrado por las nuevas tecnolog¨ªas como palanca de desarrollo, ha tra¨ªdo nuevos aires a la milenaria ciudad de Damasco. En junio de 2000 hered¨® la presidencia de Siria a la muerte de su padre, Hafed el Asad, en un proceso sucesorio que ha instalado una especie de dinast¨ªa republicana. Despu¨¦s de 30 a?os de autocracia militar, el nuevo l¨ªder sirio despert¨® desde su toma de posesi¨®n ciertas esperanzas de apertura pol¨ªtica y reforma econ¨®mica, que Bachar el Asad reconoce como leg¨ªtimas, aunque no precisamente en ese orden. Ha heredado de su padre una cautela y prudencia extremas, aunque parece haber renunciado al pu?o de hierro.
Ha amnistiado a 600 presos pol¨ªticos de una lista que algunas organizaciones internacionales de derechos humanos elevaban a 1.800 y reconoce con franqueza que la Ley de Emergencia, vigente desde 1963, se ha utilizado a veces de forma err¨®nea. Sin embargo, no contempla su levantamiento en un futuro pr¨®ximo. Desestima con una sonrisa la idea de una primavera siria tal como la han manejado algunos medios occidentales, pero rechaza que se haya producido un par¨®n en el proceso de apertura. A la hora de explicar las incipientes y t¨ªmidas reformas en materia de libertad de expresi¨®n o debates pol¨ªticos al exterior del partido Baas, apela recurrentemente a la figura de su padre.
Al frente de un pa¨ªs al que la geograf¨ªa ha situado en la primera l¨ªnea del frente del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, Bachar el Asad no se aparta un mil¨ªmetro de la l¨ªnea trazada por su padre en esta materia: la paz ser¨¢ global o no ser¨¢. Asegura que Siria apuesta por la v¨ªa de la paz, a pesar de que se muestra convencido de que el presidente israel¨ª, Ariel Sharon, quiere empujar la regi¨®n hacia la guerra.
En v¨ªsperas de la visita que desde hoy realiza a Espa?a, coincidiendo con la inauguraci¨®n en C¨®rdoba de la exposici¨®n El esplendor de los Omeyas, el presidente de Siria ha concedido a EL PA?S su primera entrevista a un medio occidental.
Pregunta. En su discurso de investidura, hace diez meses, hizo una promesa de apertura en todos los sentidos, econ¨®mico, tecnol¨®gico, educativo... ?Cu¨¢l es el balance hoy de ese compromiso?
Respuesta. Lo que yo he planteado realmente es un m¨¦todo de pensamiento: c¨®mo veo a Siria en el futuro. Eso implica un objetivo y un m¨¦todo de trabajo. Un presidente puede plantear los objetivos generales, pero el m¨¦todo de trabajo, la forma de lograrlos, necesita de los esfuerzos de todas las instituciones y capas de la sociedad. Por supuesto, hace falta el acuerdo de la mayor parte de la poblaci¨®n. Algunos asuntos estaban claros para la sociedad siria en su conjunto y se han aplicado r¨¢pidamente. Hay otros que est¨¢n supeditados a estudio y debate. Luego hay prioridades en funci¨®n de lo que nos resulte m¨¢s ¨²til. En cuanto a la palabra 'apertura', es un vocablo relativo y su interpretaci¨®n var¨ªa de una persona a otra. El t¨¦rmino utilizado en Siria es desarrollo, sobre el cual hay un consenso.
