El vigilante obsesivo
Los dos novilleros se presentaron en diciembre. Ven¨ªan de Coria a la Ciudad Deportiva del Madrid, a saludar a su amigo C¨¦sar, el portero. 'En junio tomo la alternativa', le dijo uno. Y es que el t¨¦rmino municipal de Coria (C¨¢ceres), fundado por los romanos hace 2.000 a?os, no registra conquistadores de renombre en sus anales. S¨®lo los toros de Vitorino Mart¨ªnez, de la finca Monteviejo, encarnaban la representaci¨®n de la peque?a localidad hasta que C¨¦sar S¨¢nchez Dom¨ªnguez (1971) fich¨® por el Madrid. El portero, que antes pas¨® por el Valladolid, es un profesional detallista y un vigilante obsesivo -sea del f¨²tbol, las ciencias econ¨®micas, la Segunda Guerra Mundial, el golf o los toros- que no suele perder los motivos para echar una risa y que nunca deja de pensar en su tierra natal.
C¨¦sar ha recuperado la titularidad cuando empezaba a temer por su carrera
'Aqu¨ª estoy, luchando conmigo mismo', dijo, para desdramatizar, despu¨¦s de jugar contra el Espanyol en el Bernab¨¦u el pasado domingo. Llevaba toda la temporada en el banquillo y no se esperaba su titularidad. Cuando en la ma?ana previa Vicente del Bosque le dijo que jugar¨ªa en vez de Casillas su sorpresa fue total. Luego, se quit¨® las telara?as de los brazos y empez¨® a parar los embates espanyolistas con una plasticidad y una presencia elegante que en el ¨¢rea contrastan notablemente respecto a su imagen fuera del campo. En la calle, C¨¦sar pasa por un transe¨²nte del mont¨®n. Prefiere comer en casa, y, si no, 'con los curritos', en el bar.
C¨¦sar se ha entrenado toda la semana con la perspectiva de volver a ser titular, ma?ana, ante el Rayo. En los entrenamientos, Del Bosque le ha colocado bajo la porter¨ªa de los equipos presuntamente suplentes para recibir los ataques de los supuestos titulares. La manera en que el t¨¦cnico le anunci¨® que jugar¨ªa, el domingo pasado, le result¨® la menos traum¨¢tica: 'Si vas a jugar es mejor que te lo digan sin darte tiempo a pensar mucho, a comerte la cabeza. Luego, sales y juegas, que es algo normal; es tu trabajo, lo que haces todos los d¨ªas en los entrenamientos. Si me lo hubieran dicho una semana antes, igual le habr¨ªa dado muchas vueltas a todo y hubiera sido peor'.
?En d¨®nde estaba C¨¦sar al d¨ªa siguiente de jugar contra el Espanyol? 'En el pueblo: para poner los pies en la tierra, para entrar en contacto con la realidad, porque nosotros [los futbolistas] vivimos en una no-realidad, o... la realidad de la gente corriente, ni mejor ni peor que la realidad del jugador del f¨²tbol. Aqu¨ª estoy con los amigos de toda la vida, con mi gente. Me gusta volver a mi colegio. O ir al campo, porque aqu¨ª todo es campo en todas las direcciones. Bella tierra Extremadura'.
C¨¦sar llevaba muchos meses sin jugar cuando se hizo p¨²blica su visita al despacho del director general deportivo del Madrid, Jorge Valdano. Puesto que, con la aparici¨®n de Casillas, la situaci¨®n en la porter¨ªa del Madrid hab¨ªa cambiado, C¨¦sar quer¨ªa saber si el club segu¨ªa contando con ¨¦l. Porque desde que Lorenzo Sanz decidi¨® ficharle del Valladolid en el verano de 1999 la plantilla blanca hab¨ªa presenciado el surgimiento de un juvenil, Iker Casillas, llamado a abanderar la cantera. Casillas gan¨® una Copa de Europa con s¨®lo 18 a?os y solvent¨® la crisis en la porter¨ªa del Madrid tras la lesi¨®n de Illgner y el fracaso de Bizarri. De pronto, la opci¨®n de C¨¦sar no pareci¨® tan prioritaria y este verano, durante la pretemporada, Casillas conserv¨® su puesto de primer portero.
Los temores de C¨¦sar se centraban en el anquilosamiento que produce la falta de competici¨®n. Se imaginaba fuera de los partidos durante a?os y tem¨ªa por su carrera: 'Dos a?os sin jugar es mucho. Si luego vuelves y lo haces mal, no puedes decir aqu¨ª, en el Madrid, que llevas dos a?os sin jugar y que te falta competir'. Pero Valdano le dio confianza y le comunic¨® que el club contaba con ¨¦l. Eso no le devolvi¨® la titularidad, pero al menos le reforz¨® el entusiasmo.
C¨¦sar no hab¨ªa cambiado ayer el perfil risue?o. Unos palos de golf, en el asiento trasero de su todoterreno, exhiben una pasi¨®n que ¨¦l no quiere ventilar. 'Yo de golf no hablo, soy futbolista', sentencia, mientras su equipo de audio reproduce a los sonidos de los Smiths, el m¨ªtico grupo de Manchester. Despu¨¦s, en sus horas de ocio, no puede evitar las reflexiones permanentes. Que si el f¨²tbol es un ajedrez gigante, que si Tiger Woods tiene un swing como la pegada de Roberto Carlos... Su curiosidad no encuentra l¨ªmites.
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