Hurac¨¢n en Argentina, tempestad en Brasil
La crisis de su vecino marca la evoluci¨®n de la econom¨ªa brasile?a
El ministro de Hacienda de Brasil, Pedro Malan, insiste en que no hay motivos de preocupaci¨®n. Los avatares que sufren los mercados brasile?os son debidos a 'evidentes exageraciones'. Pero todo depende de c¨®mo evolucione la crisis en Argentina.
Malan tiene sus razones: los indicadores son positivos, y los analistas dicen que no hay razones para que la moneda haya perdido tanto valor frente al d¨®lar, salvo la inevitable menci¨®n a la crisis argentina. En este punto, hay unanimidad: lo que ocurre en Brasil es consecuencia inmediata de lo que pasa en Argentina. Buena prueba son las idas y venidas del cambio del real a cada noticia originada en el pa¨ªs vecino. Sube Domingo Cavallo, el cambio se estabiliza; cae el presidente del Banco Central de Argentina, sube el real; habla Cavallo, el real cae; habla el ex presidente Carlos Menem, recomendando a sus compatriotas que compren d¨®lares, y el real se desploma. As¨ª viven los mercados brasile?os desde hace tres semanas. Ning¨²n resultado positivo, ninguna buena noticia local logra desviar el foco de las preocupaciones al pa¨ªs vecino. Resultado: en lo que va de a?o el d¨®lar subi¨® un 25% frente al real y las bolsas acumulan un 9% de p¨¦rdidas.
El tema central discutido en los mercados locales dej¨® de ser la compra de d¨®lares, fruto del intento de conseguir un hedge (escudo protector) por parte del empresariado local. El fuerte movimiento de compra de la moneda de EE UU por parte de argentinos pareci¨® haber disminuido un poco, pero las empresas locales se mantuvieron compradoras. Mayo y junio son dos meses en que muchos compromisos internacionales en d¨®lares tendr¨¢n que ser cubiertos, y el mismo Banco Central ya hab¨ªa advertido que el real podr¨ªa llegar a cotizarse a base de 2,10 por d¨®lar, para a partir de julio volver a la casa del dos por uno. La proyecci¨®n, sin embargo, fue ampliamente rebasada.
El acuerdo a que llegaron Argentina y el FMI, y que incluye un 'perd¨®n' al incumplimiento de las metas combinadas, fue recibido como alivio en Brasil. Pero ese alivio no ha sido suficiente para devolver las tasas de cambio a lo que ser¨ªa normal y esperado, es decir, unos 2,10 reales por d¨®lar. Es que en esta temporada, una noticia positiva sirve esencialmente para impedir que la tensi¨®n aumente a¨²n m¨¢s. El lunes, por ejemplo, v¨ªspera de fiesta, ha sido un d¨ªa de recuperaci¨®n en las bolsas y en el cambio. Pero ya el mi¨¦rcoles, todo volvi¨® a la situaci¨®n anterior: nueva baja en las bolsas y nueva subida del d¨®lar.
Frente a ese cuadro, y a pesar de la coincidencia de que 'la cotizaci¨®n del real es en este momento irreal', seg¨²n una malhumorada comentarista de econom¨ªa, ya hay se?ales que podr¨¢n turbar la serenidad del ministro Pedro Malan: el d¨¦ficit en las transacciones corrientes aument¨®, situ¨¢ndose en el 5% del PIB. Adem¨¢s, ya es evidente que el pa¨ªs no lograr¨¢, este a?o, obtener m¨¢s que 20.000 millones de d¨®lares en inversiones directas del exterior (6.000 millones menos de las previsiones iniciales), lo que significa un d¨¦ficit de 8.000 millones de d¨®lares. Aun as¨ª, analistas y Gobierno afirman que no hay ninguna se?al que aboque a Brasil a una crisis como la de 1998, que culmin¨® con la devaluaci¨®n de enero de 1999. Brasil tiene recursos para preservar alg¨²n crecimiento (quiz¨¢ no el 4,5% previsto por el FMI) y no hay indicios de descontrol en la tasa de inflaci¨®n.
Todo indica, sin embargo, que hay un nuevo ingrediente en juego: el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que involucra al presidente del Senado, Jader Barbalho, y el fraude comprobado de que participaron el ex presidente de la casa, Antonio Carlos Magalh?es, y el que hasta hace poco era el l¨ªder del Gobierno en el Senado, Jos¨¦ Roberto Arruda. Por ahora, el esc¨¢ndalo no salpic¨® al presidente. Pero su Gobierno est¨¢ de tal manera desgastado, por omisi¨®n o inapetencia por la acci¨®n moralizadora que vaya m¨¢s all¨¢ de las palabras, que empieza a hacerse cada vez m¨¢s claro que el presidente Fernando Henrique Cardoso no lograr¨¢ elegir al sucesor. Es decir: nuevas incertidumbres. Y eso es lo que el mercado detesta.
Tiene raz¨®n Malan: se exagera mucho en el Brasil de hoy. Pero no s¨®lo en la cotizaci¨®n del d¨®lar: en la corrupci¨®n y en la impunidad, tambi¨¦n. El precio se pagar¨¢ en las elecciones presidenciales de 2002. Pero antes, mucho antes, tambi¨¦n podr¨¢ pagarse en nuevas y astron¨®micas tasas de inter¨¦s, en la fuga de capitales, en el reflujo de nuevas inversiones extranjeras y, claro, en la cotizaci¨®n del real. Hay que esperar.
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