'Si tuvi¨¦ramos F-16 tambi¨¦n los usar¨ªamos contra Israel'

Abdelaziz al Rantisi -54 a?os, m¨¦dico y padre de seis hijos- es el m¨¢ximo dirigente del aparato pol¨ªtico del movimiento fundamentalista Ham¨¢s en los territorios aut¨®nomos palestinos. Se sienta, en un sentido metaf¨®rico, a la derecha del jeque Ahmed Yassin, gu¨ªa espiritual de la organizaci¨®n, con el que comparte el liderazgo del partido y ese sentimiento radical de la tragedia palestina cuyo ¨²nico lema parece ser el 'todo o nada'.

Estudiante de medicina en la universidad egipcia de Alejandr¨ªa en los setenta, es uno de los padres del integrismo palestino. No en vano implant¨® esa ideolog¨ªa en Gaza en 1973 al crear el Centro Isl¨¢mico, vinculado a los Hermanos Musulmanes, germen de lo que en 1988 pasar¨ªa a llamarse Ham¨¢s, principal partido de oposici¨®n en los territorios aut¨®nomos.

Este hombre, que se ha negado a respaldar las negociaciones de paz, se comporta como un enemigo leal de Yasir Arafat. No est¨¢ dispuesto a criticarlo en p¨²blico, y mucho menos ante un extranjero y occidental. La consigna parece clara: ni una sola queja, a pesar de haber recorrido un largo v¨ªa crucis por las mazmorras de Gaza, de las que acaba de salir hace pocas semanas. El enemigo es otro: Israel.

Rantisi no se esconde, aunque tampoco se muestra en p¨²blico. Permanece inmerso en el populoso barrio del jeque Radu¨¢n, en Gaza, mientras los aviones y helic¨®pteros de reconocimiento israel¨ªes sobrevuelan la franja tratando de localizar sus objetivos.

Pregunta. ?No le da la sensaci¨®n de ser como un term¨®metro? Cuando Arafat tiene buenas relaciones con los israel¨ªes usted est¨¢ en la c¨¢rcel, y cuando est¨¢ en libertad es que las cosas van fatal.

Respuesta. Se podr¨ªa aceptar. Pero no s¨®lo es eso, hay tambi¨¦n otros muchos elementos que sirven para medir el estado de las relaciones entre Arafat e Israel.

P. ?Cu¨¢nto tiempo ha pasado en las c¨¢rceles israel¨ªes?

R. En total, ocho a?os.

P. ?Y en las palestinas?

R. M¨¢s de 27 meses, en cuatro etapas. Acabo de salir hace pocas semanas.

P. Entiendo que el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, est¨¦ interesado en encarcelarlo, pero no llego a comprender por qu¨¦ Arafat le lleva una y otra vez a prisi¨®n.

R. Estoy de acuerdo. No puedo comprenderlo. Tampoco lo comprende la calle. No lo aceptamos, pero no vamos a desencadenar por eso una guerra contra la Autoridad Palestina ni contra Arafat.

P. Pero usted contin¨²a critic¨¢ndolo en cuanto puede. ?No es as¨ª?

R. ?sa es la conducta y la opini¨®n de Ham¨¢s. No es nueva. Siempre hemos actuado correctamente. Hemos sido cr¨ªticos con Arafat. Lo que no llego a comprender es por qu¨¦ siempre es Rantisi el detenido, cuando en realidad lo que yo digo es lo que piensa mi movimiento.

P. Viendo actuar as¨ª a Arafat, ?no ha llegado a la conclusi¨®n de que es un dictador?

R. No, de ninguna manera. Tengo que confesar que, a pesar de todo, Arafat no es un dictador. Pero su encadenamiento a los acuerdos de Oslo da como resultado que algunas veces tenga que actuar como un dictador, muy a su pesar.

P. Hablemos claro. ?Qu¨¦ es lo que reprocha a Arafat?

R. Ni Ham¨¢s ni yo personalmente albergamos sentimiento de odio alguno contra los palestinos. ?ste es un principio indiscutible. No vamos a desvelar aqu¨ª y ahora las razones de nuestras desavenencias con Arafat. No estamos dispuestos a dar ninguna oportunidad a Israel de ver c¨®mo nos peleamos entre nosotros. Ni ahora ni en el futuro.

P. ?Y qu¨¦ es lo que le reprocha a Sharon?

R. Hay que hacer una diferencia entre el jud¨ªo y el ocupante. Respeto todas las religiones, pero tengo un sentimiento de odio hacia el que ocupa mi tierra; tengo necesidad y derecho a expulsarlo de ella.

P. ?Y a utilizar cualquier m¨¦todo?

R. Ustedes han visto c¨®mo los israel¨ªes asesinan a nuestra poblaci¨®n, c¨®mo bombardean nuestras ciudades con tanques, con misiles, ahora con aviones F-16. Si tuvi¨¦semos cazabombarderos F-16 nosotros tambi¨¦n los utilizar¨ªamos contra Israel. Pero no los tenemos. Nuestras alternativas son claras: o izar la bandera blanca y rendirnos, o utilizar todos los m¨¦todos de lucha a nuestro alcance. Esto es lo que estamos haciendo.

P. ?Incluidos los comandos suicidas o kamizakes como el que el pasado viernes mat¨® a cinco israel¨ªes en un centro comercial en Netania?

R. Nuestros m¨¦todos no van dirigidos contra la poblaci¨®n civil, sino contra los responsables de todas las matanzas y barbaries; la de 1948, los asesinatos de 1957 y 1967, o ahora, m¨¢s recientemente, contra los autores de las carnicer¨ªas de Hebr¨®n, Al Quods o Jan Junes. Porque aqu¨ª, hasta ahora, a los ¨²nicos que han matado han sido a civiles e inocentes. Pero adem¨¢s, todo el que ocupa nuestra tierra se convierte en nuestro blanco, porque esta ocupaci¨®n la llevaron a t¨¦rmino vertiendo nuestra sangre. Estamos luchando contra el terrorismo, no al rev¨¦s, como ellos dan a entender.

P. Los israel¨ªes dicen que ustedes acaban de reclutar a 250 nuevos kamizakes.

R. Los israel¨ªes mienten. Mienten al dar las cifras. Salga a la calle y pregunte cu¨¢nta gente esta dispuesta a aceptar la ocupaci¨®n. Pregunte cu¨¢ntos estan dispuestos a morir por su tierra y contra Israel: todos. Todo el mundo. Es mejor morir en la batalla que debajo de las bombas.

P. ?Y hasta cu¨¢ndo?

R. ?Hasta cu¨¢ndo van a continuar ellos ocupando?