Elogio de la dureza y la pureza
Desde los fuegos fatuos de su sesi¨®n inaugural, en esta edici¨®n del festival, como -salvo algunas concesiones, unas miopes y otras pactadas, a los c¨®digos oscuros de la pol¨ªtica y del mercado- en todas las ediciones de los ¨²ltimos a?os, se ha cumplido con vara de medir bastante severa la orden, dada hace m¨¢s de una d¨¦cada por el mandam¨¢s Gilles Jacob, de buscar las huellas del (¨¦sas fueron sus palabras) cine puro y duro que se hace hoy en el mundo.
Aunque lo parece, no es la de Gilles Jacob una consigna franciscana. Es, por el contrario, una llamada belicosa a la defensa del cine europeo y de sus crecientes intereses en la producci¨®n de cine asi¨¢tico -que es de donde procede la mayor y mejor parte de ese cine puro y duro- contra la colonizaci¨®n por Hollywood de todas las pantallas de Europa.
Lo que los dirigentes de este enorme e inteligente festival buscan con insistencia es dar resonancia mundial a la peque?a producci¨®n de cine europeo y asi¨¢tico, territorio en el que tienen ganada la batalla a Hollywood, que encuentra actualmente en Francia un obst¨¢culo infranqueable para su af¨¢n de expansi¨®n en la proliferaci¨®n de peque?as pel¨ªculas 'puras y duras' que llenan las pantallas francesas e impiden que ocurra en este pa¨ªs el desastre del casi total apoderamiento por las multinacionales estadounidenses de las pantallas espa?olas, brit¨¢nicas, rusas, alemanas, etc., que se tragan entera la producci¨®n anual californiana, incluidas, junto a sus 20 o 30 pel¨ªculas necesarias, sus 200 o 300 innecesarias.
F¨¦rtil paradoja
Los altavoces de Cannes consiguen llevar a las cuatro esquinas del planeta la voz de los que hacen cine de espaldas a la rentabilidad inmediata, cine independiente, cine de autor, cine artesanal, cine incluso pobre. Y surge as¨ª la f¨¦rtil paradoja de que el m¨¢s opulento de los encuentros de cineastas busque su punto de distinci¨®n en el hecho de convocar a que pisen sus lujosas moquetas a quienes hacen cine descalzos. Y casi en eso ha consistido esta edici¨®n, ante la que los directores de otros dos grandes festivales europeos, el de Venecia y el de Berl¨ªn, han reaccionado con anuncios de cambios en sus pautas de programaci¨®n, arrastrados por la creciente resonancia del elogio de Cannes al cine puro y duro.
Si en las 30 pel¨ªculas de la secci¨®n oficial hay una decena de obras de gran inter¨¦s, de las que crean escuela y memoria, lo m¨¢s relevante del festival ha sido, sin embargo, otra cosa menos concreta, pero m¨¢s profunda. Me refiero a la filosof¨ªa de la programaci¨®n, que proclama la esperanza en la capacidad del arte del cine para salir del atolladero de su dependencia del negocio del cine y para inyectarse sangre renovadora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.