Sectarismo sin l¨ªmites
Los trabajadores del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) han rechazado que la decisi¨®n de no hacer p¨²blico el sondeo electoral del Pa¨ªs Vasco tenga nada que ver con retrasos en la tabulaci¨®n o en el tratamiento inform¨¢tico del trabajo de campo, como argument¨® el pasado viernes el ministro portavoz del Gobierno. El comit¨¦ de empresa de RTVE en Bilbao ha denunciado, por su parte, que el telediario del domingo no diera im¨¢genes de la comparecencia del lehendakari para condenar el atentado de Zaragoza. Ambos casos inciden sobre el sectarismo del Gobierno en el manejo de instrumentos p¨²blicos que, sobre todo en periodo electoral, exigen m¨¢xima neutralidad.
La explicaci¨®n de P¨ªo Cabanillas se produjo el viernes, y el ¨²ltimo d¨ªa h¨¢bil para publicar encuestas, seg¨²n la Ley Electoral, era el lunes. Incluso si hubiera sido cierto el retraso t¨¦cnico, que los trabajadores niegan, hab¨ªa tiempo de sobra durante el fin de semana para subsanarlo. Es de suponer que, en un tema de esa trascendencia, a nadie se le ocurra aducir que el problema es que el CIS cierra los s¨¢bados. El ministro de Presidencia, que tendr¨¢ que comparecer a petici¨®n del PSOE para dar explicaciones, asegur¨® ayer que su departamento no ha recibido los resultados. Pues que abra tambi¨¦n ¨¦l una investigaci¨®n sobre qui¨¦n los ha tenido, en La Moncloa o donde sea, porque ser¨ªa igualmente incre¨ªble que la decisi¨®n de no difundir la encuesta hubiera sido tomada por el presidente del CIS, Ricardo Montoro, sin ¨®rdenes superiores, y sin que todav¨ªa no haya dimitido: por ocultaci¨®n deliberada, vulnerando la Ley Electoral, o por incompetencia manifiesta.
Una instrucci¨®n de la Junta Electoral Central de 16 de abril de 1993 estableci¨® la obligaci¨®n de comunicar a ese ¨®rgano cualquier encuesta p¨²blica en periodo electoral para dar traslado a los partidos. Se han insinuado motivos evang¨¦licos para justificar el estrat¨¦gico retraso: que los resultados eran demasiado buenos para el PP y el PSOE, y ello podr¨ªa desmovilizar al electorado no nacionalista. Ni ese ni ning¨²n otro motivo pol¨ªtico justifica que el Gobierno incumpla la ley para jugar con ventaja; eso bastar¨ªa, pero adem¨¢s es un c¨¢lculo incompetente: pocas cosas movilizan m¨¢s a los electores que una posible alternancia en el poder.
Ocurre lo mismo con el sectarismo de la televisi¨®n p¨²blica respecto al nacionalismo vasco. No estar¨ªa justificado en ning¨²n caso, pero adem¨¢s tiene el efecto de alimentar el discurso victimista, eje central de la campa?a nacionalista de defensa de la fortaleza asediada. Y sirve de excusa para justificar el sectarismo sim¨¦trico en la televisi¨®n vasca, donde, desde los informativos hasta los programas infantiles, es abrumadora la presencia de la simbolog¨ªa y la ideolog¨ªa nacionalistas. El PP lleg¨® al Gobierno con un programa en el que denunciaba la 'beligerante orientaci¨®n partidista' de la televisi¨®n p¨²blica en la etapa anterior. Pero nunca se hab¨ªa visto una beligerancia comparable; excepto en ETB.
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