Supermercados y bodegas venden alcohol a menores en contra de lo que establece la ley
El 71,7% de los escolares afirma haber consumido bebidas alcoh¨®licas alguna vez
El consumo de alcohol en la poblaci¨®n adolescente y juvenil ha pasado de la categor¨ªa de fen¨®meno a la de grave problema. Determinados puntos de la ciudad de Valencia ofrecen un retrato que supera la impresi¨®n de las cifras. Algunos de las patios de la zona de Blasco Ib¨¢nez -que se abren entre bloques y que nacieron con vocaci¨®n de jard¨ªn- son aut¨¦nticos refugios para grupos de entre 13 y 17 a?os que pasan tardes enteras con el prop¨®sito de emborracharse o, en el mejor de los casos, tener 'un puntito'. Se concentran sobre todo los viernes y los s¨¢bados por la tarde y los domingos. Sin embargo, los propios vecinos de la zona apuntan a que ya son muchos los que han incorporado la bebida a su vida cotidiana y se re¨²nen para hacerlo despu¨¦s de clase.
No est¨¢n lejos de sus casas, como mucho a dos manzanas. No les cuesta conseguir bebida. De hecho hay dependientas de supermercados de la zona que les conocen. El hecho de que puedan acceder sin trabas al alcohol cuando la ley es tajante al prohibir la venta del mismo a menores tiene una raz¨®n sencilla: ?qui¨¦n sabe cu¨¢l ser¨¢ el destinatario de 12 latas de cerveza en una cesta de la compra de una joven de 15 a?os que parece estar cumpliendo con una responsabilidad dom¨¦stica? De eso precisamente se valen muchos j¨®venes. 'Aqu¨ª la que compra es Ana porque se lo curra muy bien y de ella no sospechan, como parece algo mayor', dice Agust¨ªn L. M., de 16 a?os. Agust¨ªn es uno de los muchos adolescentes que consumen habitualmente alcohol. Reconoce haberse iniciado en ello a los 12 a?os. 'A m¨ª me sienta bien, me lo paso mucho mejor, me r¨ªo, hablo m¨¢s y s¨®lo lo hago los fines de semana'. Agust¨ªn tiene una vespino de las m¨¢s sencillas. Con ella bacila haciendo equilibrios por los parques interiores del barrio de Blasco Ib¨¢?ez. Seg¨²n su propio testimonio puede beberse una tarde viernes cuatro o cinco cervezas en menos de tres horas.
El consumo de alcohol entre los m¨¢s j¨®venes se ha convertido en un serio problema en algunos centros educativos de Valencia. Tres directores de otros tantos centros de la zona del Mar¨ªtim y de Campanar aseguran que la bebida est¨¢ mucho m¨¢s presente entre los alumnos de lo que revelan las estad¨ªsticas. 'No sabes qu¨¦ hacer. En los alrededores del centro se concentran grupitos que adem¨¢s asocian la bebida al consumo de hach¨ªs. Las familias no asumen muchas veces que eso es un problema de grav¨ªsimas consecuencias. La convivencia se deteriora en las aulas y la intervenci¨®n de la Administraci¨®n es nula', afirma el responsable de un centro de la zona de La Malva-rosa.Encontrar la raiz del problema es un primer paso para la soluci¨®n. As¨ª lo considera el especialista en conductas adictivas Jos¨¦ Olcina, responsable de la unidad de atenci¨®n para este tipo de problemas en el Hospital Casa de la Salud de Valencia y colaborador en otros tres centros de la Comunidad. Por su experiencia, m¨¢s de 20 a?os de trabajo, califica el nivel de consumo de alcohol en menores y adolescentes de 'grave, es una pr¨¢ctica m¨¢s extendida de lo que parece'. En un trabajo de campo para averiguar porqu¨¦ beben los menores y adolescentes, ¨¦stos se?alan varias razones: les da confianza en s¨ª mismos; les gusta el sabor; les hace sentirse bien; para celebrar algo; para olvidar preocupaciones; porque les empujan a hacerlo compa?eros y amigos; porque la gente con la que salen bebe; para calmarse; cuando est¨¢n enfadados; porque hay veces que quedar¨ªan peor si no lo hicieran; porque les reanima; porque les ayuda a sentirse a gusto con la gente; porque no hay otra cosa que hacer; o porque les ayuda a relajarse.
