La novela espa?ola como territorio mestizo
Escritores y cr¨ªticos exploran en un curso en Cuenca los nuevos rumbos de la narrativa actual
En los ¨²ltimos tiempos, algunos narradores espa?oles han torcido su camino. Se mov¨ªan como peces en el agua dentro de los esquemas de la ficci¨®n m¨¢s pura y, de pronto, se han saltado algunas fronteras para proponer narraciones h¨ªbridas, donde los g¨¦neros se confunden y la realidad se inmiscuye en las arenas de la imaginaci¨®n.
Fue sobre todo en los a?os ochenta cuando los lectores espa?oles se enamoraron de los novelistas espa?oles. ?se es el trasfondo de esta nueva historia. Ocurri¨® entonces que los lectores se encontraron en los libros: lo que all¨ª se contaba pod¨ªa perfectamente haberles pasado a ellos. As¨ª que la narrativa espa?ola se puso de moda. Ahora, un mont¨®n de a?os despu¨¦s de que empezara aquello, toca ponerle el term¨®metro a la criatura: la salud de la literatura espa?ola sigue siendo buena, excelente incluso. Lo que les pasa a algunos, en plena madurez de sus recursos, es que han decidido explorar nuevos derroteros.
De eso, y de muchas otras cuestiones, se ha tratado en Cuenca a lo largo de la ¨²ltima semana. El curso sobre novela espa?ola que organiza el Centro de Profesores de esa ciudad llegaba a su cuarta edici¨®n. Y una melod¨ªa de fondo se repet¨ªa una y otra vez en las distintas intervenciones: que los narradores estaban ya un poco saturados de contar historias y que, por tanto, la novela en estado puro estaba cediendo su lugar a propuestas h¨ªbridas, mestizas. Mezcla de g¨¦neros: un extra?o maridaje donde se combina lo autobiogr¨¢fico y lo period¨ªstico con las ideas y con las ordenes de esa sargenta caprichosa, la imaginaci¨®n, que saca el sable y manda en cuanto puede los elementos reales hacia los pantanos de la invenci¨®n.
'Sea como sea, ustedes saldr¨¢n en la novela como las personas con las que el narrador tiene un encuentro literario en Budapest', explic¨® Enrique Vila-Matas en un momento de su intervenci¨®n. Son tan fr¨¢giles las fronteras en los territorios mestizos que puede ocurrir cualquier cosa: uno va a Cuenca, por ejemplo, y termina en Budapest. Y es que lo que quiso hacer Vila-Matas fue 'ensayar' el nuevo libro que est¨¢ escribiendo, y del que ley¨® las cuatro ¨²ltimas p¨¢ginas que acababa de terminar. P¨¢ginas at¨ªpicas, un fragmento min¨²sculo de un proyecto en marcha que trata de la 'enfermedad de la literatura' y donde un cr¨ªtico literario se ve zambullido en diferentes peripecias disparatadas. Vila-Matas 'ensayaba' su nuevo libro y, al mismo tiempo, realizaba la dimensi¨®n pr¨¢ctica de lo que Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu acababa de desarrollar en t¨¦rminos te¨®ricos.
Fue el pasado martes. Longares hab¨ªa disertado en su conferencia del lunes sobre La literatura del silencio, es decir, sobre la verdad profunda del desaf¨ªo literario. Quienes tienen de verdad algo que decir, explic¨®, construyen su obra m¨¢s all¨¢ del eco que provocan sus libros, m¨¢s all¨¢ del ¨¦xito y de los halagos cr¨ªticos. Longares, que hace ya muchos a?os practic¨® el mestizaje en La novela del cors¨¦, donde combinaba narraci¨®n y ensayo a prop¨®sito de la literatura er¨®tica de principios de siglo, considera que m¨¢s all¨¢ de productos h¨ªbridos o novelas puras, lo que importa es la libertad del escritor, que 'escribe para la posteridad'.
Guelbenzu sac¨® la escuder¨ªa de los argumentos para centrarse en las ¨²ltimas novelas de Javier Mar¨ªas (Negra espalda del tiempo), Antonio Mu?oz Molina (Sefarad) y Enrique Vila-Matas (Bartleby y compa?¨ªa) y mostrar c¨®mo todas ellas incorporaban elementos de la realidad en su desarrollo narrativo. ?Oportunismo? ?Incapacidad de levantar, sostener y resolver una ficci¨®n?
Y es que, una vez que los narradores espa?oles hab¨ªan seducido a los lectores, la novela como g¨¦nero termin¨® por imponerse como una plaga. No tardaron en surgir escritores por doquier y todos ellos con libro bajo el brazo y, salvo excepciones, todos trufados de historias cercanas, de paisajes familiares, de episodios recurrentes en la vida dom¨¦stica de la Espa?a de finales del siglo pasado. Quiz¨¢ fue eso, la saturaci¨®n de historias sobre lo mismo, la que condujo a autores como Mar¨ªas, Mu?oz Molina o Vila-Matas a cambiar de direcci¨®n. Mar¨ªas cont¨® en Negra espalda del tiempo c¨®mo una novela suya (Todas las almas) empez¨® a intervenir en la realidad y trat¨® de explorar lo que ocurr¨ªa en 'el rev¨¦s del tiempo'. Mu?oz Molina, por su parte, traslad¨® en Sefarad una retah¨ªla de memorias ajenas, de historias reales padecidas por sujetos reales, para recuperar la dolorosa memoria del dolor en un siglo de infamias. Vila-Matas, en fin, traz¨® en Bartleby y compa?¨ªa una compleja red de relaciones entre escritores muy diversos, todos tocados por una misma pulsi¨®n: la pasi¨®n por la nada.
Son narraciones que se escapan de los patrones de la novela pura. Desde otro orden de cosas, ya antes Miguel S¨¢nchez Ostiz se hab¨ªa escapado de los l¨ªmites estrictos de la ficci¨®n m¨¢s ortodoxa. El escritor navarro, que acaba de obtener el Premio Pr¨ªncipe de Viana, intervino en el curso el mi¨¦rcoles, poco despu¨¦s de que lo hiciera el cr¨ªtico Jordi Gracia. Habl¨® del peso de lo autobiogr¨¢fico en su obra, sobre todo en Las pira?as y en La flecha del miedo. Y cont¨® de los 'gatillazos del alma', de esas obsesiones que obligan a un escritor a exhibir su mundo personal m¨¢s ¨ªntimo bajo las fr¨¢giles artima?as que le ofrece la imaginaci¨®n. ?ngel Basanta y Marif¨¦ Santiago intervinieron el jueves e iluminaron desde otras perspectivas las peripecias de la novela espa?ola. El mejor s¨ªntoma de su vitalidad es precisamente ¨¦se: el af¨¢n de los narradores de embacarse en aventuras diferentes.
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