El capitalismo sin riesgo
Estos d¨ªas se han convertido en noticia los despidos acordados por algunas multinacionales. No deja de asombrar la sorpresa con que algunos han recibido una noticia que es consustancial al sistema econ¨®mico imperante, que algunos de los sorprendidos y escandalizados han contribuido a crear.
Los despidos anunciados, fruto de la advertencia burs¨¢til por la reducci¨®n de los beneficios, es una consecuencia m¨¢s de un modelo econ¨®mico basado en la idea del capitalismo sin riesgo. Aquel empresario hijo de la burgues¨ªa industrial que se nos presentaba como el emprendedor que asum¨ªa los riesgos de su inversi¨®n ha dado paso a un modelo de capitalista, el inversor despersonalizado o camuflado detr¨¢s de los grandes fondos de inversi¨®n o de pensiones, que ha conseguido trasladar a los dem¨¢s los riesgos de su actividad. Se nos vende que el trabajador ya no tendr¨¢ garantizado su empleo, sin explicarnos que eso es a cambio de garantizar como sea la seguridad de los beneficios del capital. Eso es exactamente el modelo de externalizaci¨®n y subcontrataci¨®n en cadena, que traslada el riesgo de las empresas centrales a otras peor situadas en el control del mercado hasta llegar al trabajador aut¨®nomo dependiente que los tiene que asumir todos.
Pero, adem¨¢s de quejarnos, los trabajadores y la sociedad debemos detectar las causas de esta aberraci¨®n social y luchar para que otro mundo sea posible. La globalizaci¨®n sin reglas ni derechos ha erosionado las bases sociales de actuaci¨®n del sindicalismo, ha reducido -no anulado- la capacidad de los Estados para intervenir en la econom¨ªa y dificulta la construcci¨®n de proyectos pol¨ªticos basados en la alternativa social y no en la mera alternancia electoral. Se debe avanzar en el Estado europeo con pasos decisivos, como los que supondr¨ªan normativas europeas sobre las empresas de trabajo temporal o procedimientos obligatorios para hacer ajustes de plantilla. Y mientras, actuar en el espacio pol¨ªtico que tienen los Estados nacionales, pero para ello necesitamos alternativas pol¨ªticas que apuesten por modelos sociales alternativos, y no por proyectos indistintos que s¨®lo se distinguen entre s¨ª en funci¨®n de si se est¨¢ en el Gobierno o en la oposici¨®n. Y aprovechar los mecanismos de intervenci¨®n sindical que garantiza la ley, que a¨²n existen gracias a la lucha de 1994 contra la reforma laboral del Gobierno de entonces para hacer desaparecer la intervenci¨®n sindical y la autorizaci¨®n administrativa en los expedientes de regulaci¨®n de empleo. S¨®lo lo consiguieron parcialmente con la reforma del despido objetivo.
Joan Coscubiela es secretario general de CC OO de Catalu?a
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