Olcina constata la constante violaci¨®n de venta de alcohol a menores. Pero asegura tambi¨¦n que la aplicaci¨®n estricta de la normativa no es la ¨²nica medida a tomar. 'Es fundamental incidir en la educaci¨®n, ya hay experiencias en las que se trabaja con ni?os de cinco, seis y siete a?os en las escuelas con mensajes a trav¨¦s de juegos y cuentos que desmitifican el consumo de alcohol'. Olcina considera que hay factores coincidentes que favorecen el consumo de alcohol desde edades muy tempranas: 'La ausencia de sensaci¨®n de riesgo, la convivencia con el alcohol de una u otra medida en el seno familiar, la presi¨®n del grupo, la permisividad social que envuelve al alcohol y los mensajes que lanzan los medios de comunicaci¨®n -donde el alcohol o el tabaco pueden aparecer asociados al deporte a la ayuda humanitaria-, especialmente en series de consumo masivo donde el alcohol y episodios de borrachera est¨¢n presentes y no bien tratados'.
En un colegio p¨²blico del barrio de Natzaret, en el que se imparten clases de Primaria y Secundaria, se viven escenas en las que en ocasiones ha tenido que mediar la polic¨ªa. 'El alumnado se divide entre los que atemorizan y los atemorizados. El fracaso escolar alcanza niveles graves y el absentismo tambi¨¦n. ?Qu¨¦ factores inciden en ello? Pues que chicos y chicas de entre 12 y 16 a?os viven en zonas marginadas, portan navajas, fuman tabaco habitualmente y beben de forma regular. Eso supone que sus relaciones est¨¢n alteradas y su percepci¨®n del entorno distorsionado. En m¨¢s de una ocasi¨®n hemos avisado a alg¨²n padre porque su hijo aparec¨ªa a las cinco de la tarde en condiciones lamentables. Pero la respuesta no pasado de considerar el hecho como una travesura', apunta un profesor del centro.
Algunos especialistas consideran que la entrada en institutos de menores de 12 y 13 a?os ha favorecido que descienda la edad del primer contacto con el alcohol, el tabaco y drogas como el hach¨ªs y las pastillas.
Pero la calle es el gran espacio de consumo de alcohol. Los menores y adolescentes, seg¨²n numerosos estudios de la Direcci¨®n General de Drogodependencia y de organizaciones dedicadas a tratar las conductas adictivas, sostienen que los menores y adolescentes beben el grupo, compran ellos mismos el alcohol y su consumo se concentra en viernes, s¨¢bado y domingo.
Abastecer a estos 'clientes' se ha convertido tambi¨¦n en un negocio. Al menos tres bodegas de la ciudad de Valencia sirven alcohol a domicilio previa petici¨®n telef¨®nica. En ese servicio no se tiene ning¨²n tipo de consideraci¨®n sobre la edad del peticionario, ni tan siquiera se comprueba. La bebida viaja en moto, se entrega, se cobra y se acaba la operaci¨®n. Pero adem¨¢s, existen proveedores ambulantes que recorren determinadas zonas frecuentadas por menores y adolescentes, como puntos de Blasco Ib¨¢?ez, de X¨²quer, de la explanada contigua al estadio del Mestalla, la parte trasera de una gasolinera pr¨®xima al pol¨ªgono de Vara de Quart -establecimiento que tambi¨¦n abastece de alcohol incumpliendo la normativa-, puntos de El Saler pr¨®ximos a la playa y zonas a¨²n libres de contrucciones en la Ciudad de las Ciencias. Con un coche o una furgoneta -que los consumidores identifican perfectamente- varios proveedores se encargan de acercar bebidas et¨ªlicas.
