No dan la talla

Si ello fuera reglamentariamente posible, los socialistas valencianos habr¨ªan de pedir un tiempo muerto en las Cortes hasta que recuperasen los reflejos y la capacidad de respuesta. A tenor de lo visto y o¨ªdo en la sesi¨®n de control celebrada esta semana habr¨ªamos de convenir que est¨¢n muy verdes y que a¨²n tienen la suerte de contar con las invectivas de su diputado Andr¨¦s Perell¨® para no dar la imagen de un colectivo caqu¨¦ctico sin capacidad de respuesta y, mucho menos, de iniciativa. Pero es obvio que las ingeniosidades del diputado est¨¢n lejos de urdir un discurso coherente y ¨²nicamente dan guita para inspirar titulares de la prensa af¨ªn, ¨¦sa con la que parecen convenidos en una UTE (Uni¨®n Temporal de Empresas), en virtud de la cual el diario pone los pretextos y los catec¨²menos del PSPV los vocean.

La severidad de la observaci¨®n se corresponde con la inepcia o despiste con que los socialistas han afrontado el citado debate, con dos asuntos estelares, como el Ivex (Instituto Valenciano de Exportaci¨®n) y el modelo de RTVV. En ambos han hecho el rid¨ªculo porque no sab¨ªan qu¨¦ dec¨ªan ni qu¨¦ decir. Su claque medi¨¢tica puede atenuar el desastre, pero los observadores imparciales -en la medida que ello es posible- s¨®lo podemos colegir que los socialistas est¨¢n representados por una cohorte de ineptos. A su favor debemos aducir que merecen la benevolencia por aguantar el tipo en tiempos de vacas flacas y sin perspectivas de mejora. Estar a 17 puntos electorales del partido gobernante debe laminar todo entusiasmo.

Pero si se est¨¢ a pie de obra y se suscita la presunta irregularidad de los pagos del IVEX al cantante Julio Iglesias no es de recibo hacer un apuntamiento acusatorio cuando se tiene el culo al aire por haber transitado por las mismas tramas financieras ap¨¢tridas. Con la agravante de que se ignora la propia trampa o se ha olvidado. Si se ha cometido un il¨ªcito, lo es de Eduardo Zaplana tanto como de Joan Lerma, a quien, ciertamente, le han adjudicado un muerto sus compa?eros. Invertir para ganar unos dividendos, con la bendici¨®n del Banco de Espa?a, o pagar donde se?ala el cliente no es ning¨²n esc¨¢ndalo. ?se es un pozo seco en el que el indigente PSPV no ha ganado un solo voto y dudo que la bendici¨®n de alg¨²n empresario.

Eso s¨ª, hueros de argumentos, han aprovechado la oportunidad para enlodar, sin venir a cuento, al consejero Rafael Blasco. No es raro cuando la zah¨²rda se agita sin el menor criterio. Bien les consta a los socialistas y a sus amigos plum¨ªferos que, dotados de la menor prueba, ya le hubiesen crucificado. Pero ayunos de cargos, incluso de indicios, han de remitirse al viejo deporte de la calumnia. No merece m¨¢s glosa tanta porquer¨ªa. Un d¨ªa escribiremos de las Islas Caim¨¢n y de los caimanes.

De contar el PSPV con un l¨ªder o con un portavoz parlamentario resulta obvio que en el hemiciclo de las Cortes hubiese corrido sangre pol¨ªtica a prop¨®sito de RTVV, con la ventaja de que, confrontadas las opiniones y recetas, quiz¨¢ se hubiese alcanzado alguna salida consensuada a ese tinglado audiovisual que tanto nos enoja. Pero los socialistas han declinado entrar al trapo, quiz¨¢ por el temor a salir trasquilados como en el episodio de los pagos e inversiones en rep¨²blicas de conveniencia. Se remiten a una Comisi¨®n parlamentaria de Estudio y Nuevas Formas de Gesti¨®n que, seg¨²n alegan, lleva a?o y medio trabajando en el remedio a esta calamitosa TVV. A?o y medio de incompetencia o filibusterismo, hemos de pensar. Despu¨¦s de tan dilatada dedicaci¨®n alguna idea deber¨ªan aportar al aludido debate. Ni pruna. Es indiscutible que les pagamos por calentar la poltrona.

En fin, que no s¨®lo estamos rodeados sino perdidos, dicho sea desde un progresismo gen¨¦rico. El PP torea al PSPV y el PSPV apenas si inquieta. Por fortuna, est¨¢ sosegado, ya no andan a navajazos, pero ha perdido el oremus.