P. Habla usted de pasos que ya se han dado. ?Cu¨¢les destacar¨ªa en el terreno pol¨ªtico interno?
R. El problema fundametal para la mayor¨ªa de los sirios es el econ¨®mico. Esto es lo que he palpado antes de ser presidente y lo sigo palpando. Por ello, es ah¨ª donde debemos centrar nuestros esfuerzos. Hay mucho que hacer para impulsar la econom¨ªa siria. Parte tiene que ver con la legislaci¨®n y parte se relaciona con la capacitaci¨®n profesional en distintos dominios. Luego hay otros aspectos complementarios, como el desarrollo de las relaciones con otros pa¨ªses. Hemos salvado un trecho razonable en la promulgaci¨®n de leyes vinculadas a la econom¨ªa. Sin embargo, no podemos decir que las leyes por s¨ª mismas creen una econom¨ªa s¨®lida. Son la base, pero precisan otras medidas. Tal como he mencionado, nos centramos ahora en la preparaci¨®n de profesionales, y en este terreno esperamos contar con la Uni¨®n Europea para que nos preste asistencia, tanto en la preparaci¨®n de expertos aqu¨ª como en la recepci¨®n de nuestros profesionales para que realicen pr¨¢cticas en los distintos pa¨ªses europeos. Tambi¨¦n hemos salvado un trecho aceptable en cuanto al progreso tecnol¨®gico. En cuanto a la evaluaci¨®n, no me corresponde realizarla a m¨ª; son los sirios los que deben hacerlo.
P. ?Incluye ese proyecto la privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas?
R. Si miramos a la privatizaci¨®n como un objetivo econ¨®mico abstracto, ser¨ªa aplicable. Pero la pol¨ªtica del Estado sirio siempre considera el factor social, que no es menos importante que el econ¨®mico. Pero hay tambi¨¦n otro factor. Si comparamos con otros pa¨ªses que han tenido experiencias de privatizaci¨®n, notamos que les ayud¨® no tener altos ¨ªndices de incremento demogr¨¢fico. Sin embargo, en Siria, cada a?o se incorporan al mercado de trabajo entre 150.000 y 200.000 personas. ?Acaso se puede privatizar e incrementar el ¨ªndice de desempleo? Nosotros no podemos pensar en eso antes de crear las condiciones adecuadas. Hoy tenemos en Siria 300.000 nacimientos anuales. De aqu¨ª a 20 a?os vamos a tener otras tantas nuevas solicitudes de trabajo. As¨ª que la reducci¨®n de la tasa de crecimiento demogr¨¢fico es uno de los factores que deben ser contemplados al hablar sobre ese tema.
P. Junto a estas decisiones econ¨®micas se han producido algunas novedades pol¨ªticas: aparici¨®n de nuevos peri¨®dicos, mayor debate p¨²blico. Sin embargo, algunos observadores consideran que ha habido un par¨®n de esa llamada 'primavera' siria desde el pasado febrero...
R. El tema de la apertura y del retroceso ha sido abordado por la prensa de una manera que contradice la realidad. La apertura a la libre expresi¨®n ya hab¨ªa sido iniciada por el presidente Hafez el Asad. Yo mismo fui una de las personas que concurr¨ªan a esas reuniones de di¨¢logo en distintas partes de Siria. Por eso, este tema ha sido vinculado a m¨ª personalmente. En cuanto al par¨®n al que se refieren, no existe tal. Hay un peri¨®dico que surgi¨® a la luz hace dos meses y otro en proceso de ser editado. Son dos peri¨®dicos independientes. ?sta tambi¨¦n es una de las cosas que hab¨ªan sido decididas durante el mandato del presidente Hafez el Asad. Pero, debido a cuestiones administrativas, se retrasaron. En cuanto al debate, al pueblo sirio siempre le ha gustado discutir sin reservas acerca de todos los temas. Forma parte de su naturaleza y de su legado. De todas formas, nosotros alentamos el debate que sirve al inter¨¦s p¨²blico y contribuye al proceso de desarrollo, que se apoye en la objetividad y la veracidad sin violar la ley ni da?ar la estabilidad del pa¨ªs.
