Una divisi¨®n que se aprecia hasta en los duelos

La divisi¨®n de la clase pol¨ªtica vasca en las concentraciones de rechazo al asesinato de Gimenez Abad (unos se quedaron en la calle cinco minutos y otros, quince) simboliz¨® ayer bastante bien la ruptura de relaciones entre nacionalistas y no nacionalistas. Una ruptura que es, precisamente, lo que m¨¢s lamenta el conjunto del electorado, seg¨²n las encuestas.

La frase que m¨¢s se pod¨ªa escuchar ayer en el Pa¨ªs Vasco era 'esto est¨¢ mal', independientemente de la orientaci¨®n pol¨ªtica de quien la pronunciara. No quiere decir que todos crean que su partido va a perder, sino que temen que, aunque gane, se abra un largo periodo de inestabilidad, porque nadie alcance la mayor¨ªa absoluta. Por supuesto, esto no reza con los pol¨ªticos, que continuan transmitiendo mensajes alentadores.

La actitud de aparente tranquilidad m¨¢s sorprendente es la del PNV. Las encuestas aseguran que, el 13 a la noche, su coalici¨®n con EA ser¨¢ la m¨¢s votada y que las elecciones confirmar¨¢n que en esta sociedad existe un sentimiento nacionalista profundamente enraizado. Pero esas mismas encuestas mantienen que el PNV no podr¨¢ gobernar en solitario: necesitar¨¢ los votos de EH (que no quiere) o los del PSE (que no tiene).

Sea como sea, el PNV se las est¨¢ arreglando hasta el momento para transmitir a sus electores la tranquilizadora impresi¨®n de que no perder¨¢ el Gobierno porque, negociando a partir del d¨ªa 13 aunque sea durante meses, lograr¨¢ tener a su lado a los socialistas. Algunos de sus dirigentes, como Juan Mar¨ªa Atutxa, que se presenta como n¨²mero 1 en Vizcaya (una provincia en la que los propios votantes del PNV se sienten en un porcentaje considerable tan espa?oles como vascos) se ha lanzado a decir que ese acuerdo 'est¨¢ cantado' y otros lo sugieren en cuanto pueden.

Para los socialistas vascos, lo que est¨¢ cantando es, precisamente, lo contrario y la maniobra nacionalista constituye un enga?o para sus propios votantes. Con mayor¨ªa absoluta, o sin ella, el PSE est¨¢ dispuesto a formar gobierno junto al PP. Los gui?os hacia el PNV, afirman dirigentes como Javier Rojo, exigen primero su pase a la oposicion. 'Despu¨¦s, podemos volver a organizar la unidad entre los dem¨®cratas'. La posici¨®n del PSE encuentra apoyos incluso en el entorno de los dirigentes socialistas, de Madrid, que m¨¢s defienden la necesidad de recuperar los contactos con el nacionalismo vasco y que reconocen que un partido no puede hacer lo contrario de lo que ha afirmado en una campa?a. Algunos socialistas est¨¢n adem¨¢s preocupados por la frustraci¨®n que ya se aprecia entre los vascos no nacionalistas y que podr¨ªa convertirse en rencor si no encuentra pronto alguna satisfacci¨®n o esperanza.