El disputado voto de Euskadiko Ezkerra
Afirma el autor que la mejor tradici¨®n de EE la podemos hallar en el constitucionalismo, pese a que no la vot¨®, y el estatutismo
En este tiempo de elecciones, todos los partidos y coaliciones se disputan los votos de Euskadiko Ezkerra, mientras sus antiguos militantes y simpatizantes reparten las papeletas aunque de manera desigual. Hace tiempo que detect¨¦, en Herri Batasuna, un cierto n¨²mero de personas ligadas a la Euskadiko Ezkerra de los primeros a?os (1977-82). La tregua de ETA favoreci¨® el acercamiento a HB de alg¨²n que otro grupo, abandon¨¢ndola a los primeros atentados con cierto aire de haber sido timados.
Creo que los m¨¢s afortunados en la herencia de Euskadiko Ezkerra han sido el PNV (m¨¢s bien en Guipuzkoa) y el PSE-EE, principalmente en las capitales y localidades importantes as¨ª como en el ¨¢mbito universitario. Son los socialistas, adem¨¢s, los herederos legales y los que, observo, recibir¨¢n el 13 de mayo buena parte de las preciadas papeletas a que me refiero. Javier Madrazo tambi¨¦n trata de hacerse con un pedazo del bot¨ªn pero, como en casi todo lo que se propone, la fortuna le sacar¨¢ la lengua y se podr¨¢n contar con muy pocas manos las papeletas que engordar¨¢n su cuenta de resultados.
Cabe preguntarse no obstante, en esta hora de divisi¨®n, trascendencia y negaci¨®n del contrario, m¨¢s all¨¢ del destino real de los antiguos votos de EE, cu¨¢l hubiera sido, de haber seguido existiendo, la posici¨®n pol¨ªtica de este partido al que se le atribuyen tantas virtudes, como siempre sucede a los finados. Y para ello, nada mejor que rastrear en su origen y evoluci¨®n, sobre todo en las decisiones importantes que tuvo que adoptar.
Euskadiko Ezkerra (por medio de su embri¨®n, EIA) estuvo en las tan mencionadas reuniones de Txiberta (1977) donde los abertzales sin exclusi¨®n se reunieron para discutir su participaci¨®n (o no) en las primeras elecciones de la transici¨®n, en junio de 1977. A EIA no le cost¨® mucho acudir a la primera cita con las urnas, pese a las protestas de los grupos que m¨¢s tarde habr¨ªan de conformar Herri Batasuna y parientes pr¨®ximos. Creo que ah¨ª se dio el primer paso en la aceptaci¨®n por EE de la democracia formal, m¨¢s importante, si cabe, por proceder de j¨®venes educados en la cultura revolucionaria y aun de la violencia. Es verdad que no sab¨ªamos muy bien lo que era eso de la democracia, pero algo nos indicaba que deb¨ªamos participar y lo hicimos con decisi¨®n.
Estuve en Txiberta representando a EIA y mi memoria guarda la imagen de los representantes del PNV (Pujana y Bujanda) haciendo un elogio de la democracia sin temores hacia los compa?eros de mesa. Recuerdo la decepci¨®n de Telesforo Monz¨®n, anfitri¨®n y profeta de la unidad de los abertzales, por el modo en que termin¨® la cumbre e insistiendo una y otra vez en la obligaci¨®n de los abertzales de arrojar a los espa?olistas al mar (creo que se refer¨ªa al del olvido).
Es cierto que poco despu¨¦s Euskadiko Ezkerra neg¨® el aplauso a la Constituci¨®n de 1978, pero puedo asegurar que m¨¢s por aquello del que dir¨¢n que por convicci¨®n, lo que debiera decir algo a los que se ocupan, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, de asegurar sin matices que 'la sociedad vasca no vot¨® la Constituci¨®n espa?ola'. Si hemos de escrutar la historia con rigor, Euskadiko Ezkerra matrimoni¨® con la Constituci¨®n una vez iniciada la convivencia y asumi¨® sin complejos y para siempre sus valores.
Otro de los momentos significativos para Euskadiko Ezkerra lleg¨® en octubre de 1979, con ocasi¨®n del refer¨¦ndum sobre el Estatuto de Gernika. No recuerdo oposici¨®n destacable al mismo y, al contrario, fue recibido con suma esperanza en nuestras por entonces nutridas filas, convirti¨¦ndose EE con el tiempo en el defensor m¨¢s apasionado de ese Estatuto que ahora el sindicalista Jos¨¦ Elorrieta da por difunto y el nacionalista Egibar califica de carta otorgada.
Creo que la mejor tradici¨®n de Euskadiko Ezkerra la podemos hallar en el constitucionalismo, pese a que nuestro partido no la vot¨®, y el estatutismo. Si hubo algo que caracteriz¨® a EE, una vez asentada y mejorada con grupos de origen diverso, fue la cultura del pacto y la obsesi¨®n por la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Tuvo una m¨¢s que notoria influencia en la cultura vasca, en euskera y castellano, superando un antagonismo trucado. Pero tuvo mala suerte y fracas¨® en su objetivo m¨¢s ambicioso: pretendi¨® actualizar y moderar el nacionalismo y, a la vista de lo que hoy acontece, puede decirse que no lo consigui¨®. Los hombres (y alguna mujer) que mandan en el PNV y EA parecen m¨¢s radicales de lo que eran hace veinte a?os y Udalbiltza me recuerda m¨¢s a la pasi¨®n de Telesforo Monz¨®n que al posibilismo de los jelkides en Txiberta. Y sin embargo, la sociedad se ha moderado.
I?aki Mart¨ªnez es abogado y fue uno de los fundadores de Euskadiko Ezkerra.
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