P. ?Existe alguna intenci¨®n a corto plazo de anular la Ley de Emergencia, que rige en el pa¨ªs desde 1963?
R. La ley de emergencia est¨¢ vinculada con la situaci¨®n de ausencia de la paz que a¨²n vive Siria y ligada expresamente a las cuestiones que afectan a la seguridad del Estado. Durante muchos a?os esta ley ha sido err¨®neamente utilizada por algunos responsables. Ahora insistimos en que s¨®lo se utilice dentro del marco para el que fue promulgada. Si se aplica de una forma correcta, no tiene por qu¨¦ afectar al desarrollo de la sociedad. No tiene por qu¨¦ haber una contradicci¨®n entre esta ley y el desarrollo. En cuanto a la posibilidad de cambio, ¨¦sta o cualquier otra ley puede modificarse. Pero, de momento, no hay planes en ese sentido. No podemos aislar la situaci¨®n interna de Siria de la vivida por la regi¨®n.
P. ?Hay posibilidades de que los clubes de debate se conviertan en nuevos partidos pol¨ªticos?
R. Es uno de los temas objeto de debate en la actualidad. Pero no es prioritario. Es il¨®gico decir que vamos a edificar nuevas estructuras pol¨ªticas antes de alcanzar el desarrollo econ¨®mico que nos exige la sociedad. Cuando se quiere desarrollar una idea, no basta la convicci¨®n de una sola persona; debe existir la demanda de un amplio sector de la poblaci¨®n, no s¨®lo de unos pocos.
P. Ha vinculado la Ley de Emergencia con la situaci¨®n regional. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el ministro israel¨ª de Exteriores, Sim¨®n Peres, acaban de acordar un plan de cese de la violencia durante cuatro semanas para allanar el camino a la reanudaci¨®n de conversaciones entre israel¨ªes y palestinos. ?Qu¨¦ opini¨®n tiene a este respecto?
R. No podemos abordarlo de forma abstracta y aislada. Hay que tener en cuenta el conjunto del proceso de paz. Este paso constituye un instrumento y no un objetivo; por lo tanto, hay que saber si va a servir al objetivo principal, que es la paz. Si es as¨ª, ser¨ªa un buen paso. Pero si se trata de un paso t¨¢ctico con el que Israel persigue boicotear el proceso de paz, no surtir¨¢ efecto. No evaluamos ese paso antes de conocer sus resultados. Debemos esperar, ya que depende de numerosos factores, el primero de ellos, la sinceridad de los israel¨ªes, y de su deseo de alcanzar la paz.
P. Hace dos semanas Israel bombarde¨® una instalaci¨®n siria de radar en L¨ªbano. Usted dijo que no permancer¨ªan con los brazos cruzados y que responder¨ªan a su debido tiempo.
R. Por supuesto, no vamos a decir cu¨¢l va a ser nuestra respuesta. ?He dicho acaso que vayamos a responder militarmente? De hacerlo as¨ª, estar¨ªamos correspondiendo al deseo de Sharon, que quiere empujar la regi¨®n hacia la guerra. Siria nunca ha favorecido la guerra, sino que se ha pronunciado en favor de la estabilidad regional. Hay muchas formas de responder. Eso no quiere decir que la respuesta militar est¨¦ descartada, pero Siria no busca la escalada militar. Lo importante es que esa respuesta sea en el momento elegido por nosotros, a nuestra manera y de la forma que sirva a nuestro objetivo.
P. ?No hay por qu¨¦ temer una guerra regional en las pr¨®ximas semanas?
R. Ese tema depende de dos partes: Siria e Israel. Respecto de Siria, no tenemos deseo de guerra, pero los indicios respecto a Israel apuntan en sentido contrario. Si se nos impone la guerra, vamos a defendernos. Sin embargo, no creo que Israel ose lanzarse a esa aventura, a pesar de que todo indica que Sharon tiene afici¨®n al asesinato y se deleita haciendo la guerra.
P. Israel les acusa de utilizar L¨ªbano para atacar sus intereses por mediaci¨®n de Hezbol¨¢. ?Qu¨¦ relaci¨®n mantiene Siria con ese grupo liban¨¦s?