Una botella de pl¨¢stico de dos litros rellena de refresco y g¨¹isqui de garrafa, sin etiqueta ni precinto alguno, puede costar entre 500 y 1.200 pesetas. Un grupo de 12 adolescentes de entre 14 y 16 a?os puede disponer en total de m¨¢s de 20.000 pesetas para gastar en tarde noche de viernes o de s¨¢bado. 'Nosotros preferimos montarnos aqu¨ª nuestro rollo que ir a esas discotecas de j¨®venes que son para pijos. Nosotros vamos de otro palo y con tres talegos cada uno tenemos hasta chocolate'. Rafael R.D. tiene 15 a?os, es estudiante de FP1, tiene una motocicleta de peque?a cilindrada -a la que se refiere como 'mi yegua'- y es el l¨ªder de un grupo de nueve adolescentes de entre 13 a?os -los que tiene Ana C. G., estudiante de secundaria- y 18 a?os -los que tiene el senior de la colla, Alberto A. G. Sus costumbre de ocio se reducen en encontrarse los viernes y s¨¢bado en la explanada pr¨®xima al estadio del Mestalla -hasta donde se desplazan desde el Cabanyal y La Malva-rosa en moto- y beber y fumar porros hasta la media noche. Los que tienen permiso para estar fuera de casa hasta m¨¢s tarde apuran la ¨²ltima copa -en forma de vaso de pl¨¢stico o a morro- en una plaza de zona de Blasco Ib¨¢nez m¨¢s cercana a la playa.
Ellos son compradores de los que realizan la ruta vendiendo a granel por la ciudad 'El cubata es un poco cabez¨®n, pero por mil pelas no te van a dar un cosecha. Y la verdad es que si potas (vomitas) se te pasa todo'.
Seg¨²n su relato, lo que les interesa es pas¨¢rselo bien con el grupo. No practican deporte, estudiar es un suplicio que aguantan mientras exista la presi¨®n familiar, no van al cine ni tienen curiosidad por viajar. Les gusta el f¨²tbol, son p¨²blico de Cr¨®nicas Marcianas y no les gusta la actual edici¨®n de Gran Hermano porque no tiene morbo. Lo peor, seg¨²n ellos, es aguantar en casa las horas muertas del fin de semana. El buen tiempo es un aliado porque les dejan estar en la calle hasta m¨¢s tarde. Esconden las varias multas que ya les ha puesto la polic¨ªa por conducir sin casco o ir dos en un ciclomotor que no lo permite y, si en casa les pillan, siempre tienen excusa.
'Yo no me siento bien cuando estoy con otra gente. No aguanto el rollo que hay en esta sociedad. No me interesa nada de lo que hablan por ah¨ª porque todo me parece una mentira. Y no s¨¦ porque yo no puede pasar as¨ª mi tiempo, no hago da?o a nadie y estoy con la gente que me mola', explica Ana, convencida de que su opci¨®n es la mejor y quienes lo duden, unos carcas vendidos.
?Por qu¨¦ beben menores y adolescentes?
Una botella de pl¨¢stico de dos litros rellena de refresco y g¨¹isqui de garrafa, sin etiqueta ni precinto alguno, puede costar entre 500 y 1.200 pesetas. Un grupo de 12 adolescentes de entre 14 y 16 a?os puede disponer en total de m¨¢s de 20.000 pesetas para gastar en tarde noche de viernes o de s¨¢bado. 'Nosotros preferimos montarnos aqu¨ª nuestro rollo que ir a esas discotecas de j¨®venes que son para pijos. Nosotros vamos de otro palo y con tres talegos cada uno tenemos hasta chocolate'. Rafael R.D. tiene 15 a?os, es estudiante de FP1, tiene una motocicleta de peque?a cilindrada -a la que se refiere como 'mi yegua'- y es el l¨ªder de un grupo de nueve adolescentes de entre 13 a?os -los que tiene Ana C. G., estudiante de secundaria- y 18 a?os -los que tiene el senior de la colla, Alberto A. G. Sus costumbre de ocio se reducen en encontrarse los viernes y s¨¢bado en la explanada pr¨®xima al estadio del Mestalla -hasta donde se desplazan desde el Cabanyal y La Malva-rosa en moto- y beber y fumar porros hasta la media noche. Los que tienen permiso para estar fuera de casa hasta m¨¢s tarde apuran la ¨²ltima copa -en forma de vaso de pl¨¢stico o a morro- en una plaza de zona de Blasco Ib¨¢nez m¨¢s cercana a la playa.
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