Asia mira con recelo los planes de defensa de EE UU
Los nuevos planes de defensa de EE UU, as¨ª como la muy probable abrogaci¨®n del tratado ABM, suscita gran aprensi¨®n en Asia, adem¨¢s de la fuerte condena de China. As¨ª lo ha podido comprobar esta semana el vicesecretario de Estado Richard Armitage, enviado por el presidente George W. Bush a Jap¨®n, Corea del Sur e India para informar y recabar apoyo al proyecto de escudo antimisiles contra los llamados Estados gamberros, principalmente Corea del Sur e Irak.
En Tokio, Armitage logr¨® s¨®lo una respuesta diplom¨¢tica de 'comprensi¨®n' a las tesis de Bush, pero nada m¨¢s. Jap¨®n, no obstante, coincide con EE UU en que existe una amenaza real de ataque con misiles bal¨ªsticos por parte de esos pa¨ªses.
M¨¢s dificultades encontr¨® en Se¨²l, donde el presidente Kim Dae Jung le inst¨® a concluir pronto la revisi¨®n de la pol¨ªtica norcoreana de EE UU, que con la llegada de los republicanos a la Casa Blanca ha supuesto un freno al proceso conciliador impulsado por Bill Clinton y Madeleine Albright. Armitage afirm¨® en la capital surcoreana que Bush apoya las negociaciones de paz intercoreanas.
Japoneses y norteamericanos continuar¨¢n con la investigaci¨®n tecnol¨®gica para el desarrollo de una defensa de misiles de teatro (TMD, en sus siglas en ingl¨¦s) en Asia. Sobre ese proyecto s¨ª hay mucho inter¨¦s nip¨®n de colaboraci¨®n en vista del peligro real norcoreano. En 1998, Corea del Norte dispar¨® uno de sus misiles Nodong y sobrevol¨® territorio japon¨¦s. Pyongyang prometi¨® la semana pasada a la troika de la Uni¨®n Europea prolongar hasta al menos el a?o 2003 la moratoria de ensayos de misiles.
Washington pretende ahora que Tokio participe de manera combinada tanto en el TMD como en el escudo antimisiles, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores nip¨®n le dijo el pasado martes a Armitage que de momento no ve factible esa posibilidad. Adem¨¢s, una eventual colaboraci¨®n en las estrategias nucleares de Bush es interpretada por analistas militares como una violaci¨®n de la Constituci¨®n japonesa, redactada precisamente por los propios norteamericanos al final de la ¨²ltima guerra mundial y que limita las funciones del Ej¨¦rcito nip¨®n a la autodefensa.
Jap¨®n no oculta el temor de irritar sobremanera a China, que reaccion¨® con dureza al discurso de Bush de hace dos semanas al calificarlo como preludio de una nueva carrera de armamentos. Asimismo, los nipones han mantenido una actitud muy prudente en el incidente del avi¨®n esp¨ªa norteamericano el pasado 1 de abril. El aparato sali¨® de la base de Kadena (Okinawa), cuyo cierre ha solicitado en varias ocasiones la poblaci¨®n de esa isla.
Casi la mitad de los 47.000 soldados norteamericanos desplegados en Jap¨®n se hallan en Okinawa. Una encuesta esta semana indicaba que el 75% de los encuestados respalda el tratado de seguridad con EE UU, que en septiembre cumplir¨¢ medio siglo, pero en igual proporci¨®n se decanta a favor de la reducci¨®n de bases en esa peque?a isla, que en los ¨²ltimos a?os ha sido escenario de abusos contra sus habitantes por parte de soldados.
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