R. La misma que con el resto del pueblo liban¨¦s. Sin embargo, Hezbol¨¢ no hubiera sido una parte importante de la resistencia libanesa si no hubiera tenido el respaldo del pueblo liban¨¦s. Mantenemos buenas relaciones con todos los libaneses, incluidos aquellos que discrepan de Siria. No hay que olvidar los importantes v¨ªnculos familiares que unen a L¨ªbano y Siria. Respecto a la supuesta orientaci¨®n de Hezbol¨¢ desde Siria, no es cierto. Se trata de un partido como cualquier otro, con relaciones diversas y tiene amigos que le apoyan y un pueblo que le respalda. Estamos al lado de L¨ªbano en su causa y, por ende, es l¨®gico que nos coloquemos al lado de la resistencia libanesa.
P. La presencia de las fuerzas sirias en el pa¨ªs vecino est¨¢ siendo objeto de cr¨ªticas crecientes por parte de los libaneses. ?Cu¨¢nto tiempo m¨¢s van a quedarse despu¨¦s de la retirada israel¨ª?
R. La entrada de las fuerzas sirias en L¨ªbano en l976 fue en respuesta a una solicitud de los cristianos de L¨ªbano. Fueron numerosas las delegaciones que vinieron a pedir al entonces presidente Hafez el Asad que enviara el Ej¨¦rcito sirio para darles protecci¨®n. Esta presencia prosigui¨® en medio de las dif¨ªciles circunstancias de la guerra civil. M¨¢s tarde se produjo el acuerdo de Taef en ese mismo sentido. Las fuerzas sirias van a permanecer en L¨ªbano hasta que las autoridades libanesas soliciten su salida. Tras cumplir su tarea, Siria no tendr¨ªa ning¨²n inter¨¦s en mantenerlas all¨ª. En cuanto a la oposici¨®n libanesa a la presencia de dichas fuerzas, no es del todo exacto, porque da a entender que todos los libaneses quieren que nos vayamos, mientras que lo que se escucha proviene de grupos concretos y limitados.
P. ?Aceptar¨ªa Siria un acuerdo bilateral entre los palestinos e Israel?
R. Se trata de un asunto que incumbe a los palestinos, pero ser¨ªa m¨¢s adecuado preguntarse si tal acuerdo traer¨¢ la paz. Nosotros consideramos que si no es global, si no abarca todos los frentes ¨¢rabes (liban¨¦s, sirio y palestino), habr¨¢ un mero acuerdo de paz y no una paz verdadera. El proceso de paz es la v¨ªa para llegar a la paz verdadera y a la estabilidad. Si se olvidan las circunstancias regionales objetivas, se producir¨¢ un mayor desajuste en el futuro. Tomemos como ejemplo lo que est¨¢ ocurriendo ahora en Palestina. Desde 1993 se han firmado muchos acuerdos entre israel¨ªes y palestinos, pero en la medida en que eran ajenos a la realidad regional han entrado en contradici¨®n con dicha realidad. Y con ello me refiero a los derechos de palestinos, sirios y libaneses, pero sobre todo a los de la poblaci¨®n palestina.
