Se les fue la mano
Empezar¨¦ por aquello que es obvio: el domingo 13 de mayo tuve una muy buena noche. En primer lugar, porque las elecciones vascas fueron realmente bien para la coalici¨®n PNV-EA, y en segundo lugar, porque son un espaldarazo para todos los que compartimos un modelo de Estado definido y lo explicitamos con un claro compromiso hacia el di¨¢logo como herramienta principal para su correcta articulaci¨®n.
Cuando en la ma?ana del lunes le¨ª diversos an¨¢lisis de los resultados, debo rese?ar que, con una holgada profusi¨®n y diversidad de puntos de vista superior a la que nos ten¨ªan habituados, ¨²ltimamente, en los medios de comunicaci¨®n respecto a los temas vascos, le¨ª unas opiniones procedentes del Partido Popular que me han llevado, no como r¨¦plica sino como reflexi¨®n, a escribir estas notas. Se trata de reacciones muy tempranas, por lo cual, al ser m¨¢s espont¨¢neas, deben de ser m¨¢s sinceras a la hora de explicar un resultado negativo respecto a las expectativas que el PP se hab¨ªa fijado.
Dec¨ªan estas valoraciones que, el domingo, el resultado no les hab¨ªa favorecido porque se les hab¨ªa 'ido la mano' en su forma de atacar al PNV. Se aprecia que la actitud del PP es francamente desinhibida y sigue igual de prepotente en reconocer, ya el primer d¨ªa despu¨¦s de su derrota que, en la presi¨®n que han aplicado al nacionalismo vasco durante los ¨²ltimos meses, se les fue la mano. Digamos que su estrategia ha sido el pasarse de vueltas, hasta el punto que lo programado ha llegado a ser contraproducente por exceso. Dicho de otra forma: se us¨® una desproporcionada presi¨®n por parte de quien tiene el m¨¢ximo poder y, por desgracia, para ellos, claro est¨¢, se les fue la mano. Su p¨²blico reconocimiento podr¨ªa aparecer como un acto de contrici¨®n y humildad; ?no caer¨¢ esa breva! Tampoco se reconoce por un razonamiento de mesura equivocada o de sentido de las proporciones. Estoy seguro de que este exceso no se reconocer¨ªa si se hubiera producido un eficaz deterioro del adversario. Claro que de haber sido as¨ª, seguramente habr¨ªa sido considerado un ¨¦xito.
Se reconoce el exceso, porque no ha salido bien y no ha salido bien porque el pueblo vasco en lugar de dejarse doblar el espinazo ha reaccionado, '?se ha dado cuenta, qu¨¦ lastima!', de la pretensi¨®n de los populares.
Me ocupa y me preocupa la gente que tiene suficiente poder como para que 'se le vaya la mano'. Es inquietante que unas siglas de partido con poder, pol¨ªtico, econ¨®mico, medi¨¢tico y con el correspondiente apoyo internacional, llegue a reconocer que 'se le fue la mano'. Debemos plantearnos muy seriamente d¨®nde estamos y a d¨®nde nos puede llevar esta tesitura.
Ya llevo bastante tiempo ocupado en la observaci¨®n de estos s¨ªntomas. La condici¨®n no es nueva. ?Recuerdan a un comentarista en televisi¨®n que tildaba a un obispo de ambiguo, porque dec¨ªa que hay que perdonar a los enemigos? Me viene a la memoria un eurodiputado del PP que me afirmaba, con toda seriedad, que ETA mataba pero nunca ment¨ªa, en cambio el PNV siempre ment¨ªa. ?Recuerdan a ?lvaro Gil Robles defendiendo en teor¨ªa a un pueblo, mientras condenaba los veinte a?os de gobierno del PNV y no dedicaba ni una sola palabra de cr¨ªtica a los socialistas que han gobernado en Euskadi con los nacionalistas? ?Recuerdan que tampoco criticaba al Gobierno espa?ol, que es el que m¨¢s recursos y responsabilidad ha tenido y tiene frente al terrorismo? No hab¨ªa fracaso en la gesti¨®n del Ministro del Interior. ?Recuerdan que al Gobierno franc¨¦s mide sus actuaciones frente a ETA al ritmo de sus propios puntos de vista? Dejo el inventario por la multitud de recuerdos de igual pelaje. Tambi¨¦n tengo claro que opiniones de este tipo las ha habido desde muchos ¨¢mbitos en el Pa¨ªs Vasco, he querido referirme s¨®lo a aquellas que vienen del lado donde esta realmente el poder.
Debo admitir que ahora me siento bastante ingenuo ante la sinceridad del Partido Popular, y delante de todos sus comentaristas que llevan un a?o largo, ejercitando c¨®mo se les va la mano, inmersos y contaminados en una doctrina oficial de pensamiento ¨²nico. Me siento ingenuo porque cre¨ªa que hab¨ªa 'algo m¨¢s' detr¨¢s de esa feroz persecuci¨®n... nada, cero pepero.
Pero, volviendo al principio de mis notas, la noche me brind¨® tres alegr¨ªas: la primera, el mal resultado de EH; la segunda, la victoria de PNV-EA y con ello las positivas perspectivas que se abren para la Declaraci¨®n de Barcelona que lanzamos en julio de 1998. La tercera alegr¨ªa es la constataci¨®n de que la victoria nacionalista ha permitido de inmediato un mayor pluralismo en las opiniones que, por ahora, leo en la prensa. Espero y deseo que cuando aparezcan estas notas, no se hayan instalado de nuevo, desde el poder absolutista del PP y desde la creciente debilidad socialista, una nueva versi¨®n dominante de las cosas, de los hechos, de sus lecturas y de sus valoraciones.
Pere Esteve es eurodiputado y presidente de la Fundaci¨®n Trias Fargas
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