Convidado de piedra

El Partido Popular y el PSOE parecen aproximar sus posturas en el controvertido tema de la elecci¨®n de vocales del Consejo General del Poder Judicial. Pero, de momento, s¨®lo en apariencia. La ¨²ltima f¨®rmula conocida del PP atribuye al Parlamento un inaceptable papel de convidado de piedra, asign¨¢ndole una mera funci¨®n de refrendo de los 12 vocales previamente elegidos por el cuerpo electoral de jueces y magistrados.

El PP quiere acabar con el sistema de cuotas -el reparto entre los partidos pol¨ªticos de los vocales del ¨®rgano de gobierno de la judicatura-, pero mediante una f¨®rmula que no se ve c¨®mo puede encajar en nuestro sistema constitucional. A primera vista, se tratar¨ªa de un arreglo cosm¨¦tico para disimular en lo posible, con el aval del Parlamento, el retorno a la elecci¨®n corporativa de la mayor¨ªa de los vocales del Consejo. El riesgo de las cuotas partidarias queda eliminado, pero se cae en las no menos da?inas cuotas judiciales (vocales de tal o cual asociaci¨®n o sector judicial), como hubo ocasi¨®n de comprobar en el primer Consejo Judicial, entre 1980 y 1985.

Los partidos pol¨ªticos, a trav¨¦s de sus grupos parlamentarios, pueden y deben compartir su iniciativa con los colectivos judiciales en el proceso de selecci¨®n de candidatos, pero el Parlamento no puede compartir su soberan¨ªa. El PSOE propone que los jueces propongan el triple o m¨¢s de candidatos para las 12 plazas de vocales de la carrera judicial, para que el Parlamento elija entre ellos. No se trata de un 'modelo h¨ªbrido', como ha se?alado la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura. Se mantiene la elecci¨®n parlamentaria, pero expurgada de las pr¨¢cticas que propician la reserva de cuotas por los partidos. Si lo que se quiere es diluir la marca partidaria de esa elecci¨®n, la participaci¨®n de los colectivos judiciales en la presentaci¨®n de candidatos sirve eficazmente a ese objetivo. Se limitan manejos de los partidos, pero sin cuestionar la soberan¨ªa del Parlamento, haci¨¦ndole desempe?ar un papel meramente legitimador de lo que eligen otros.