P. ?Bajo qu¨¦ condiciones estar¨ªa Siria dispuesta a volver a la mesa de negociaciones con Israel?
R. M¨¢s que las condiciones importa el marco de referencia, y ¨¦ste no lo ha fijado Siria, sino a nivel internacional. Tras la guerra de l967 surgieron las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que estipulan la devoluci¨®n de todos los territorios ocupados por Israel a sus due?os y en su integridad. S¨®lo Israel se opuso a ellas enfrent¨¢ndose al mundo. La Conferencia de Madrid, principal punto de partida del proceso de paz, plante¨® el principio de 'paz por territorios' de nuevo con el visto bueno de todas las naciones del mundo a excepci¨®n de Israel. Poco despu¨¦s, el entonces primer ministro israel¨ª, Isaac Shamir, dijo que ¨¦l no estaba convencido del proceso de paz y que har¨ªa que durara 10 a?os. Justo lo que est¨¢ ocurriendo. ?D¨®nde est¨¢ el marco de referencia? ?Qui¨¦n eval¨²a su respeto? A Shamir le han sucedido varios jefes de Gobierno que mantienen el rechazo a esas resoluciones internacionales, y ahora ha llegado Sharon para matar todo lo que es palestino y utiliza las armas m¨¢s mort¨ªferas contra personas que s¨®lo poseen piedras. Eso significa que los par¨¢metros de paz son muy bajos en Israel. No hay condiciones sirias, sino derechos sirios y condiciones internacionales acordes con los derechos sirios, y ¨¢rabes en general, a los que Israel se opone. Cuando se supere esa situaci¨®n, estamos listos para continuar las negociaciones.
P. ?Incluso con Sharon?
R. Para nosotros no se trata de personas. Tenemos unos derechos y deben ser restituidos. Hay resoluciones del Consejo de Seguridad y tienen que ser ejecutadas. A nosotros no nos interesa lo que ocurre en Israel. S¨®lo vemos las se?ales y, en ese sentido, la llegada de tal o cual persona a la jefatura del Gobierno nos plantea preguntas: ?c¨®mo un pueblo que dice querer la paz elige a alguien con un pasado de criminal de guerra? Dado que la paz es un proceso ligado a todas las capas de la sociedad y no s¨®lo al jefe del Gobierno, y en la medida en que cuando una persona elige a un candidato para un cargo opta por sus convicciones, es l¨®gico que deduzcamos que la voluntad de paz sigue siendo limitada y d¨¦bil en Israel.
P. ?Cu¨¢l ha sido, hasta la fecha, la contribuci¨®n de la Administraci¨®n de Bush en la regi¨®n?
R. Hay dos asuntos fundamentales: la paz e Irak. No pueden aislarse una de la otra porque los lazos sociales son muy grandes entre los pa¨ªses ¨¢rabes; compartimos la cultura, la historia, lo cual produce sentimientos comunes. Lo que hemos o¨ªdo hasta ahora de la Administraci¨®n de Bush es que se inclina por el levantamiento del embargo a Irak, pero no se ha pronunciado a¨²n respecto al proceso de paz. El ¨¦xito en uno de ellos puede reflejarse en el otro. Y lo mismo puede decirse en cuanto al fracaso. De momento, tenemos que esperar.
P. Ustedes, como otros Gobiernos ¨¢rabes, han pedido mayor participaci¨®n europea en el proceso de paz. ?C¨®mo debe concretarse esa contribuci¨®n?
R. Hay tres v¨ªas: la primera, la divulgaci¨®n de comunicados abogando por la paz y la aplicaci¨®n de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, adem¨¢s de la insistencia en el marco referencial de Madrid, que reconoce el principio de 'paz por territorios'. La segunda, que complementa la anterior, consiste en adoptar posiciones claras acerca de los hechos que se producen a diario, en el sentido de que, cuando haya una agresi¨®n, hay que decirlo sin utilizar eufemismos que aten¨²an la gravedad de lo que sucede. Cuando un israel¨ª asesina a un palestino hay que pedir a los israel¨ªes que cesen en el asesinato y no hablar de frenar la violencia en sentido general. La tercera v¨ªa, complementaria de las dos anteriores, consiste en adoptar medidas disuasorias contra la parte que viola la legalidad. Esta tercera v¨ªa ha faltado desde el arranque del proceso de paz. La segunda, la adopci¨®n de posiciones claras, se da en raras ocasiones. En cuanto a la primera, abunda tanto que la gente la considera como un cuadro bonito que ha perdido su valor. Es obvio que esto no es s¨®lo extensivo a la UE, sino a todos los pa¨ªses involucrados en el patrocinio del proceso de paz, con Estados Unidos a la cabeza.
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